Un tratamiento posible
Ataques de pánico, un laberinto con salida
La OMS indica que el 30 por ciento de la población mundial experimentó alguna vez esta situación. "Las épocas de mucha incertidumbre son un caldo de cultivo para este trastorno", afirma un especialista local. La psicología ofrece un tratamiento estratégico para quienes atraviesan este tipo de ataques, que desbordan y provocan descontrol.
(Por Nicolás Loyarte) - Taquicardia, agitación, ahogo, temblores, sudoración, mareos. Un ataque de pánico es una experiencia de ansiedad desmedida, que supera cierto umbral. De forma repentina, la persona cae presa de un torbellino de miedo, sensaciones corporales descontroladas y pensamientos catastróficos que desencadenan una verdadera explosión psico-física. Aparecen pensamientos como miedo a morirse o perder el control absoluto de la situación, una sensación de despersonalización.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el 30 por ciento de la población mundial sufrió o sufrirá alguna vez un ataque de pánico. En Argentina no hay estadísticas oficiales. Sin embargo, algunos especialistas advierten que se trata de una patología cada vez más común en los consultorios. Y ello pasa en Santa Fe.
"Particularmente estoy viendo más pacientes que sufren este problema en estos últimos años. En cuanto a los factores, creo que en general las épocas de mucha incertidumbre son un caldo de cultivo para este trastorno que, justamente, encuentra su fuente de inspiración en el miedo y la ansiedad", dice el psicoanalista Mariano Dicosimo (MP 1618). "Pero ojo que la incertidumbre existió siempre -advierte-. Lo que sucede es que ahora la toleramos mucho menos. Nos hemos acostumbrado a que las certezas y satisfacciones se obtienen de forma casi inmediata. Pero los proyectos sólidos no se concretan 'con un solo clic', conllevan un proceso que muchas veces es frustrante, y ahí es donde empieza a dominar la ansiedad".
Otro factor importante es más bien "de tipo cultural", describe Dicosimo, "cierta tendencia moderna a sobrevalorar la razón".
-¿Puede ampliar un poco más esa idea?
-En 100 años pasamos de creer que todo era obra de Dios, a que el mundo es una obra maestra de la razón humana. Estamos bombardeados por mensajes del tipo "piensa en positivo" o "controla tu mente", y se ha caído en la fantasía de que las emociones pueden manejarse voluntariamente mediante el uso adecuado del pensamiento. Pero la realidad es que no podemos decidir cuándo tenemos miedo y cuándo no. Pretender gestionar los ataques de pánico con mensajes del tipo "tranquilo que todo estará bien", es como enfrentarse a golpes de puño con un tigre hambriento. No solo fracasamos, sino que empeoramos más la situación.
“Pretender gestionar los ataques de pánico con mensajes del tipo ‘tranquilo que todo estará bien’, es como enfrentarse a golpes de puño con un tigre hambriento”, sentencia el especialista. Foto: Flavio Raina.
-¿Cuáles son los mitos o confusiones que se crearon alrededor de este tema?
-Bueno, la principal confusión creo que tiene que ver con la preponderancia de la causa. Sabemos que toda sintomatología psíquica tiene un correlato en la historia del paciente, un conflicto que la origina. Y se da por sentado que, para efectuar un buen tratamiento, primero hay que procesar y resolver esos conflictos originarios, que muchas veces desconocemos. En mi experiencia, esto no funciona así para los ataques de pánico, dado que no se trata de un trauma o una patología estructural, sino de una deficiente gestión de una emoción básica que es el miedo. Esta diferencia es sustancial, una brújula que nos indica que los ataques de pánico pueden tratarse desde una perspectiva del aquí y ahora. Podemos ayudar a la persona a que primero deje de sufrir estos síntomas que son tan invalidantes, y una vez que ha retomado las riendas de su vida será más sencillo trabajar los aspectos de su historia, si fuera necesario.
-¿Qué otra confusión se genera?
-Otra creencia muy difundida es que el tratamiento debe ser necesariamente prolongado. Esta mirada arroja al sujeto hacia un lugar de impotencia, de pasividad, cuando en verdad la duración de un tratamiento depende siempre de los recursos del paciente. Esta creencia además es muy peligrosa. Imaginemos que le estamos diciendo a una persona que sufre de ataques de ansiedad que deberá esperar varios años para curarse. Se frustra antes de empezar. Ese es el motivo por el cual muchas personas terminan tomando el atajo de la medicación psiquiátrica. Si esto no es debidamente monitoreado, más que un atajo es un callejón sin salida.
-Entonces, ¿qué se recomienda a una persona que padece o estima que puede sufrir ataques de pánico?
-En primera instancia yo sugeriría que realicen una consulta con un psicólogo matriculado. Para que haga un diagnóstico preciso y determine si efectivamente estamos ante un caso de trastorno de pánico. Porque ese es otro tema, la popularización de ciertos diagnósticos: a veces se llama pánico a determinados problemas que si bien presentan un cierto grado de ansiedad, funcionan de manera diferente y su tratamiento también lo es. También sugeriría que no se automediquen. A veces termina siendo más largo el proceso para que la persona pueda dejar la medicación que el tratamiento del trastorno de pánico en sí mismo.
-¿Cómo es un tratamiento para el ataque de pánico?
-Esta pregunta es clave, porque va a depender del enfoque teórico con que trabaje el profesional, es decir, el modo de escuchar al paciente es lo que estructura el tipo de tratamiento. En mi caso, abordo esta temática desde la Terapia Estratégica. Lo primero que se define a través del diálogo con el paciente es el funcionamiento específico de "su" problema, porque si bien los síntomas del pánico son similares en todas las personas, cada quien tiene una forma única de transitar sus experiencias emocionales. A partir de esto se van delineando los objetivos que habrá que conseguir para producir el cambio deseado, y se diagrama una estrategia de intervención a medida, para lo cual es fundamental establecer una relación terapéutica adecuada, ya que se requiere de mucho compromiso por parte del paciente.
-¿El ataque de pánico se cura?
-Bueno, aquí nos acercamos a un tema que en el ámbito de la psicología suele ser riesgoso: el de la eficacia terapéutica. Según las investigaciones, cuando este trastorno es debidamente diagnosticado, las perspectivas de solución rondan el 85 por ciento de posibilidades. Es cierto que muchos tipos de padecimientos requieren de intervenciones prolongadas y movimientos subjetivos complejos. Pero no es el caso del trastorno por ataques de pánico, siempre y cuando, insisto, esté bien diagnosticado por un profesional de la psicología matriculado.