Sancti Spiritu: gracias al trabajo de dos amigas recuperaron la historia de la parroquia
María Cristina O’Callaghan y Stella Maris Cutro, son dos ex docentes reconocidas de Sancti Spiritu. A la primera se la conoce por ser una fiel colaboradora de la comunidad católica, mientras que a la segunda, se la asocia con el interés en la historia de las instituciones locales. Para este trabajo puntal, fue desde la comisión parroquial que les propusieron escribir al respecto del edificio, considerado uno de los más lindos del sur provincial.
Cutro, dijo en diálogo con Sur 24 que en vísperas de los 80 años y en paralelo al fallecimiento del padre Benigno Pedro Pablo Tudor, dieron con material que certifica la construcción de la iglesia. “La llaman a María Cristina, para ver si nos interesaba armar algo. Porque ella es la que recolecta el material y yo lo escribo”, contó.
[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column width=”1/6″][/vc_column][vc_column width=”2/3″][vc_gallery type=”flexslider_slide” interval=”3″ images=”61987,61986,61985,61984,61983,61982,61981,61980,61979,61978,61977,61976,61975,61974,61973,61972,61971″ img_size=”full”][/vc_column][vc_column width=”1/6″][/vc_column][/vc_row]
Fue entonces que a través de una serie de carpetas, armaron en detalle cómo se empezó a levantar el lugar que hoy se encuentra frente a la Plaza San Martin y que se creó en el año 38. “Ahí están las facturas de cuando se compró el altar, las figuras para un pesebre grande y el mármol de Carrara para armarlo. Así empezamos, moviendo papeles que permitieron darle forma a esa historia”, aseguró.
Luego, “agregamos un poco de lo que es la arquitectura para decir de qué tipo es la iglesia y destacar la visión de la gente porque ese grupo de trabajo que formó la comisión pro templo estuvo en casi todas las instituciones del pueblo”, remarcó. “Todo se dio en un tiempo especial cuando los estancieros venían a la localidad y se sentían comprometidos”, añadió.
Aseguró que se quedaron sorprendidas por el trabajo del primer sacerdote que llegó a Sancti Spiritu, el padre José María Paar, de Alemania, que entró al país en el 38, antes de la guerra y pertenecía a la congregación de la sagrada familia. “Fue designado a este templo que no era parroquia. Desde allí organizó todas las comisiones -un total de 6- de ayuda para la iglesia, algo que figura en el libro de actas”, sostuvo.
Aclaró que la historia que escribieron, “no tiene nada que ver con la fe católica”, sino que es un registro apoyado en documentos encontrados. “La iglesia está tal cuál en sus comienzos, menos los santos que fueron sacados y reemplazados por imágenes pintadas en la pared. Es lo único que cambió en estos años”, amplió.