Oscar Bressan: el nombre de la ciencia
A casi dos décadas de haberse jubilado, Oscar Bressan sigue siendo una persona inquieta, detallista, curiosa y observadora. No deja de aprender ni tampoco de asombrarse por la ciencia, la tecnología, las matemáticas y la física, parte de las “herramientas” que lo acompañaron a lo largo de su vida al servicio del saber.
Nacido y criado en Elortondo, realizó un recorrido sorprendente dentro del ámbito académico y en el mundo científico. Es doctor en Física Nuclear, egresado del Instituto Balseiro (Bariloche, Río Negro) donde además fue vicedirector e Investigador; decano del Centro Regional Universitario de Bariloche; rector de la Universidad Nacional del Comahue durante el período 1986 al 2000 y destacado docente de esa casa de altos estudios.
Bressan, cuenta que desde muy chico le gustó la matemática, que es el “lenguaje de la física”. “En los libros la parte de física me resultaba agradable y más todavía en el secundario. Había una curiosidad hacia esos temas”, recuerda.
Transitó la educación primaria en la Escuela Fiscal Nº 163 de su pueblo natal y el secundario en Melincué. Vivió hasta 1959 en Elortondo y en 1960, a los 20 años, partió hacia el servicio militar obligatorio, al que se conoce popularmente como “colimba”.
Tras esa etapa, comenzó su recorrido por los pasillos de la educación superior: “Entre 1961, 1962 y 1963 estuve en la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) porque para entrar en el Instituto Balseiro, hay que ingresar en 3º año (no tienen 1º y 2º). Hacen un filtro. Entré becado y me recibí de licenciado en Física (hoy se denomina Máster en Física). Realicé una tesis doctoral para ser doctor en Física. Y me especialicé en física nuclear”, detalla. De hecho, por su pasión por los números, asegura que podría haber sido contador.
Explica que, de algún modo, la “física trata de encontrar una racionalidad a las distintas fuerzas” que existen en el universo. “Es una ciencia empírica, que se basa en el resultado experimental. Toda la teoría sirve si concuerda con el resultado experimental, sino concuerda esa teoría hay que descartarla”, destaca. Y agrega: “Hubo mucho progreso en la ciencia para asociarla con las matemáticas. Por esta razón, todas las teorías físicas tienen niveles de matemática importantes”.
La teoría de los tres tercios
Hoy disfruta de lo que denomina “el dulce de leche de la vida”, que son sus nietos. Y con los cálculos en la mano, da cuenta de su filosofía: “En la vida, un tercio lo pasas con la familia. Por eso se debe elegir bien a la pareja, porque de ahí vas a tener hijos, familia, afecto y cariño. Otro tercio, es para la profesión, donde es importante que sea por hobby, para que te paguen por hacer lo que te gusta, te sientas cómodo y feliz. Y finalmente, el otro tercio lo pasas durmiendo. Por eso hay que elegir un buen colchón”, grafica.
Una de esos tercios, Bressan lo entregó a la enseñanza, donde remarca que la “docencia es maravillosa”, teniendo en cuenta que, dentro de las universidades, “hay un nivel importante de investigación dentro del mundo”, los cuales “no son los únicos y además se transmite el conocimiento, que gratifica”. De hecho, en el camino de nuevas investigaciones, fue que se cruzó con su esposa, Ana María Porta, con quien llevan 53 años de casados. “Una de las partes más ricas de mi vida es la familia”.
Actualmente, sigue trabajando en física haciendo cálculos: “Uno está mucho más dinámico gracias a la tecnología. Seguí con relatividad general (teoría de Albert Einstein), mezclando con mecánica cuántica. Trato de mirar si se pueden unir. Y recibo trabajos sobre lo que se está haciendo en el mundo sobre esto”, confiesa. Y reflexiona: “Hay que saber dejar lugar para los jóvenes. No tenés que creer que estas atornillado a la silla y sos el dueño. Por eso hace casi 20 años me jubilé”.
Afirma que, ya sea con la docencia o la investigación, en “general todo lo que hice me gustó” y que “ese tercio de la vida me regaló mucho”. “Estoy contento con la vida, con Elortondo y la familia”, valora.
Generando conocimiento
Oscar Bressan fue investigador en ultra bajas temperaturas del Centro Atómico Bariloche y premio Martín Musters de la Sociedad Argentina de Metales en 1974. Dictó cursos de Física Teórica y Experimental.
Interesado en la enseñanza de la matemática y la física participó en varios proyectos vinculados al tema, como por ejemplo el de Monografías Científicas promovido por la Organización de los Estados Americanos – OEA, con el Módulo Ondas, realizado en colaboración con el doctor Enrique Gaviola (1981) y en el proyecto “La física va a la escuela”, llevado a cabo por docentes del Instituto Balseiro y dirigido a docentes y alumnos de nivel secundario (2005-2007).
Junto a su mujer, Ana María, publicó “Probabilidad y estadística: cómo trabajar con niños y jóvenes”. El libro, es un viaje por la probabilidad y por la estadística, procurando que sea placentero para docentes y alumnos de nivel primario y educación básica. Se acercan las herramientas elementales de la probabilidad y de la estadística apelando a los mismos criterios sobre el azar y la probabilidad de la vida cotidiana.
Formó parte del Grupo Patagónico de Didáctica de la Matemática perteneciente a la Fundación Grupo de Educación Bariloche e impartió cursos de capacitación en el área matemática y física a docentes de escuelas primarias, secundarias e institutos de formación docente de Bariloche y Neuquén. Asimismo, fue gerente de la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) durante el último año de gobierno de Raúl Alfonsín y los primeros dos años de Carlos Menem.
También al servicio de la ciencia y la educación
El doctor Alberto Boveris, es otra personalidad reconocida de Elortondo en el ámbito de la ciencia y la educación. Tuvo una amplia trayectoria en gestión y política universitaria, desempeñando cargos como secretario académico y posteriormente, decano de la Facultad de Farmacia y Bioquímica de la Universidad de Buenos Aires por más de 16 años. Además, fue investigador superior del CONICET y profesor emérito de la UBA.
Boveris también se desempeñó como vicerrector de la UBA y lideró UBATEC en dos oportunidades. Se lo conoció como un acérrimo defensor de la transferencia de tecnología, comenzando en el cargo de secretario de promoción científica y tecnológica en la UBA.
Sus contribuciones en área científica representan un notable aporte al conocimiento. El descubrimiento de la reacción Boveris-Cadenas, en 1979, acerca del proceso del envejecimiento celular y su investigación sobre el metabolismo y fisiología mitocondrial, constituyen saberes indispensables que se imparten hoy en la universidad.
Finalmente, el odontólogo elortondense Juan Carlos Millet, fue decano de la Facultad de Odontología de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) entre 1984 y 1985; y rector electo en dos oportunidades de esa casa de estudios (1990/1994).
En su segundo rectorado, centró su política en la apertura a la sociedad: más de 25 convenios con ciudades y comunas, 17 industrias y empresas, sindicatos y diversas fundaciones e instituciones.
Fue fundador, junto a otros rectores de Sudamérica, de la Asociación “Grupo Montevideo” integrada por universidades de Brasil, Paraguay, Uruguay y Argentina que impulsó el Mercado Común del Conocimiento, fundando las bases del MERCOSUR. Fue presidente de la Delegación Universitaria a Cuba para el Congreso Interamericano de rectores.
Todos ellos, Bressan, Boveris y Millet, fueron ex alumnos de la Escuela Fiscal Nº 163 “Domingo F. Sarmiento”. De esta manera, Elortondo se muestra como una localidad que fue cuna de decanos y rectores universitarios.