(Por Rocío Benítez) – La Escuela Industrial de Avellaneda se destacó por su innovación, capacidad y conocimiento. Allí, jóvenes aplicaron su potencial para crear una nueva invención que ayudó a una madre con un hijo que tiene discapacidad auditiva, mediante la creación de un dispositivo especial. El director del establecimiento destacó el proyecto como un ejemplo de la importancia de la capacidad de crear cosas nuevas en el mundo actual.
Alumnos diseñaron un despertador para personas con discapacidad auditiva
Dos estudiantes de la E.E.T.P. N° 451 fabricaron un despertador vibratorio para personas que presentan dicha discapacidad, utilizando materiales reciclados y tecnología 3D. El aparato cuenta con un interruptor inteligente que el usuario puede programar desde su celular y el equipo tiene un voltaje reducido para evitar riesgos.
Giuliano Bernardis y Adrián Bianchi son dos alumnos de la escuela técnica pusieron manos a la obra para desarrollar la iniciativa planteada por el director, quien se mostró orgulloso de los adolescentes.
Al respecto, Julio Bonora dijo: “Hay una frase viejísima que dice que la ‘juventud está perdida’, en realidad es ausentismo de coordinación de los adultos, porque los chicos hacen tareas coordinadas por nosotros. Ellos no están perdidos, están a disposición, esperando compromisos y asumir responsabilidades. Y fue lo que pasó acá en la escuela” .
En la misma línea, explicó que la idea surgió porque “se presentó una ex mamá de la escuela, una vecina conocida de la ciudad, Susana Comín, que tiene un hijo con hipoacusia (una discapacidad auditiva, irreversible). Él tiene su actividad laboral y no consigue un despertador. Tenían la idea de un producto que existía, la fábrica se cerró, trajo esa idea y, bueno, uno va conociendo a los chicos a lo largo de la secundaria, quién tiene más aptitud para la parte mecánica automotriz, más herrero, más electricista…recurrí a Adrián y a Giuliano, que en quince días solucionaron el inconveniente”.
Ingenio y empatía
Giuliano Bernardis y Adrián Bianchi son alumnos de la E.E.T.P. N° 451 que se pusieron el proyecto al hombro. Bernardis explicó cómo supieron de la iniciativa: “Un día llegó Julio (por el director) con esta idea, nos contó cuál era la situación y nos planteó el problema. Nos dijo que este tipo de aparatos no existían, no se están produciendo dentro del país y, desde ese momento, ya empezamos, incluso el primer día ya medio armamos lo que íbamos a necesitar y un presupuesto estimado de lo que iba a salir el producto; después fuimos consiguiendo las cosas recicladas (como motores), para poder ir haciendo la parte que vibra, y encargar algunas cosas específicas, como algún interruptor inteligente, que eso está hecho para que el chico pueda cargar los horarios y se prenda cuando él disponga”.
“Primero armamos las partes más esenciales, el motor, hicimos diseños para la cajita donde iba el contenido, todo eso lo hicimos nosotros acá, diseños en 3D, y una vez que ya tuvimos todos los materiales, cuando llegó el interruptor inteligente, pudimos armarlo y ya coordinamos con el chico para poder entregárselo, que lo pruebe y aprende a usarlo”, explicó uno de los creadores.
Además, subrayó que este tipo de dispositivos no es fácil de adquirir, “si se consigue, se consigue normalmente importado y a precios altos. Pero había una fábrica que en el país había cerrado y, entonces, hoy en día, eso no se está produciendo acá, y por eso es que este chico recurre a nosotros con la idea de poder tener algo que es esencial para cualquier persona hoy en día”.
El joven contó que evalúan la posibilidad de mejorarlo en un futuro, considerando que son personas que necesitan este tipo de productos y que no se consiguen. “El que nosotros hicimos es alámbrico, por ejemplo, conectado a la red, obviamente no funciona con el mismo voltaje que tiene la red, es un voltaje reducido para que no sea peligroso para el humano, pero también estaría la probabilidad de buscar algo más cómodo, más versátil”.
“La verdad que fue un orgullo que Julio venga para pedirnos a nosotros esto, y como no, siempre tratamos de hacer lo mejor. Si nos piden algo, tratamos de llevarlo a cabo lo más rápido posible”, afirmó Giuliano al tiempo que contó que la fabricación del dispositivo les llevó alrededor de dos semanas, “pero fue más que nada esperar que lleguen todas las cosas, conseguir los componentes: la parte de hacer el producto no fue algo tan laborioso; teníamos todas las herramientas, no nos faltó nada, tuvimos la disposición de los profesores, podíamos ir al taller, poner a imprimir algo, ocupar las computadoras para hacer diseños y demás”.
“Estamos tratándolo como una especie de proyecto puede llegar a más, un negocio o un emprendimiento, porque es algo esencial, necesario y que puede tener muchas mejoras que nosotros las vimos, sabemos que se pueden hacer, pero sabemos que también se necesita más tiempo, por eso hoy en día hicimos un producto alámbrico, por así decirlo, y con productos que podíamos conseguir, pero el día de mañana se puede hacer una investigación más a fondo y mejorar lo máximo posible”, contó.
“Incluso, este chico tenía un reloj que vibraba, pero para estos campos por ahí se quedan cortos por el tema de la potencia y nos llegan a despertar al chico. Entonces, nosotros lo que buscamos es mantener la efectividad que tiene el producto hoy en día, pero mejorarlo: que sea más pequeño, más cómodo, más portátil”, finalizó el alumno.
El despertador
Según explicaron, el aparato se programa con el celular, funciona de tal manera que el dueño lo conecta a la red, va con cable (tiene un cable bastante largo, de un metro y medio o dos aproximadamente). Lucas lo pone cerca de él y, entonces, con el solucionador nomás pone un horario y el producto vibra por un tiempo que él decida. Puede evitar tanto veinte segundos como 1, 2 o 5 minutos, lo que el chico necesite para poder despertarse. Y este producto, una vez que se prende, empieza a vibrar, él se despertará y tiene dos opciones: esperar que deje de vibrar solo o puede apagarlo desde su celular o desde el interruptor que está conectado.
Pedido de cargos MET
La comunidad educativa de la escuela técnica de Avellaneda realizó, en el mes de abril, un abrazo simbólico. La actividad se dio para solicitarle a las autoridades la creación de 8 cargos MET, horas cátedra, más asistentes escolares y preceptor.
Al ser consultado al respecto, Julio Bonora manifestó que “en el sistema educativo el actor principal es el alumno y el resto tenemos que acompañar, llámese: Ministerio de Educación, Región, cuerpo docentes, directivos, los estamos tallando educativamente a ellos. Los chicos te sorprenden día a día, son espectaculares”.