Los votantes de Bolsonaro están fastidiados. Sienten que le faltó tiempo para resolver los problemas ajenos a la economía. Los de Lula celebraron con fuerza la épica, en una ciudad atravesada por el bolsonarismo. Finalmente, los grandes protagonistas del ballotage – los que escogieron anular su voto o hacerlo en blanco – se muestran insatisfechos porque aseguran que ninguna de las dos alternativas representan una solución a los conflictos troncales del país.
Brasil: se prevé una transición tensa
Jair Bolsonaro no habló, como había indicado previamente, en la noche del domingo. Quienes lo esperábamos en las afueras del Palacio Da Alvorada lo percibimos cuando alrededor de las 11 de la noche del domingo las luces del interior de la residencia presidencial se apagaron. Lo mismo notaron los funcionarios que intentaron visitarlo para darle contención y se enteraron, por el secretario privado, que el mandatario ya se encontraba descansando. El lunes no fue muy distinto, Bolsonaro se fue a mitad mañana al Planalto (sede de gobierno) y tuvo reuniones a puerta cerrada con algunos integrantes de su gabinete. Según trascendió, no denunciará fraude pero tampoco felicitará a Lula por haber triunfado en las urnas.
Desde el gobierno de Bolsonaro indicaron que continuarán ejecutando los planes de gobierno pese al revés electoral. Por ejemplo, en las próximas semanas activarán una línea de crédito de bajo interés para que los sectores más vulnerables puedan acceder a su primer terreno y también facilidades impositivas para que las familias más rezagadas puedan alquilar o acceder a una vivienda. Los funcionarios indican que seguirán trabajando para los sectores más pobres, pese a que indican que son quienes más votaron por Lula.
En términos generales, la economía reaccionó bien en las primeras horas postelectorales. De hecho, la moneda local se fortaleció varios centavos respecto al dólar estadounidense en la primera jornada. Sin embargo, algunos sectores puntuales de la economía que afectan al día a día se mostraron disconformes a tal punto de generar cortes. Más de 17 estados de Brasil sufren cortes de ruta y manifestaciones de camioneros autónomos. Ellos se movilizan también hacia Brasilia, lo que genera que las fuerzas de orden público tengan que programar retenes en los accesos y sólo permitir el ingreso de vehículos particulares. Esto ocurre porque los profesionales pretenden generar ruido en la explanada de los ministerios, algo difícil de imaginar por los brasileños e imperdonable por los políticos.
Finalmente, resta esperar que Bolsonaro rompa el silencio y cambie de actitud para permitir una transición ordenada entre los equipos de gestión salientes y entrantes. Del mismo modo, para mostrar la foto con Lula que todos los brasileños esperan como señal de paz. Da Silva, por su parte, prometió terminar con el “estado de guerra interno” y trabajar por todos los brasileños por igual, sin distinciones ideológicas. En política externa, aseguran que las relaciones estratégicas en materia económica no cambiarán, pero sí se marcará una agenda política e ideológica distinta, principalmente en la región. Aún falta para el traspaso de mandos del primero de enero, pero el clima por estas horas hace parecer que será un proceso largo y engorroso.
*Enviado especial