Argentina: inflación de 2 mil por ciento con 22 veces la cantidad de billetes
Ignacio Hintermeister
El Litoral
“El gobierno declaró la guerra a la inflación con los mismos instrumentos que viene usando hasta ahora. Sigue subestimando el impacto del exceso de emisión monetaria sobre los precios. Lo más contradictorio es que el propio gobierno necesita mayor inflación para licuar gasto público”.
Foto: Gentileza
El Instituto para el Desarrollo Social Argentino que preside Jorge Colina, señaló sobre la “guerra a la inflación” que “la luz de alarma que mayor inquietud debe haber causado es que los precios de los alimentos en el Gran Buenos Aires están creciendo por encima del promedio nacional”, hasta ritmos por encima del 100%.
Sobre la ley de abastecimiento o el incremento de 2% en retenciones a harina y aceite de soja con destino a exportación, a fin de crear un fideicomiso que compense el precio de la harina de trigo en el mercado interno, expuso que “se trata de las mismas medidas que se vienen anunciando y aplicando hasta hoy”.
Analizando tres datos básicos de la última década, Idesa advierte que -según el Ministerio de Economía- entre el 2011 y el 2021 el Producto Bruto Interno (PBI) en términos reales es un 3% inferior.
“La emisión monetaria acumulada en la década aumentó un 2.200%.
La inflación en el mismo período fue de 2.000%. Estos datos muestran que mientras la cantidad de bienes y servicios (PBI) es la misma que hace una década atrás, la cantidad de billetes emitidos por el Banco Central creció en 22 veces.
“Habiendo 22 veces más billetes -añade- y la misma cantidad de bienes y servicios, no debería resultar extraño que los precios se hayan multiplicado por 20. En este marco, querer bajar la inflación con controles de precios, ley de abastecimiento, retenciones y acuerdos con dirigentes empresariales, sindicales y piqueteros es voluntarismo”.
“Contradicción”
“Lo más contradictorio de la guerra contra la inflación es que para el gobierno es vital que la inflación siga siendo alta. En el acuerdo con el FMI se dejó claro que la decisión del gobierno es no reducir el gasto público. Incluso se seguirán expandiendo los subsidios económicos ya que las tarifas se actualizarán por debajo de la inflación. Esto es lo que permite hacer la ostentación de que es el “primer acuerdo que firma el FMI sin ajuste”.
Señala el instituto que “para que esto sea posible se necesita seguir aplicando el ajuste inflacionario, como se viene haciendo hasta ahora. Es decir, apelar a que la recaudación aumente al ritmo de los precios, mientras el gasto público (en especial, las jubilaciones) lo hace a un ritmo inferior. Así entonces, la inflación es el único instrumento que juega a favor de moderar el déficit fiscal. Por eso, guerrear contra la inflación es dispararse a los pies”.
Otra manera
“La manera de evitar el ajuste y bajar la inflación es ordenando el Estado”, señala la entidad a cargo de Jorge Collina. Expone que “mientras siga prevaleciendo el desorden (previsional, tributario, funcional, etc.) es inevitable el ajuste. El ajuste puede ser explícito (aumentando impuestos o recortando gastos) u oculto (apelando a que la inflación logre el mismo resultado licuando gasto). Lo que no es posible es el planteo del gobierno que pretende: no ordenar el Estado, no aplicar ningún ajuste fiscal explícito y reprimir la inflación impidiéndole que haga el ajuste licuando el gasto público”.