Trossero: “Confunden discapacidad con limitaciones por edad avanzada”
Más de un mes atrás, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Indec) presentó el cuestionario definitivo del Censo Nacional de Población, Hogares y Viviendas 2022, compuesto 12 páginas y 61 preguntas, 24 vinculadas con las características de las viviendas y los hogares, y 37 sobre la estructura de la población.
El día del censo presencial, declarado feriado nacional, será el miércoles 18 de mayo, y en esta oportunidad se incorporará el censo digital, que estará habilitado desde este miércoles 16 de marzo hasta las 8 del mencionado 18 de mayo.
Entre otros aspectos, el cuestionario contempla un apartado en la página 2 sobre “Dificultad o limitación”, y se consultará, por ejemplo, si alguna persona tiene problemas para “caminar o subir escaleras”, para “recordar o concentrarse”, para “comunicarse, por ejemplo, entender o ser entendida por otras personas”, para “oír, aun con el uso de audífonos”, para “ver, aun con anteojos puestos”, o para “comer, bañarse o vestirse sola”, es decir, no hay referencias específicas a discapacidades, sino a un concepto más general como “dificultad o limitación”, que podría relacionarse con una edad avanzada o la convalecencia de un accidente.
Algunas falencias
Sin embargo, aunque el proceso organizativo está muy adelantado, Sur24 consultó a Fabrizio Trossero, quien en su condición de delegado del Colegio de Abogados de la 3° Circunscripción Judicial ante la Federación Argentina de Colegios de Abogados (FACA), y en el marco de la Comisión de Discapacidad, es co-autor de una denuncia al INDEC por medio del INADI y de un recurso de amparo contra el INDEC, que se presentó este miércoles 9, luego de observar “algunas falencias” en el formulario del censo que, según su criterio, impedirán obtener una base de datos correcta, a los efectos de poder diseñar políticas públicas en el área de la discapacidad.
“Si bien Argentina, en el Censo 2010, fue el primer país en el mundo que incluyó en el formulario a las personas con discapacidad, y que por ello mereció la felicitación de la ONU, descubrimos que en este Censo 2022 no hay referencias a la palabra discapacidad. En ese entonces (2010) se hicieron preguntas genéricas, siguiendo la línea censal de 2001, en referencia a limitaciones o dificultades, pero consultando a la vez si las mismas eran totales, muchas, medias o pocas. Y el INDEC prometió que en función de esa graduación se definiría quiénes entrarían en la categoría de discapacidad, y no sólo eso, sino que se implementaría una encuesta complementaria de 37 preguntas a todas esas personas para lograr un perfil más preciso, como lo prevé el Grupo de Washington, y que se disparan a partir de esas seis preguntas iniciales”, describió el especialista.
“Consideramos que este capítulo del censo, así como está planteado, es inaceptable, y por eso lo exponemos públicamente y ante los organismos correspondientes, sin prejuicios ni animosidades, pero en busca de una corrección, porque será imposible diseñar políticas públicas precisas y eficientes si se parte de un mal diagnóstico”, advirtió Trossero, quien se había desempeñado entre 2009 y 2012 en la Comisión Nacional de Jóvenes Abogados de la FACA.
Faltan precisiones
“Una persona puede padecer una dificultad o limitación temporaria, como consecuencia de un accidente, por ejemplo, o incluso por lógicas razones de edad avanzada, pero eso no tiene nada que ver con una discapacidad, sea adquirida o de nacimiento”, argumentó el abogado oriundo de Gödeken.
“No queremos que se reitere el error que ya cometió el Gobierno nacional, a través del INDEC, cuando en 2018 se llevó a cabo el Estudio Nacional sobre el Perfil de las Personas con Discapacidad -prometido en 2010-, abarcando apenas unas 40 mil viviendas de todo el país, que arrojó como resultado una prevalencia de población con dificultad del 10,5 % (de personas desde los 5 años de edad y en localidades a partir de 5 mil habitantes). De haber evaluado a fondo esas conclusiones -detalló-, el INDEC hubiera descubierto que esa encuesta era técnicamente incorrecta porque el 46,6% de las personas que ellos tenían registradas con dificultades eran mayores de 80 años y el 25% entre 65 y 79 años, es decir que más del 70% de los encuestados que reconocieron dificultades o limitaciones eran personas adultas mayores, y no personas con discapacidad”, puntualizó.
Evitar distorsiones
“Los encuestados responden según su percepción, pero si nosotros, con estos datos, queremos chequear cómo está la discapacidad con respecto a la posibilidad de trabajo, vivienda, educación, etc., hallaremos que no es la realidad de las personas con discapacidad, sino de personas que a lo largo de su vida pudieron trabajar, educarse y hasta lograr su vivienda propia, y que al momento de la encuesta informaron limitaciones o dificultades propias de la edad”, sostuvo. “De hecho, las discapacidades denunciadas por los mayores de 65 años son en su gran mayoría las motrices y de audición o visión”, acotó.
“No es casual que ese 10,2% de personas ‘con discapacidad’ que surgió del relevamiento de 2018 sea el mismo porcentaje que el de adultos mayores del último censo. La verdad es que venimos de una distorsión de las cifras reales de discapacidad y seguiremos agravando la situación si no se corrigen estos formularios. Una cosa es tener una discapacidad y otra muy distinta es autopercibirse con limitaciones luego de una vida muy activa, muy ágil y muy saludable”, definió Fabrizio Trossero.