Claudia Puyó: “Me llevo muy mal con la música de moda, como trap o reggaeton”
El sábado último, la cantante Claudia Puyó, una de las voces femeninas más destacadas e imponentes del rock nacional, regresó a Venado Tuerto para compartir un puñado de temas, entre composiciones propias y clásicos del cancionero popular argentino. El show fue en 1927 Multiespacio, con un buen marco de público, que colmó la sala del bar ubicado en Casey 435.
En esta oportunidad, la artista, que mantiene una relación muy cercana con Venado Tuerto, adonde vino varias veces en sus casi 48 años de trayectoria, presentándose en diferentes espacios y escenarios, estuvo acompañada de talentos locales: Ricardo “Gafas” Maril en teclados; el trío Ojo Bizarro, integrado por Julián Baronio (guitarra), “Corto” Mestre (batería) y Guillermo Betti (bajo); y Melanie Trifiletti en voz.
Los años no parecen transcurrir para la cantante, que sigue con la voz intacta, al igual que su espíritu rockero, que parece encenderse cada vez que pisa un escenario. Para Claudia, el rock no es una pose, sino un estilo de vida que la acompaña desde el año 1974, cuando comenzó su próspera carrera que continúa en la actualidad.
Hoy en día, este amor por el género y la pasión por la música, la llevan a levantar y defender más que nunca al rock nacional, aquel que floreció en un momento muy difícil para el país, como fue la última dictadura cívico-militar y que explotó, sobre todo, en las décadas del 80 y 90, como una especie de resistencia ante el surgimiento de otras propuestas como el rap, el trap o el reggaeton.
“En este último tiempo avanzó rápidamente un movimiento musical que no me gusta y que hoy es lo que está de moda, como el reggaeton o el trap. Me llevo muy mal con esta música nueva. Yo vengo del rock and roll, aunque escucho música clásica, folklore, tango, pero esto no”, exclamó Claudia Puyó.
Trazando una diferencia con estos “géneros de moda”, consideró que el rock “tiene una poesía que dice más cosas concientizantes”, cuando ahora “hacen música direccionada a estupidizar a la gente”. “Ya no hay más profundidad en lo que estamos escuchando, porque una canción tiene que tener armonía, melodía y poesía. Sé que soy de otra generación y quizás por eso me resulta muy agresivo, sobre todo el reggaeton”, puntualizó.
Para la cantante, regresar a los escenarios y retomar las giras y recorridas es “una enorme alegría”, luego de lo que fue la pandemia de Covid-19 que “nos alejó un poco a todos y nos hizo parar de tocar, algo muy complicado para un músico. Por suerte ahora podemos reencontrarnos”.
Si bien con el confinamiento que se instauró en marzo de 2020 y continuó hasta inicios de 2022, con algunas intermitencias, “nos impidió salir con nuestra música, yo pude hacer cosas adentro, a distancia, desde mi cocina, como grabar un tema con León Gieco que se llama ‘Todo se quema’; con Piti Fernández, de Las Pastillas del Abuelo, grabamos la canción ‘El cuento que cuentes’; hicimos una versión del tema de Pappo’s Blues, ‘Algo ha cambiado’, con Alambre (González), Bolsa (González) y Nahuel Antuña; y grabé ‘Todo el día me pregunto’ (de Manal) con Claudio Gabis. Pero no es lo mismo que estar arriba de un escenario, conmoverse y conmover, que es algo de otro planeta”, remarcó.
Además, contó que aprovechó este tiempo para “componer mucho, aunque no son temas muy felices”, influenciada por una situación personal que le tocó atravesar, como fue el cuidado de su padre, hoy con 92 años, y de su mamá que falleció hace unos cuatro meses. “Terminé un disco doble que se llama ‘Cazadora de cielos’, uno que tiene canciones mías y el otro, versiones. Como hoy es muy difícil y costoso hacerlo en formato físico, estoy viendo de qué manera largarlo, quizás a través de las diferentes plataformas digitales”, adelantó.
“El encierro fue muy creativo y denso al mismo tiempo. Hice una canción que se llama ‘Espejismo en la tormenta’, que yo le digo el pandémico, que habla un poco de esa sensación de encierro y desesperación”, agregó.
Venado, siempre cerca
“Estoy muy contenta de volver a Venado, donde hacía mucho tiempo no tocaba, y acompañada de músicos que hace años nos conocemos y compartimos varias veces escenarios”, manifestó Puyó, recordando que estuvo muchas veces en tierras venadenses con diferentes propuestas, ya sea acústicos, eléctricos con banda propia o con Ojo Bizarro.
Pero la relación con la ciudad va más allá de esta serie de conciertos que brindó en todos estos años, ya que desde hace unas dos décadas toca junto al venadense Ricardo “Gafas” Maril, a quien “conocí en el Estudio Circo Beat, de Fito Páez, donde él era técnico en sonido; a partir de ahí se generó una relación muy grossa”, recordó, contando que “fuimos pareja largos años y desde hace mucho tiempo somos amigos”.
También, allá en los inicios de los ’80, tocó con La Torre, banda que lideraba Patricia Sosa y que tenía en sus filas al baterista venadense Jota Morelli.
La artista
Claudia Puyó no solo es cantante de rock, sino también aborda otros géneros como el blues o el soul. Es compositora -editó cinco trabajos y en breve saldrá a la luz un disco doble que produjo en época de pandemia llamado “Cazadora de cielos”- e instrumentista. Sin dudas, es una de la artistas más destacadas de la música argentina, que se dio el gusto de compartir escenario y grabar con Miguel Cantilo, David Lebón, Patricio Rey y sus Redonditos de Ricota, Fito Páez, Mercedes Sosa, Fabiana Cantilo, Joaquín Sabina, Patricia Sosa, Peteco Carabajal, entre tantos colegas prestigiosos.
A su vez, es acreedora de premios y distinciones importantes, como ACE (Asociación Cronista de Espectáculos) en la categoría Mejor Disco de Rock Nacional solista Femenina, año 1994, o la estatuilla de Platino, en 2005, que entrega la Fundación Konex, como mejor cantante de la década en Argentina.