“Dependencia de sustancias o actividades nocivas para la salud o el equilibrio psíquico”. Así es como la RAE define la palabra adicción. Un problema que afecta en gran medida la vida de quien las padece. Una vez que se entra, cuesta salir de la rueda de las adicciones y suele necesitarse de ayuda profesional para conseguirlo. Pero, además, se plantea otra duda y es si puede haber una relación entre la genética y las adicciones.
Adicciones: ¿los consumos problemáticos pueden tener un componente genético?
¿Cómo se definiría en psicología una adicción?
La definición más clásica de adicción es ese trastorno del comportamiento que hace que una persona siga consumiendo drogas a pesar de los perjuicios que causa, tanto a nivel físico como a nivel social. Por lo tanto, es incapaz de controlar o de cortar con esos consumos cuando reconoce esa problemática derivada. Es necesario puntualizar que hay épocas en las que las personas pueden realizar abuso de sustancias, es decir, consumos que pueden generar consecuencias problemáticas, pero que están asociadas a esa experimentación, a la adolescencia, a tomar riesgos en un momento determinado de la vida, en la que no se plantea a corto plazo el análisis de esas consecuencias, sino que hay una inmadurez en el control de los impulsos que hace que una persona realice primero una acción y luego sea capaz de analizarla.
Pero normalmente esa falta de sintonía entre el acto y la reflexión sobre las consecuencias va madurando con una cierta rapidez y muchas personas que han abusado de determinadas sustancias llegan a dejarlas atrás precisamente por esa capacidad de reflexionar y por el análisis de las consecuencias que les ha reportado ese consumo. Por tanto, el adicto sería esa persona que ha pasado por esas etapas de abuso pero que, a pesar de las claras consecuencias negativas de ese consumo, no es capaz de parar.
¿Puede existir detrás de las adicciones un componente genético?
Hoy en día se plantea que probablemente entre un 40 y 60% un de las adicciones pueden tener un componente genético. Es algo que está en continua investigación y se están realizando estudios donde parece demostrarse que hay una vulnerabilidad a través de la genética, es decir, la posibilidad de que una persona que tiene mutaciones en determinados genes sea más propensa a desarrollar una adicción. Pero siempre hay que tener en cuenta que las adicciones son multifactoriales y dependen tanto de esa predisposición como también de la exposición a esas drogas.
Porque si una persona que tiene predisposición no las toma, evidentemente no va a desarrollar esa enfermedad. Igual que pasa por ejemplo con la genética del cáncer. Hay personas en las que está demostrado que hay una tendencia familiar a poder padecer determinados tipos de cáncer, pero también influyen los aspectos ambientales. Por lo tanto, es posible que si esa persona que tiene esa predisposición genética, no se expone a ese factor ambiental, no desarrolle nunca ese cáncer. Por ejemplo, personas que tienen predisposición genética a tener un cáncer de pulmón y que no fuman. Por tanto, hay que tener en cuenta ese origen multifactorial, esa posibilidad de que influyan tanto las cuestiones genéticas como los factores ambientales.
¿Depende del tipo de adicción esta carga genética?
Seguramente, sí, por ejemplo, sabemos que los hijos de alcohólicos tienen más predisposición a tener problemas con el alcohol por un factor, que es el hecho de que el metabolismo de eliminación del alcohol está acelerado en los pacientes alcohólicos. En hijos de alcohólicos se puede heredar esa velocidad de metabolización del alcohol. Por lo tanto, esa experiencia desagradable que se produce cuando uno bebe por primera vez no se produce. Y, por lo tanto, serían personas que tendrían los efectos agradables de esos consumos, la desinhibición, etécera, pero no tendrían ese factor de freno que significa padecer la resaca, y esto sería un factor de riesgo para que hiciesen un uso más frecuente del alcohol.
También sabemos, por ejemplo, que las personas con trastorno por déficit de atención e hiperactividad tienen mucho más riesgo de desarrollar adicciones a sustancias estimulantes. Por tanto, esto también sería un factor de vulnerabilidad y todos sabemos que el TDAH es genético, es decir, que podemos identificar muy fácilmente estirpes familiares el hecho de que hay progenitores que ya lo han padecido e, incluso, lo padecen varios hermanos. Ese sería un factor claramente identificado de vulnerabilidad para consumir estimulantes.
¿Hay personas, por lo tanto, con más riesgo de desarrollar una adicción a lo largo de su vida que otras debido al papel de sus genes?
