Bersuit festeja los 25 años de “Libertinaje”
Por Ignacio Andrés Amarillo
Bersuit Vergarabat está de gira celebrando los 25 años del lanzamiento de “Libertinaje”, disco bisagra en la carrera de Bersuit. Ya giró por México, España, Francia y tiene previstas giras por Estados Unidos y Chile en los próximos meses. Recientemente estrenó una nueva versión de “Yo Tomo” junto a La Pegatina, y una de “Se viene” con Ilegales, ambas bandas de España.
Antes de partir hacia el norte, la agrupación se presentará en Santa Fe, en Tribus Club de Arte (República de Siria 3572) el jueves 10 de agosto a las 21. Las entradas están a la venta en la boletería del local (de miércoles a domingo, de 18 a 0) y a través del sistema Ticketway y sus puntos de venta (online y físicos).
Anticipando el show, El Litoral conversó con el vocalista Daniel Suárez, quien debutó discográficamente en la banda junto a su coequiper, Germán “Cóndor” Sbarbati como coristas justamente en “Libertinaje”; hoy ponen las voces principales a la formación que se completa con Juan Subirá (teclados y voz), René “Pepe” Céspedes (bajo), Carlos E. Martín (batería), Alberto Verenzuela (guitarra y voz), Nano Campoliete (guitarra, coros), Juan Bruno (guitarra) y Manuel Uriona (percusión).
Jugar en Primera
-Están festejando bueno, los 25 años de “Libertinaje”, que fue el primer disco en el que grabaron el Cóndor y vos, y que le dio un despegue a la banda preguntarte. ¿Cómo recordás aquella época?
-La recuerdo con pelo en mi cabeza, un montón (risas). La recuerdo también sin mi hijo. La recuerdo poniéndole todo en aquel momento, como hoy lo seguimos haciendo con cada disco que sacamos. A esa sensación justamente de libertinaje; yéndonos a grabar por primera vez a Los Ángeles, con Gustavo Santaolalla, y empezando a salir en giras al exterior del país. Una intensidad increíble, que a veces parece mentira que hayan pasado 25 años y que hoy estamos celebrando y presentando ese disco en los shows. Así que con gratitud lo recuerdo hoy.
-¿Cómo fue ese trabajo con Santaolalla y con Aníbal Kerpel? Eran los productores del momento de las bandas latinoamericanas.
-Fue fantástico. Ya habíamos tenido un primer acercamiento con Santaolalla, pero no fue muy agraciado: no nos vio en un buen momento nuestro (risas); lo cual retrasó todo como un año. Después sí tuvimos un buen acercamiento, donde pasó todo lo que pasa con un productor de la talla de él y de Aníbal: hay como un amor que se genera, en este caso algo que vivimos con muchísima intensidad: pasándole una gran cantidad de canciones, que él opine y produzca esas canciones. Llevarnos a grabar a su estudio, que era su casa en Los Ángeles. Ese intercambio de lo que en ese momento entendíamos nosotros, si me permitís el paralelo con el fútbol, que era como jugar en Primera. No por cantidad de gente, ni de llenar estadios; sino de hacer las cosas desde un nivel al que no estábamos tan acostumbrados.
Como gran productor, fue eso y un montón de cosas más: fue el gran motivador a la hora de que grabemos, a la hora de agrandarte, de tirarte muchas flores, y después tirarte recién las pautas, para que no estés tenso a la hora de grabar. Aparte convivió con nosotros.
-Un director técnico de Primera.
-Exacto: convivencia plena en el feedback, en acercamientos con otras bandas: Control Machete, Café Tacuba, bandas con las que él había estado trabajando en México.
Alzar la voz
-En ese disco había canciones que siguen siendo emblemáticas, como “Yo tomo” o “Murguita del Sur”; pero también estaban otras como “Señor Cobranza” o “Se viene”, que en ese momento eran como himnos de resistencia al menemismo. ¿Cómo fue crecer en popularidad, mientras los censuraba el Comfer y alguna gente los puteaba? Estaban un poco en el ojo del huracán.
