Por estos días se está hablando mucho del UPD (Último Primer Día), una moda que se instaló hace unos años en las escuelas secundarias de nuestro país y que se va extendiendo, de manera que ya están los festejos que realizan los y las estudiantes de 4° año cuando terminan, y también el festejo del último día de 5°. Y así al infinito.
A propósito del último primer día (UPD), una moda instalada hace unos años
La escuela es una institución frecuentemente cuestionada, desde qué debe darse, cómo, cuáles criterios deben tener los profesionales para evaluar, pero ¿se preguntan acerca de cuáles son las condiciones en que sus hijos e hijas deben concurrir al establecimiento educativo? ¿Cuál es la finalidad de la educación? ¿Qué rol debe cumplir la escuela en la sociedad?
Crecimos en un país cuyo mito fundante de la escuela nos decía que era el segundo hogar, pero eso no debe ser así, aunque muchas veces suceda. Estamos en una sociedad en donde la familia, los y las adultos/as responsables acompañan y se ocupan en muchos casos de este tipo de festejos ¿en serio creen oportuno que concurran alcoholizados a las escuelas? ¿No es mejor que sus hijos/as se recuperen en casa? La escuela -lejos de lo que muchos/as piensan- no es un depósito de menores.
¿Quién piensa en los ingresantes? Porque se comparte escuela, patio, recreo. Los de primer año, que entran con expectativas, con miedos, ¿por qué tienen que presenciar dicho espectáculo? Si quienes terminan quieren hacer un ingreso triunfal, con fiesta, y música está perfecto, eso sí, pero… ¡con alcohol cero!
Paula Korol, profesora de Historia y docente de nivel medio (provincia de Santa Fe)