Sí, pero el problema es que no sabemos de antemano, o al menos no tenemos todavía los instrumentos para evaluar esa posibilidad de acabar siendo adicto. Por tanto, lo que decimos siempre los que trabajamos en esto es que es como una ruleta rusa, y nadie sabe si va a ser una persona que por ese intento de uso lúdico va a acabar siendo adicta. Por tanto, todas las maniobras en las que se intente que las personas no accedan fácilmente a las drogas puede ser un factor protector, y sobre todo cuando ese acceso a las drogas se produce en edades muy jóvenes, porque el cerebro está en formación y puede dar lugar a mayores consecuencias. Siempre hablamos de que estamos intentando hablar de salud global, igual que hablamos de la dieta adecuada, de hacer ejercicio, una de las cosas que tendríamos que tener en cuenta es precisamente el hecho de no utilizar sustancias que, en realidad, lo que hacen es poner en riesgo a nuestro cerebro.
“¿Mi hijo heredará mi adicción?” ¿Es esta una pregunta que un paciente con una adicción suele plantearse?
Desde mi experiencia es una pregunta que solamente se desarrolla cuando la persona ha dejado atrás su adicción y entonces analiza las consecuencias de las cosas que ha hecho antes. Pero durante la etapa de consumo, nadie hace una reflexión sobre las posibles consecuencias, porque si las hiciese no tomaría esas drogas. Estamos hablando de una desconexión entre dos partes del cerebro, la parte en la que se elaboran los sentimientos y los deseos, y la parte donde se hace una reflexión, una relectura de esas cosas que deseamos para valorar si eso que hemos deseado nos conviene o no nos conviene. Ese mecanismo, que es el mecanismo que nos hace seres humanos, que nos permite no funcionar de una manera visceral, sino tener esa capacidad de análisis a futuro y ver las consecuencias de los actos, en las personas que toman drogas está como desactivada. Hay una dificultad para hacer este trabajo de análisis de las consecuencias posibles, y uno actúa con esa impulsividad, desde ese deseo inmediato sin atender a qué consecuencias se pueden producir.
Además, también hay una especie de dificultad para pensar que aquello que les sucede a otros nos puede pasar a nosotros. Por ejemplo, las personas que conducen bajo el efecto del alcohol siguen pensando que ellos conducen mejor que los demás y que el que conduce mal porque ha bebido es que no es un buen conductor, cuando es evidente que hay unas consecuencias sobre las capacidades al volante cuando uno ha tomado unas copas.
Es importante tener en cuenta que ese factor genético no está cuantificado y hablaríamos solamente de vulnerabilidad. No creo que nadie tenga que plantearse en este momento no tener hijos por haber tenido una adicción. Y afortunadamente tenemos muchísimos ejemplos de hijos de alcohólicos que quizá no sabían que eran alcohólicos, porque la tolerancia con esa sustancia era mucho mayor hace unos años, y que han tenido comportamientos totalmente naturales, y sin ninguna problemática por culpa de esta historia. Y hay que volver a repetir la importancia de los factores educacionales y de los factores ambientales en el desarrollo de las adicciones. Otra cosa es que alguien que está tomando drogas tenga que ser responsable para plantearse si está preparado en ese momento para asumir la responsabilidad de una paternidad.
¿Qué factores, al margen de la genética, pueden influir en el desarrollo de un comportamiento adictivo?
Como ya hemos dicho, hay toda una serie de factores educacionales y ambientales que pueden influir. Por ejemplo, influyen en las adicciones las condiciones sociales. Ambientes de pobreza y de marginalidad pueden aumentar el riesgo de padecer una adicción. El hecho de vivir en entornos violentos, de experiencias traumáticas son factores que predisponen a estos consumos. Y está claro que hay una relación directa entre niveles culturales bajos y exposición a situaciones de riesgo. Por tanto, la educación, y el desarrollo de actividades de ocio alternativas, etcétera, pueden ser factores que prevengan absolutamente una adicción. Sabemos, por ejemplo, que el hecho de hacer actividades extraescolares, actividades deportivas, reducen la incidencia de casos de drogadicción en jóvenes. Tenemos claro que las influencias sociales de grupos de personas que ya consumen hacen que personas que no se habían iniciado en esos consumos puedan empezar a consumir y, por tanto, entrar en esa ruleta rusa en la que se puede producir desde el abuso de esas sustancias a una adicción.
Hay un dato curioso, hay conductas que vemos en pájaros que comparten la misma jaula acaban siendo imitativas. Por lo tanto, no podemos dejar de lado todos esos factores sociales que están alrededor de las adicciones.
*Con información brindada a Hola.com por el Dr. Xavier Fàbregas Pedrell, Director médico del Centro MAS FERRIOL y Médico especialista en adicciones y salud mental.