El femicida de Julieta del Pino, al borde del juicio oral
A nueve meses del femicidio de Julieta del Pino, ocurrido en Berabevú en julio del año 2020, desde el Poder Judicial aguardan el resultado de pruebas biológicas para potenciar la acusación, y posteriormente poder llevar adelante la acusación y luego elevar la causa a juicio.
La joven de tan solo 19 años salió de trabajar el viernes 24 cerca de la medianoche. Le había pedido a su madre, vía mensaje de WhatsApp, que caliente la comida. Pero nunca llegó a su casa.
Las cámaras de seguridad de la localidad dejaron en claro que fue interceptada por un Volkswagen Gol Trend cuando tan solo restaban tres cuadras para llegar a su casa.
Fabiana Morón, la mamá de Julieta comenzó a preocuparse. Primero se cumunicó con uno de sus hijos. Más tarde, a las 5 AM concurrió a la policía.
Dieron inicio a un rastrillaje, que finalizó el domingo 26 en la casa del sindicado como autor material del hecho: Cristian Romero. En el patio, debajo de una losa, encontraron el cuerpo de Julieta. La autopsia determinó que murió producto de golpes y estrangulamiento.
Quien lleva adelante la investigación es la Fiscal Susana Pepino, quien ha solicitado una serie de pericias de laboratorio para engrosar las pruebas que pesan sobre el acusado.
“En estos nueve meses hemos colectado mucha cantidad de pruebas. Entre ellas, una de odorología (para análisis de olores y su fuente) en el vehículo de la persona detenida. Es algo científico, donde también participan perros. Y se coteja lo obtenido con la vestimenta u objetos de la víctima. Esta dio resultados positivos, indicando que Julieta estuvo en el automóvil del detenido”, relató Susana Pepino.
Además “hicimos pruebas biológicas colectadas en los allanamientos. Se enviaron a Genética, junto a las uñas, los hisopados vaginales, todo lo que surgió de la prueba de luminol realizadas en el auto y el domicilio (de Romero). Queremos que en todo este material enviado se pueda cotejar el ADN con la sangre de la persona que tenemos detenida”, agregó.
A Cristian Romero la muestra de sangre se la extrajeron en el mes de febrero. Y desde el Poder Judicial admiten que la demora en los resultados de laboratorio se debe principalmente al escenario de pandemia.
“Nos resta la reconstrucción integral, que es un mecanismo donde se analiza toda la información que tenemos en la causa. Y se hace una hipótesis de cómo ocurrieron los hechos. En cuanto al rastrillaje que hemos realizado en aquel momento, no pudimos encontrar la bicicleta, ni el celular de Julieta. En el domicilio donde hallamos el cuerpo encontramos elementos quemados que no podemos determinar qué son. Los enviamos a laboratorio, y hay restos de combustibles”, indicó la Fiscal.
También resta realizar “una pericia psicológica, donde necesitamos expresión de voluntad del imputado de someterse a la misma, ya que lo consideramos un sujeto de prueba. Puede aceptar o rechazar”, agregó.
Una vez que fiscalía cuente con los resultados de Genética, estarían en condiciones de llevar adelante la acusación y luego la audiencia preliminar. Y más tarde se fija fecha para dar inicio al Juicio Oral.
“Necesitamos esas pruebas, pero estamos muy conformes con nuestra investigación, por todo el material colectado. Hasta el momento, con lo que tenemos, estamos en condiciones de acusar”, afirmó Susana Pepino.
En cuanto a la posible participación de una tercera persona, “no tenemos elementos que indiquen eso. Pero no se descarta tampoco, porque seguimos con entrevistas y puede surgir otra persona que colaboró en esto”, finalizó.
Apoyo comunal
Por su parte, el presidente comunal de Berabevú Tomás Sorribas, aseguró que el femicidio de Julieta, “marcó un antes y un después en la historia del pueblo”.
En contacto con Sur 24 detalló las políticas en materia de Violencia de Género que llevan adelante, y expuso sobre el acompañamiento permanente a la familia de la joven víctima.
El femicidio de Julieta “cambió la vida de la comunidad y la mía. Si bien uno trata de ir hacia adelante, estos hechos te marcan el norte. Tuvimos que repensar muchas cuestiones y seguir trabajando en violencia de género, como lo veníamos haciendo con anterioridad a lo ocurrido, ya que afecta no solo a las ciudades grandes, sino también a las pequeñas poblaciones”, expresó Sorribas.
En el mes de marzo “hicimos el festival en el marco del Día de la Mujer. Hablamos de violencia de género en las escuelas. Habilitamos una línea de teléfono, el 144, que las 24 horas en Desarrollo Social estamos para responder ante cualquier situación que ocurra. El equipo lo integran una Trabajadora Social, una enfermera, una abogada y una psicóloga, para brindar asistencia a todas las mujeres que están sufriendo este flagelo”, describió el primer mandatario.
La localidad fue designada como uno de los puntos violetas de la provincia. Son espacios de igualdad de derechos, donde las mujeres y personas de la diversidad sexual podrán acceder a programas, iniciativas y políticas públicas de la Secretaría de Estado de Igualdad y Género de la provincia.
Por último, el presidente comunal recordó a Julieta como “una joven con muchas ganas de vivir, de trabajar, muy emprendedora. Con ganas de comenzar; ese era su imaginario. Queda un recuerdo de luz. Y vamos a plasmar su memoria en un mural en uno de los galpones del ferrocarril, que será realizado por Lisandro Urteaga y Marlene Zuriaga”.
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Mujeres Organizadas de Berabevú
El tiempo pasa, la justicia no avanza, y el dolor sigue intacto. Nueve meses del femicidio de Julieta, nueve meses sin respuestas.
Repetimos una y otra vez que no hay que vaciar de sentido el pedido de justicia y consideramos que es momento de remarcarlo. El paso del tiempo no borra el hecho de que nos arrebataron a Julieta como a muchas compañeras más. La militancia y el repensar el contexto sociocultural en el que nacimos, nos criamos y vivimos hace cada vez más clara la necesidad de no olvidar ni mirar para los costados: el pedido de justicia es claro y contundente.
El femicidio de Julieta no es un caso aislado. La naturalización de la violencia y agresiones hacia las mujeres y disidencias, por más pequeña que sea, deja marcas que son difíciles de remover; y aquellas que no se escuchan, dejan femicidios.
La insistencia y la repetición tiene que ver con que hay algo que no se inscribe, hay un “compromiso” que parece deshacerse con el tiempo. ¿Cuántas veces más vamos a hablar de lo mismo? ¿Cuántas explicaciones más hay que dar? ¿Hace falta explicar tanto para que tomemos conciencia individual y colectiva? Si solo queremos vivir tranquilas, es tan simple como eso. Interrogarnos sobre por qué pasa esto es una forma de avanzar en la construcción de un mundo más equitativo e igualitario, donde podamos gozar de los mismos derechos y oportunidades, en el que podamos volver tranquilas del trabajo, de la facultad, de una amiga. No con el corazón en la boca, compartiendo nuestra ubicación en tiempo real, mandando la patente del taxi, que esperen ese mensaje que diga “llegué bien” para estar tranquilos. Muchas no llegan. A muchas se las llevan temprano, porque creen tener el poder de decidir sobre si una mujer vive o no. Esta es una lucha colectiva, en la que todos y todas estamos involucrados. Depende de nosotros y nosotras que sea diferente.
Por Julieta, por todas.