Según una revista científica
Cambio climático: cómo afecta a la salud de la población santafesina y de la región
"Somos un país muy vulnerable al cambio climático", sostuvo la científica argentina Marina Romanello, directora ejecutiva de la iniciativa The Lancet Countdown a nivel global.
Valentina Chiaraviglio
Actualmente, las temperaturas que superan el promedio normal, las caóticas tormentas y frecuentes inundaciones son fenómenos de moneda corriente a nivel mundial. Según la Organización Mundial de la Salud, “el cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI” y en efecto, “la salud es y será afectada por los cambios de clima a través de impactos directos (olas de calor, sequías, tormentas fuertes y aumento del nivel del mar) e impactos indirectos (enfermedades de las vías respiratorias y las transmitidas por vectores, inseguridad alimentaria y del agua, desnutrición y desplazamientos forzados)”.
La afirmación de la OMS ya se ve reflejada en la edición de Octubre 2024 de la revista científica The Lancet. El informe elaborado por más de 300 investigadores de esta colaboración internacional monitoreó “la interconexión entre el cambio climático y la salud mediante un enfoque multidisciplinario”, comentó a El Litoral la científica argentina Marina Romanello, directora ejecutiva de la iniciativa The Lancet Countdown a nivel global e investigadora del Instituto de Salud Mundial del University College London, Reino Unido.
En este sentido, con foco en Argentina, la científica explicó que “somos un país muy vulnerable al cambio climático. Dependemos muy fuertemente de nuestros recursos naturales, de nuestro agro y hemos visto pérdidas millonarias en los últimos años por los eventos climáticos extremos”.
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Riesgos en la salud, trabajo y economía
Resulta difícil determinar los muchos factores del cambio climático que afectan a la Argentina, ya que por su gran amplitud latitudinal tiene diversos tipos de climas. Sin embargo, se pueden describir afecciones muy notorias y comunes para todo el país, como por ejemplo, “el aumento de la exposición a olas de calor, que son particularmente peligrosas para los adultos de más de 65 años, los bebés muy pequeños y las embarazadas”, explicó la científica argentina y reveló que “el sometimiento a estas temperaturas extremas aumentó en adultos mayores en un 242% y en niños un 216%”.
Exponerse a condiciones de temperaturas elevadas conlleva un aumento de patologías: “Lo vemos en trabajadores de construcciones, del sector agro, que su salud se está poniendo en riesgo”, destacaba Romanello y subrayó que “esto además tiene un costo económico ya que se perdieron 312 millones de horas laborales por exposición en promedio en los últimos años, lo que se traduce en un estimativo de más de un 1 millón de dólares perdidos por año por pérdida de capacidad laboral. Estas cifras tienen impactos en los ingresos de cada familia, condicionando en el nivel socioeconómico y el acceso a la salud”.
Santa Fe, sequía y dengue
Por otra parte, Romanello confirmó el aumento en la incidencia de sequías extremas, “sobre todo en la Región del Litoral y la pampeana. Algunas regiones experimentaron un promedio de 5 meses más de sequías extremas por año en la última década (2014-2023) en comparación con la década del ‘50”, detalló la directora ejecutiva de The Lancet Countdown.
Este prolongado período de tiempo seco “afecta el ecosistema, a la productividad alimentaria, el acceso a fuentes de agua seguras particularmente en regiones con estrés hídrico. Y esto tiene implicancias para la salud, la transmisión de enfermedades transmitidas por agua y la transmisión de vectores”, contó Romanello.
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En este sentido, hay una fuerte relación entre sequía y mosquitos. Argentina atravesó un brote histórico de dengue y actualmente está dando batalla en esta temporada 2024-2025. Lamentablemente las condiciones climáticas no son favorables para exterminar a estos vectores transmisores: “En eventos de sequías prolongadas se ve un aumento del riesgo de dengue porque cambian los hábitos de acumulación de agua. Hay un sistema de adaptación al estrés hídrico, entonces el agua se acumula por ejemplo en tanques, cerca de las viviendas de las personas generando focos de infección”, explicó Romanello.
Por otra parte, la científica Argentina comentó que también están viendo que “está aumentando el riesgo de transmisión de malaria, sobre todo para la zona central de la Argentina, en el sur de la provincia de Buenos Aires y el sur de La Pampa”.
Combustibles fósiles y salud
Otro de los puntos que monitoreron y analizaron los expertos del grupo The Lancet Countdown y que es muy importante entender es que Argentina “todavía dedica una enorme cantidad de recursos económicos para subsidiar los combustibles fósiles que dañan nuestra salud”, decía la especialista y detalló que “en el año 2022 estimamos que el país gastó un total de 20.780 millones de dólares en subsidios a los combustibles fósiles y que esto es el equivalente al 54% de todo nuestro gasto en salud”.
En efecto, esto se traduce en que “seguimos dependiendo de mercados internacionales donde el precio sube y está toda la población sujeta a esos valores desorbitantes. Obviamente el subsidio fue necesario para que los argentinos pudieran seguir teniendo acceso a la energía, que es clave para mantener buenos estándares de salud. Pero tenemos la oportunidad para transicionar a sistemas energéticos mucho más sostenibles donde la energía pueda ser accesible en lugares remotos”, explicó la científica a El Litoral.
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Además, Romanello consideró que “podríamos ser líderes mundiales en el desarrollo de la industria de energías renovables que puede ser local respetando los derechos de las personas que viven en las tierras de donde se extraen los recursos naturales que es sumamente importante, liderando nosotros mismos el desarrollo de esas actividades con protección del bienestar. Hay una oportunidad enorme que nos estamos perdiendo”.
Pequeñas acciones para grandes cambios
¿Qué puede hacer cada uno desde su lugar?, es la pregunta que le hizo El Litoral a la investigadora del Instituto de Salud Mundial del University College London. “Hay mucho que podemos hacer como individuos, ya que tenemos cierto nivel de control sobre nuestras emisiones”, dijo Romanello y recomendó lo siguiente:
- Optar por sistemas de transporte más sostenibles. Esto llevará a aumentar la actividad física, reducir nuestras emisiones y también la contaminación del aire que tanto impacto tiene en la salud.
- Elegir dietas más sanas. Un plan alimenticio accesible y acorde a cada cultura donde se reduzca el consumo excesivo de carnes rojas y se aumente el consumo de frutas, verduras y derivados de origen vegetal de alta calidad.
- Prepararse y ser consciente de los impactos del cambio climático. Ante las alertas por tormentas y olas de calor, hay que tomar en serio estas advertencias para protegerse de los daños extremos que pueden causar en cada individuo aún más si pertenecen a un grupo de riesgo.
Algunas regiones de Argentina experimentaron un promedio de 5 meses más de sequías extremas por año en la última década (2014-2023) en comparación con la década del ‘50.
“No tenemos infraestructura para pelear contra el cambio climático”
Por último, la directora ejecutiva de la iniciativa The Lancet Countdown, no dejó de lado la realidad de la Argentina: “Somos un país donde tenemos todavía gran parte de la población con acceso pobre a un buen sistema de salud y a los servicios de energía” y en efecto, “la población es altamente vulnerable”.
Hay que tener en cuenta que “a medida que aumentan las temperaturas, estos impactos que hoy son emergentes, se van a manifestar de forma más intensa y no tenemos la infraestructura para hacerles frente”, por esto, “es muy importante que en la Argentina empecemos a monitorear mucho más de cerca estos riesgos para la salud, que haya alertas tempranas, medidas de prevención y protección para la población”, concluyó la científica.