El LIF se prepara para un aumento en la demanda de atención pública de salud
Nancy Balza
El Litoral
El Laboratorio Industrial Farmacéutico (LIF) fue creado en 1947 y su historia tuvo un punto de inflexión en 1999 con la ley provincial 11.657 que lo transformó en Sociedad del Estado. Con presupuesto propio y autonomía en la toma de decisiones, siguió escalando en producción y reconocimiento y desde 2008, con la autorización de Anmat, provee de medicamentos al Programa Nacional Remediar. En pocas líneas se pueden sintetizar apenas un par de hitos pero hace falta un espacio mayor para describir el trabajo que se viene desarrollando en la planta de calle French al 4900 de esta ciudad.
El Litoral estuvo allí hace más de un año. Por entonces, prácticamente toda la atención y la urgencia estaban puestas en la pandemia: la gestión para la compra de elementos de protección personal destinados al personal de Salud, la producción de medicamentos para atenuar los síntomas de Covid, la fabricación de alcohol en gel y la compra de kit de detección rápida de coronavirus, por mencionar algunas.
Ahora ya se puede hablar del día después que, en salud pública, significa un respiro en la atención hospitalaria pero también un incremento en la demanda como efecto de la crisis económica que emergió con la pandemia. En ese punto coinciden Élida Formente, Analía San Román y Edmundo Zilli, directoras y director del Laboratorio que tiene como presidenta y máxima autoridad a la ministra de Salud de la provincia Sonia Martorano.
En el amplio y ventilado salón donde se reúne el directorio, la transición de la pandemia hacia la pos pandemia está presente en pequeños detalles: cada integrante del directorio tiene su propio equipo de mate (la recomendación por no compartir la infusión vernácula sigue vigente) y el alcohol en gel (propio, por supuesto) llegó para quedarse. Pero ya aparecen en la pizarra que oficia como hoja de ruta los proyectos para el día después -o el año próximo que a esta altura es casi lo mismo-, donde hay metas productivas, funcionales y ambientales claramente definidas.
– ¿Qué aprendizajes capitalizaron luego de la pandemia?
Formente: – A nivel interno el desafío de haber superado ese momento entre todos, de haber trabajado en equipo; estuvimos involucrados al cien por ciento en la pandemia. Compramos elementos de protección personal para los equipos de salud y para eso gestionamos una compra muy grande a China que en ese momento era muy difícil. Había que tener mucho coraje en un momento de tanta incertidumbre.
Zilli: – Se puso en evidencia la capacidad de respuesta.
San Román: – Y la agilidad en los procesos. Había ritmos que no podían esperar, había que actuar.
Zilli: – Siempre estuvimos muy comprometidos con la eficiencia en nuestros procesos. Para nosotros el factor humano es muy importante, por lo tanto estamos haciendo hincapié en la capacitación. Todo esto conlleva a la ejecución de proyectos, la búsqueda de financiamiento externo y la compra de maquinarias.
Formente: – Una de las primeras cosas que detectamos fue la necesidad de trabajar sobre la comunicación y el desarrollo de las personas, para ordenar el capital que tiene el LIF y es su gente. Eso, conjugado con los estándares de calidad que maneja la industria farmacéutica, ayuda a trabajar de manera ordenada. Precisamente, lo que nos permitió afrontar grandes desafíos (como la pandemia) en poco tiempo es el orden y la norma, que para nosotros es ABC del trabajo.
Ese concepto permitió identificar necesidades, y modificar la forma de trabajo de un laboratorio más orientado a tercerizar servicios cuando había que revalorizar hacia adentro.
Además de la producción, se apostó a la logística y una de las últimas novedades fue la llegada de los medicamentos al norte de la ciudad (Sayago, Mira y López e Iturraspe) y al Hospital de Niños; y está en estudio llegar a dos hospitales de Rosario. “De esta manera se gana en eficiencia, rapidez y cercanía. Porque al fin y al cabo, nosotros insistimos en que los medicamentos tienen que llegar a quienes lo necesitan. Ese es nuestro foco de atención”, explican.
– La pandemia por coronavirus va dejando un respiro. ¿En qué etapa está ahora el laboratorio y cuál es la nueva demanda que se le abre al LIF?
Zilli: – Si bien la pandemia nos puede dar un cierto aire, estamos avizorando un nuevo escenario con un aumento en la demanda de la población que se ha volcado a la salud pública. El Laboratorio va a tener que proveer de más cantidad de medicamentos, en su mayoría, por enfermedades crónicas: diabetes, hipertensión, cardíacas.
