No pudo Ricardo Kaufmann ver como su hijo Carlos ha hecho el mismo juramento que, en el Senado de la Provincia de Santa Fe, él sintió en cinco oportunidades. Seguramente el ensayista e historiador habrá soñado con ese momento, con la escena completa tras una elección ganada en Garay en las próximas Paso del 16 de julio y luego en los comicios generales del 10 de septiembre. El legado se hubiera completado con un abrazo paternal, pero no le alcanzó la vida.
Carlos Kaufmann juró para la banca de senador que ocupaba su padre
Hubiera sido una metralla de flashes y de emociones, en medio del recinto, porque nadie le hubiera podido negar a Kaufmann, después de ser senador durante 24 años, estar allí y no en las barras con los demás invitados especiales. No sucedió y ahora Carlos Kaufmann ocupa la banca del padre muerto, porque también fue electo senador suplente en 2019 junto al progenitor y mentor político. Debe haber un enorme peso sobre los hombros del ahora ex secretario de Comunas del gobierno provincial.
El senador peronista muerto el 21 de mayo había alcanzado cierta sabiduría en la oratoria parlamentaria. Sobre todo en sus últimos años, de largas pausas y palabras elegidas con particular cuidado. Iba de citas a los clásicos al catecismo de las 20 verdades sin dificultades, y usaba las metáforas sin complicaciones ni artificios barrocos. Aunque apasionado por sus ideas siempre invocaba sino el diálogo, la tolerancia; sino el acuerdo al menos el respeto por otras posiciones. Desdramatizaba, tal vez porque los años, los libros y la música, le hicieron ver el devenir de las cosas. Era un revisionista que ya había superado la visión maniquea de esa corriente y sus aportes sobre el pasado en común eran valiosos. En alguna medida, un renacentista que supo cómo funciona cada uno de los Poderes. Fue juez, camarista, ministro de Educación y senador provincial, además de escritor y dirigente político.
Sus pensamientos en voz alta, desde su banca, bien podían desembocar en “La vida de las abejas” de Maeterlinck como en algún refrán repetido y certero. Reclamaba de las leyes el uso correcto de los verbos. La norma “debe ser imperativa” advertía ante los artículos de algún proyecto que, sin importar el bloque, no tenían bien resuelta su redacción.
Su momento en las sesiones era el de los homenajes y las manifestaciones, cuando sobre temas que no están en la agenda del Orden del Día, los Asuntos Entrados o las Preferencias, se improvisa o lee algún escrito. No hay registros en la memoria de los cronistas de que hubiera necesitado esto último para sostener el hilo.
Las fechas rituales del peronismo, amén de otras marcadas en el calendario patrio, eran en Kaufmann una excusa para hablar del presente. Con el rigor propio de un historiador, antes del que se aferra a un edulcorado relato, entendía que “el movimiento” había nacido en 1943. Tampoco a la fecha del 4 de junio, al golpe de Estado del que este domingo se cumplirán 80 años, pudo acudir el senador que lo consideraba el inicio. Cuanto hubiera gozado otro aniversario redondo del 17 de octubre del 45.
En varias oportunidades se estudió la chance del recambio generacional, porque Kaufmann padre ya no estaba en condiciones físicas de ir a la sesión. Incluso pasaron demasiadas reuniones sin que Garay estuviera representado. La última vez que pisó el recinto fue el 29 de diciembre de 2022 según los detallados registros de la web El Protagonista.
En una publicación en su cuenta personal, el flamante senador Carlos Kaufmann (que compite por su reelección) expresó hace tan solo unos días: “Te fuiste, digno y alegre, como viviste”, es un consuelo que haya sido así.
Te fuiste, digno y alegre, como viviste. Con la misma bonomía, utopías y amor que supiste compartir. Te vamos a recordar en cada obra que dejaste, en cada árbol que plantaste, en las lágrimas y sonrisas de tu gente, que te quiere. Hasta siempre genio hermoso. Gracias por tanto!❤️ pic.twitter.com/vudQMTIHI9
— Carlos Kaufmann (@KaufmannCarlos) May 21, 2023