A la Liga Argentina se le subió La Fiebre: Centenario y su ascenso a la segunda categoría del país

“Centenario está acostumbrado a ser protagonista y este año no será la excepción”, declaraba a Sur24 el “Chueco” Fernando Aguilar allá a principios de enero cuando volvía a su ciudad natal para dirigir a Centenario… y vaya si fue protagonista.

El Centenario 2024 fue protagonista de principio a fin. Líder de su grupo en la etapa regular ganando todos sus partidos y siendo el mejor equipo de toda la Liga Federal, por sobre otros 108 clubes más, posicionándose como un claro candidato al título.

Lejos de pesarle esa mochila, “La Fiebre” se la calzó en la espalda y emprendió el viaje hacia los playoffs. Ahí fue demostrando fase a fase que estaba para cosas grandes. 

Primero fue Atalaya de Rosario y lo superó en dos juegos sosteniendo su invicto. Luego llegó el turno de Presidente Derqui, otro de los equipos que se había preparado para ir por el ascenso y que demostró con sus jugadores de jerarquía que iban a ser el primer escollo serio para los venadenses.

Llegó la primera derrota en Buenos Aires y, lejos de sentir el golpe, salieron al “Mateo Migliore” a revertir la serie y llegaron al empate sacándole ni más ni menos que 39 puntos de diferencia a su rival. El tercero iba a ser más cerrado, pero nuevamente con Centenario mostrando toda su jerarquía para superar la llave y seguir adelante.

El nuevo destino era Esperanza y esa mochila cada vez pesaba un poquito menos. Almagro hizo lo que pudo, pero los dirigidos por Fernando Aguilar fueron mucho más y volvieron a barrer la llave en dos juegos sin inconvenientes.

Rosario otra vez. Temperley el rival, el mismo que había eliminado en la primera etapa de playoff a Olimpia BBC. Duro equipo, con mucho oficio y experiencia. Ajustada derrota en la ida, en una de las canchas más bravas para ir a jugar, con una hinchada que verdaderamente te hace sentir visitante. Pero Centenario también tiene una fortaleza llamada “Mateo Migliore” donde no perdió en todo el torneo y volvió a revertir la llave (el tercer partido sacándole 30 puntos de ventaja) para seguir viaje con destino a Misiones.

Fueron más de 1100 kilómetros los que tuvieron que acumular para llegar a Posadas, casa del Club Deportivo y Social Tokio, y un primer juego que terminó con mucha polémica y victoria agónica para el local por 1 punto. Jugó Robinho… pero hasta ahí iba a llegar.

Nuevamente el “Mateo” se vistió de fiesta. Azul y amarillo por todos lados. “Nos merecemos bellos milagros y ocurrirán”, rezaba uno de los trapos. Y vaya si lo merecieron. 

Segundo capítulo de la historia. Un Centenario protagonista desde el principio le hizo sentir a Tokio que iban a tener que esforzarse mucho más que lo hecho en Posadas si querían tener alguna chance de ascenso. Victoria por 10 puntos y quedaron a 24 horas de la gloria.

Y como dice el tango, “primero hay que saber sufrir… después amar”... Partidazo con todos los condimentos se vivió en el estadio repleto. Como una verdadera final. Porque si bien la instancia es semifinal, acá se definía el ascenso y ese era el verdadero objetivo. 

En el comienzo del partido Tokio propuso un juego muy físico, mostrando por qué llegó hasta esta instancia y que no iba a irse sin dejar todo. Centenario no se mostraba cómodo y además se quedaba sin una pieza clave como Gaspar Ruíz que se sentaba por lesión.

Pero “La Fiebre” no se iba a rendir tan rápido. Envalentonado por su gente, por su amor propio, pero también por la jerarquía de sus jugadores, se fue poniendo en partido nuevamente. 

El “Pepi” de la gente, un animal que marcó 23 puntos con 6 triples, la impecable conducción como todo el año de Juan Segundo Menna, claramente el mejor jugador de todo el torneo, más los muy buenos aportes de Nicolás Giménez… las claves para el crecimiento del equipo local.

Pero había alguien más que no se quería perder la fiesta. Fue importante todo el torneo y no se iba a quedar afuera del partido final. Ruíz volvió a la cancha, como pudo, a medias en lo físico, pero con el corazón en la mano… y fue clave. 

Centenario levantó un partidazo que lo tuvo en un momento 14 puntos abajo y emocionó a todos por su sacrificio, por su jerarquía y fundamentalmente por nunca bajar los brazos. Enseñanza deportiva, pero también de vida. Para cada uno de esos chicos que estuvieron presentes esa noche con su cara pintada de azul y amarillo, vean que la vida no siempre es injusta, sino que muchas veces también termina compensando a los que hacen las cosas bien y buscan incasablemente cumplir los sueños.

Como lo festejó el “Flaco” Allovatti allá por 1988… como lo festejan hoy los tantos dirigentes que soñaron esto hace mucho tiempo y que hoy lo ven reflejado en realidad. Centenario vuelve a la elite del básquet nacional y también lo festeja una ciudad. La Liga Argentina 2024/2025 ya no será la misma, porque esta vez tendrá La Fiebre bien alta. Salud Centenario.