Ante el flagelo de las muertes sobre dos ruedas, en Santa Fe evalúan aplicar airbags para motos
(Por Luciano Andreychuk) – Los datos sobre accidentología vial preocupan cada vez más: según el reporte del Observatorio Vial de Santa Fe -preliminares del año 2020-, sobre el total de los muertos en accidentes de tránsito en toda la provincia, el 48% de las personas fallecidas iban en motovehículos. Es decir, cinco de cada 10 fallecidos eran usuarios de moto. Y esto, cabe recordar, en plena pandemia, donde la movilidad de las personas se redujo de forma muy considerable.
Pero si se coteja lo que pasa con las motos en la provincia respecto de los guarismos del Observatorio Vial Nacional (datos preliminares del primer trimestre de 2022), ese porcentaje de muertes de motociclistas (sobre el total de fallecidos en siniestros viales) representa el 42% en la bota santafesina: es mayor que el de Buenos Aires (36%), y que el de Córdoba (35%).
A su vez, en Santa Fe el rango etario de mayor concentración de fallecidos (tomando el total de decesos en siniestros viales) se registró entre los 15 y 34 años, es decir, personas muy jóvenes. Este es el alarmante diagnóstico, y queda claro que los usuarios de motos son los más vulnerables de morir en calles, avenidas y rutas. Pero entonces, ¿qué hacer ante esta “pandemia” de fallecimientos sobre dos ruedas?
“El casco es muy necesario, pero no es suficiente”, dice Osvaldo Aymo, subsecretario de la Agencia Provincial de Seguridad Vial (APSV) y experto en accidentología vial. Y ante esto, agrega que en la provincia se evalúa implementar airbags para motociclistas. Esto va en línea con lo que pasa en el mundo: “Es un tema muy comentado en los congresos internacionales sobre accidentología, y su aplicación está en fase de experimentación”, añade.
“Soy un convencido de que la tecnología va a cambiar la seguridad vial en todo el mundo. En los congresos iberoamericanos de seguridad vial, desde 2008 se está hablando mucho, y la OMS le está pidiendo a todos los países de las Américas que hagamos algo con respecto a las motos”, pone en contexto Aymo.
El subsecretario admite que hay que trabajar sobre este problema que es muy grave y complejo. “En este aspecto se discute sobre la posibilidad de los airbags para motociclistas. Porque el casco protege y su uso es imprescindible, pero los golpes en otras partes del cuerpo (tras un accidente vial) también producen muertes. Y un airbag protege a toda la humanidad de un motociclista”, asegura.
Cómo funciona
¿En qué consiste y cómo funciona un airbag para moto? Se trata de un elemento protector que aumenta significativamente la probabilidad de salvar las vidas de los motociclistas ante un siniestro vial. Es como la bolsa inflable del airbag del automóvil, que va en el cuerpo del motociclista (ajustable a la cintura) y que tiene el mismo principio técnico: esa bolsa se expande cuando se produce el accidente (la colisión).
En el mundo se están realizando testeos y pruebas experimentales. Implementar de forma masiva el airbag en motos impactaría positivamente en la accidentología vial, salvando miles de vidas.
El airbag se “dispara” mediante unos sensores que miden el equilibrio del conductor: actúa en milésimas de segundo. Además, al momento del choque, envuelve totalmente el cuerpo del conductor, y cuando éste cae está protegido por la amortiguación de la bolsa: es decir, no golpea contra el pavimento.
El airbag para motos “sería un aporte muy importante para la accidentología vial. Cuando esta tecnología se masifique a nivel mundial, los números de muertes de motociclistas bajarían significativamente. Habría muchas posibilidades de hacerlo, una vez estén terminados todos los testeos técnicos y estén en el mercado. Es algo para considerar para un futuro ojalá no muy lejano. Estamos hablando de salvar vidas”, se entusiasma Aymo.
El casco
Más allá de toda esta tecnología, el subsecretario insistió en la importancia de utilizar el casco protector, y de no caer en conductas temerarias. “Todos los días se ven en las calles tres e incluso más personas subidas a una moto, sin casco, con criaturas… Hay que tener más conciencia de la vida”, hace un llamado a la reflexión.
-En la ciudad de Santa Fe aún rige una ordenanza, “Con casco, Cargás”. Si un motociclista va sin casco a una estación de servicio, el estacionero no debería cargar combustible. Pero esta norma no se cumple en los hechos. ¿Qué opina sobre esta situación? – se le consultó a Osvaldo Aymo.
-Es un fracaso. Esa ordenanza es imposible de cumplir. Tampoco se le puede trasladar a una persona que está trabajando, como un expendedor de combustible, la responsabilidad de hacer el control. En todo caso la responsabilidad es del Estado local.
Pero más allá de esto, en lo que tenemos que trabajar es acercar el “riesgo real” que tiene el sistema de tránsito a la “percepción de riesgo” que tiene una persona conductora de moto. Un ejemplo: si yo siempre anduve en una moto y nunca me pasó nada, no hay percepción de riesgo; es el famoso “a mí no me va a pasar”.
Lo mismo si cruzo todos los días un semáforo en rojo; si no me hacen nunca una multa, la percepción de riesgo es: “Voy a seguir haciéndolo, esto no es tan riesgoso”. O si conduzco una vez bajo los efectos del alcohol, y “zafo” de un control de alcoholemia, lo seguiré haciendo.
Pero claro: un día el accidente llega, y puedo perder la vida. Entonces, hay que trabajar en la sociedad para acercar los límites que separan el riesgo real (sobre los accidentes de tránsito) con la percepción social del riesgo. Es en definitiva, generar conciencia.