Perfil democrático, fuerza motivada y perspectiva de género, entre las fortalezas de la institución policial santafesina. Falta de entrenamiento, pérdida del ejercicio de mando y su consecuente repercusión negativa en el desarrollo de liderazgos, entre sus debilidades.
Para Brilloni, la policía de Santa Fe tiene un “déficit de entrenamiento y perdió el ejercicio de mando”
En diálogo con El Litoral, el secretario de Seguridad Pública de la provincia, Claudio Brilloni, trazó un diagnóstico de la policía provincial. Mencionó qué debería cambiar en su formación, a la par de admitir deficiencias en los recursos que se le asignan. Sobre la situación grave que padece Rosario, admitió que Nación “debe colaborar más”, aunque aclaró que no son necesarios más efectivos federales.
“Algo que para mí es central y creo que la policía en los últimos tiempos lo ha perdido, no sólo la de Santa Fe sino también las fuerzas federales, es el ejercicio del mando. Para mí eso es central – insistió Brilloni-. El mando no es sólo ordenar ‘vaya para allá o para acá; es dar el ejemplo, motivar, acompañar y controlar al personal. Es en términos más actuales, ejercer liderazgo. Ese ejercicio del mando en una institución policial cobra una especial relevancia porque es la cara visible del estado las 24 horas, tiene un arma en la cintura y la facultad y obligación de proceder ante un hecho delictivo. El policía de calle – continuó- necesita de un jefe que lo asista; que no sólo pelee por su sueldo, sino que también lo vaya guiando respecto de cómo se deben hacer las cosas para no caer en la tentación. Debe contar con un guía que tenga muy en claro el ejercicio del mando para cumplir su misión”, explicó.
– ¿Esa falta de ejercicio de mando es porque falló o está fallando la conducción política de la fuerza?
– Los grandes generales de la historia lo fueron y son respetados no sólo por sus cualidades profesionales y arrojo a la hora del combate, sino porque la política los sostenía y apuntalaba. Lo vengo viendo desde hace varios años y es un error de la política sin ninguna duda; la política no ha permitido el desarrollo del liderazgo policial. Eso es algo que estamos corrigiendo; apuntalamos a quienes se erigen como líderes dentro de la policía tanto por su idoneidad como por su capacidad de mando.
– ¿No se confunde a veces liderazgo policial con aspiración de autonomía policial?
– La conducción política tiene que apuntalar al líder policial y también acompañarlo en la cotidianeidad, en las recorridas por las comisarías, las alcaidías, los operativos, los controles vehiculares… Eso es más acción y menos reunión, como me encomendó el gobernador.
– Sí. El mando de tropa lo ejerce el jefe de guardia; la conducción de las operaciones la ejercen los jefes policiales. En eso hay que dar libertad de acción; los controlo, los monitoreo, los acompaño, pero la decisión de conducir la operación es del jefe policial. Lo que no podemos dejar de lado de la gestión política es el gobierno y la administración de la policía, que lo ejerce el gobernador a través del Ministerio de Seguridad. Esos conceptos me parece que no están del todo claros. A veces el político habla de ‘poner un policía acá, otro allá’. Pero no. Desde la política tenemos que tener lectura del problema; después, cómo se ejecuta la operación, es una responsabilidad del jefe policial.
– ¿Cuál es su radiografía de la institución policial santafesina?
– Es una policía motivada, con una perspectiva democrática y de género ejemplar. Hemos tenido casos de corrupción pero casi todos fueron desarticulados por la propia policía; hay anticuerpos. Eso es lo que rescato. Pero tenemos que mejorar muchas cosas así como tenemos que darle también a la policía muchas cosas. Las comisarías son paupérrimas. Recién ahora se están proveyendo de patrulleros; recién ahora se está trabajando fuerte en la capacitación. Hoy no tenemos un polígono virtual en la policía, que no sólo sirve para tirar o empuñar el arma sino que permite ejercitarse en la toma de decisiones operativas.
– ¿Hay una falla en la formación también del policía?
– Hay un déficit en el entrenamiento. El ISEP satisface las necesidades que requiere un policía en cuanto a las herramientas primarias. Pero desde el primer día que sale del instituto va a la calle y con el tiempo, nos hemos encontrado con que no han tenido ni entrenamiento ni reentrenamiento. Me he encontrado con policías, con comisarios que no tomaban el arma o no efectuaban disparos desde hacía siete u ocho años. Eso es mucho tiempo. Un policía tiene que ir al polígono al menos una vez por mes. Esto viene desde hace muchos años.
– ¿Es necesaria una reforma policial en Santa Fe o hay que empezar por entrenar mejor a la policía que tenemos?
– Es que también para eso necesitamos un proyecto de reforma policial, no sólo por el entrenamiento, sino por la capacitación profesional que tiene que tener el personal. En un momento determinado de la carrera, el comisario o jefe policial tiene que salir de la calle e ir al claustro académico policial para que en un año sea capacitado en gestión, gerenciamiento policial… Así es en las fuerzas federales; después de cinco o seis años, se vuelve a la Escuela Superior y ése es su destino. Así fue en mi caso y fue lo más significativo que tuve en mi formación profesional. Actualmente, el cadete termina su cursado de dos años y no vuelve excepto por ocasiones como los ascensos o cursos que se dan con cierta periodicidad. Pero no es el diseño curricular de un año. Para mí, debe ser todo un año académico con afectación de servicio, y que su trabajo sea el estudio.
– ¿Tiene la provincia dependencia total de las fuerzas federales o es una justificación por la situación que se atraviesa sobre todo en Rosario?
– Santa Fe está en un lugar estratégico para las organizaciones narcocriminales. Entonces necesitamos del trabajo mancomunado con las fuerzas federales, y su aporte. Pero no es sólo gendarmes. El 80% de las muertes violentas en Rosario se produjeron con armas de fuego; la mayoría pertenecen a civiles con la correspondiente habilitación. Después las venden, roban, prestan o alquilan. Hay que revisar las licencias que se otorgan para portar armas. Y eso depende también de un organismo nacional. Pido, entonces, que ANMAC tenga más control territorial y más control de las armas en Santa Fe.
– ¿Considera que Nación ha dejado sola a la provincia?
– No nos han dejado solos pero nos falta un poco más de colaboración y apoyo, por ejemplo, en el control de las armas, en el destino de los presos federales… La situación carcelaria en Santa Fe es grave; el estado de hacinamiento de los detenidos es inquietante. Me preocupa lo que pueda pasar allí, si no trabajamos rápido y fuerte para descomprimir. La opción de tobilleras puede ser parte de la solución.
– ¿Hacen falta más efectivos federales?
– En 2017, con la misma cantidad de gendarmes, tuvimos la menor tasa de homicidios en la provincia. Sí hacen falta más medios, más vehículos, por ejemplo. Hay controles que hacen los gendarmes de a pie. El trabajo es mancomunado. Más gendarmes, no; en cuanto a la cantidad estamos bien.