La ola de calor que tiene a millones de estadounidenses bajo temperaturas sofocantes pondrá a prueba la capacidad de la red eléctrica de la región para mantener las luces encendidas.
Si la ola de calor no cede, podría faltar luz en dos tercios de los Estados Unidos
Los períodos de calor extremo representan una prueba para la red, pues aumentan la demanda de electricidad a medida que las familias y las empresas encienden el aire acondicionado para mantenerse frescas. Al mismo tiempo que se incrementa la demanda, el suministro puede verse limitado por problemas que causan esas mismas temperaturas abrasadoras en las instalaciones eléctricas.
Los responsables de la red eléctrica han advertido que grandes zonas de Estados Unidos podrían sufrir apagones si llega un verano de altas temperaturas.
“Dos tercios de Norteamérica corren el riesgo de sufrir cortes de energía este verano durante los periodos de demanda extrema”, concluyó la North American Energy Reliability Corporation (NERC) en sus perspectivas para el verano, publicadas en mayo pasado.
Según la NERC, prácticamente todo Estados Unidos al oeste del río Mississippi podría sufrir escasez de energía durante las “condiciones extremas”. Eso incluye la mitad occidental de Estados Unidos, la región central y el sistema eléctrico que abastece a la mayor parte de Texas. Nueva Inglaterra y Ontario, en Canadá, también corren un riesgo “elevado” de sufrir apagones, según NERC.
“La perspectiva de riesgo elevado se debe a una combinación de retiradas de generación convencional, un aumento sustancial de la demanda máxima prevista y una amenaza creciente para la fiabilidad derivada de un episodio de calor generalizado”, declaró NERC.
Pero muchos estadounidenses de las regiones del sur y el centro del país están sufriendo calor extremo en estos momentos. Casi 40 millones de personas desde Arizona hasta Alabama están bajo avisos de calor excesivo y advertencias de calor este lunes.
En los desiertos y el oeste de Texas, los meteorólogos advierten por temperaturas superiores a 43,3 °C. En algunos lugares se podrían alcanzar o sentir hasta 48 °C. Los meteorólogos dicen que la ola de calor podría continuar hasta principios de la próxima semana.
Y podría haber más en camino: gran parte de Estados Unidos corre el riesgo de sufrir temperaturas superiores a la media en los próximos tres meses.
Según la previsión más reciente de la Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica (NOAA, por sus siglas en inglés), gran parte del noroeste del Pacífico, el suroeste, Texas, el sureste, el Atlántico medio y el noreste tienen la mayor probabilidad de temperaturas superiores a la media en los próximos 90 días.
“La naturaleza intermitente de la energía eólica (los aerogeneradores solo generan electricidad si sopla el viento, y la cantidad de electricidad que generan depende de lo ventoso que sea el día) presenta retos operativos para los operadores de la red”, escribieron analistas de la Administración de Información Energética de EEUU (EIA, por sus siglas en inglés) en un informe este lunes. “Los períodos de poco viento y mucha demanda podrían provocar emergencias energéticas”.
El viento desempeña un papel fundamental para satisfacer la demanda en Texas, así como en las dos regiones de la red eléctrica que cubren la mayor parte del centro de Estados Unidos. Las condiciones de sequía y los bajos niveles de los principales embalses también podrían perjudicar a la generación hidroeléctrica.
NERC también mostró su preocupación por las nuevas normas medioambientales que restringen las emisiones de las centrales eléctricas, advirtiendo que limitarán el funcionamiento de los generadores de carbón en 23 estados, entre ellos Nevada, Utah y los estados de la costa del Golfo, el Atlántico medio y el Medio Oeste. Este es el primer verano desde la puesta en marcha del Plan Buen Vecino de la EPA, cuyo objetivo es reducir el smog interestatal procedente de las centrales eléctricas y otros complejos industriales.
La red eléctrica también se enfrenta a problemas en la cadena de suministro y la escasez de trabajadores, que han hecho que algunas instalaciones eléctricas retrasen o cancelen el mantenimiento destinado a preparar el sistema para el verano boreal.
En concreto, NERC advirtió que las escasas existencias de transformadores de repuesto podrían hacer fracasar los esfuerzos por volver a poner en marcha las instalaciones eléctricas después de los huracanes y las tormentas severas.