San Román: – Ahora estamos en esa etapa de reorganización interna para hacer frente a ese aumento para 2022. La demanda va a crecer y la productividad del LIF tiene que acompañarla con producción propia.
Formente: – Los datos de la demanda llegan desde el sistema público de salud. No tenemos contacto directo con los pacientes, pero observamos un aumento desmesurado, por ejemplo de un 400 %, de ciertos medicamentos y no entendíamos la razón. En algunos casos podía ser por los efectos del Covid, pero otros, como aquellos para tratar la hipertensión, también habían aumentado.
Estamos en lo máximo de la capacidad productiva y pensando en ampliarla. ¿Cómo se hace? Mejorando la eficiencia de los procesos internos y haciendo inversiones en equipamiento, personal y materia prima: Somos ordenados y a la vez planificamos. Tenemos un presupuesto que está adaptado a esa planificación. Tenemos el dinamismo de ser independientes y a la vez la lógica de lo público.
Financiamiento
Como se dijo, mejorar la producción requiere inversiones. A nivel nacional, el Ministerio de Ciencia, Tecnología y Desarrollo Productivo tiene líneas de financiamiento para instituciones y el LIF se presentó en varias de ellas. “Con la pandemia nos financiaron un proyecto por 10 millones de pesos para la adquisición de una comprimidora para aumentar la producción de Paracetamol que fue nuestra contribución inmediata a la pandemia”, señala San Román.
Además, se aprobó un proyecto de Industria 4.0 para digitalización de datos en la planta ambiental y productiva en el área de Comprimidos 3 que es la más moderna; allí se va a aplicar la tecnología analítica que son controles para un monitoreo de los procesos en línea. “Esto aumenta la eficiencia porque disminuye la merma y los tiempos productivos”.
Por otra parte, la Agencia Nacional de Laboratorios Púbicos (Anlap) financió dos proyectos: uno para fortalecer el área de desarrollo de nuevas especialidades estratégicas para el Ministerio de Salud de la Nación y compra de equipamiento por 10,5 millones de pesos; y otro para la compra de una blistera y modernización del área de Comprimidos 1, donde se producen especialidades de Remediar.
El LIF se presentó también en otros proyectos que están en evaluación, uno de desarrollo para tratar la enfermedad de Chagas. Y otro para una nueva planta de betalactámicos (antibióticos) que estaría lista también en 2022.
Hay proyectos de vinculación pública-pública con la Universidad Nacional de Rosario, la UNL y Conicet, además de vinculación pública-privada, innovación tecnológica, eficiencia y capacitación de personal.
En el LIFtrabajan 140 personas y desde la cabeza administrativa destacan el “esfuerzo mancomunado de la dirección y el último trabajador y trabajadora, junto con el apoyo del Ministerio de Salud y del gobernador Omar Perotti para quien este es un modelo que incluye producción pública, innovación y el compromiso con la salud pública”.
Género
A las novedades medicinales se le suman nuevos enfoques para el desarrollo de la actividad propia del laboratorio y de la vinculación entre sus integrantes. Así, se realizaron capacitaciones con perspectiva de género a partir de un convenio con el Ministerio de Género e Igualdad. Fueron cuatro encuentros a cargo de especialistas que provienen de la ciencia.
Líquidos
Entre los proyectos del LIF (es decir, con planificación y presupuesto) figura la planta de líquidos donde se podrán desarrollar medicamentos en esa presentación (jarabes). Va a reunir todos los requisitos para ser habilitado por Anmat y permitirá, además, el escalado de la producción de aceite de Cannabis a todo el país.
En expansión
A la variada producción del LIF se suman:
Aceite de cannabis: Se distribuye en el sistema público de salud de la provincia y al Iapos. La presentación es Solución – Gotas vías Oral, en frasco de 30 ml. Y está indicado exclusivamente para la epilepsia refractaria.
Misoprostol: A partir de la aprobación por parte de la Anmat, se abastece a todo el país
con este medicamento que se utiliza para la interrupción legal del embarazo hasta la semana 13 de gestación.
Alcohol en gel: En abril de 2020 se puso en marcha la elaboración de este producto utilizado en la higiene de manos y para evitar la propagación, entre otros, del virus que produce Covid-19.
Repelente: Desde fines de 2020 el repelente de insectos en spray se incorporó a la lista de especialidades farmacéuticas fabricadas por el LIF, con una fórmula propia realizada por los profesionales del Área de Desarrollo. Se destina a las actividades oficiales, territoriales y en tareas de algunas asociaciones de la sociedad civil.