-Sí, es verdad. No sé si por la intensidad también estamos viviendo todo eso, no nos dimos tanta cuenta, al menos en ese preciso instante. Sí después, cuando uno elabora las cosas a la distancia, de lo que significó toda esa parte de censura, en un montón de aspectos. Pero obviamente viéndolo con el diario del lunes, nos benefició más, por decirlo liviano, que lo que ellos pretendían hacer, que era que no se escuchen las voces.
Con respecto a la resignificación que tiene las canciones (en este caso, 25 años después) es algo maravilloso: la temporalidad de la música por un lado; y es algo a veces no tan maravilloso el círculo social que hacemos nosotros para que algo así se vuelva a representar tan literal, como en el caso de “el estallido”.
-Esa también es esa la usó otra gente con unas ideas totalmente distintas, no hace tanto.
-Claro. Eso por nombrar el caso del impresentable de (Javier) Milei, que estaba usando la canción, en una campaña con (Ricardo) Bussi en Tucumán. Es peligroso, bizarro, y a la vez pasó con la gente que lo festeja y lo celebra, pero no entendió nada. Al mismo tiempo uno piensa: “¿Qué es lo que tienen que entender?”. Te comparto mi garganta, mi modo de ver, mis antenas, lo que veo, para expresarlo y para ser compartido a las personas, que son las que reciben la música: para bailar, para un montón de cosas. Pero apelo a la comprensión del otro, con libertad. Es lamentable, pero bueno: pasó con Milei pero por suerte no lo hace más; le pedimos que no lo haga más.
Aquel espíritu
-Entre “Libertinaje” y “De la cabeza”, entre el final de menemismo hasta el post 2001, Bersuit le puso una banda sonora a la realidad: entre una cuestión crítica, pero también el permitirse ser festivos. Por lo que decías, es de imaginar que no veían esa responsabilidad en ese momento.
-Es lo que nos sale. Estamos ahora por sacar un disco en octubre, seguramente; lo venimos haciendo ya desde el año pasado. Y tiene mucho de ese contenido, justamente. Cuando pensábamos que por ahí no iba salir tanto: también porque hay ciertas energías de rebeldía y de momentos que pertenecen justamente a eso, a un momento, en el caso de las personas. Está bueno, en lo personal para nosotros, que lo hemos vivido por unos 30 años eso. Más allá de los momentos en los que haya sido más masivo; pero de esa forma lo hemos vive durante 35 años de banda, en mi caso 27.
Y está bueno que esa posta la agarren las nuevas voces; con respecto a esa parte de la voz alzada, social, súper comprometida. Celebro que sea así: que la alcen esas nuevas voces, porque me parece que son un poco el camino, y si no, es como que realmente no se entendió nada de lo que venimos trabajando hace un montón (risas). Pero este nuevo disco tiene mucho de eso, mucho de “Libertinaje”.
-¿Qué se puede contar del proceso de la grabación?
-Estamos ya terminados, ahora entramos en las mezclas; vinieron un par de invitados que participaron en algunas canciones: era lo último que faltaba para terminarlo, porque lo veníamos haciendo con diferentes tiempos. Lo grabamos en un estudio de General Rodríguez, que tiene Álvaro Villagra; Eduardo Pereyra está haciendo las mezclas. Nos vamos de gira ahora para Estados Unidos, en agosto y vamos a estar seguramente allá el contacto con Aníbal Kerpel, porque la idea sería que haga la masterización, justamente como en “Libertinaje”. Ahí completaríamos este año: espero que salga en octubre.
Abrir las alas
-Hablabas de la gira por Estados Unidos, van a ser Chile, México, España y Francia. ¿Cómo están viviendo esto de volver a girar internacionalmente. luego de la pandemia y las giras acotadas de la pospandemia?
-Bien, como te decía al principio de la nota: con agradecimiento, porque el estar todavía haciendo lo que amamos, que se nos sigan abriendo fronteras en diferentes países: como Francia, donde no habíamos ido nunca. En 2020 justamente íbamos a hacer eso: de hecho arrancamos por México, estábamos tocando en el Vive Latino cuando la pandemia tuvo aviso en el mundo entero, y logramos volver para esa fecha a Buenos Aires. Se postergó un par de años esa gira por eso países. El año pasado ya arrancamos pero este año arrancó con todo: hacemos un poco del interior de nuestro país y nos vamos también para afuera. Vamos viviendo diferentes mundos y/o realidades: es parte de este viaje hermoso que te da la música.