Clima y maíz, el principal foco de los productores
Si bien durante la semana tuvimos comentarios de que el patrón climático podría cambiar, lo que se planteó incluso con buenas precipitaciones en los pronósticos, luego las mismas se disiparon. En este contexto, Dante Romano, profesor e investigador del Centro de Agronegocios y Alimentos de la Universidad Austral brinda un detalle de cómo están los cultivos en Argentina y en el mundo, adelantando posibles medidas que los gobiernos podrían llegar a tomar para prevenir consecuencias negativas.
Como anticipaba el especialista en anteriores entregas de “Agroperspectivas”, la Argentina no está recibiendo las lluvias necesarias para que los cultivos se estabilicen, a todo esto, ahora se le suman problemas similares en el sur de Brasil, una zona muy productiva tanto de soja como de maíz temprano. “Chicago ya está copiando esto, con fondos especulativos que están incrementando su posición neta comprada” explica Romano
No todo es malo, según plantea el experto de la Austral, los climatólogos dieron cuenta esta semana que “La Niña” comienza a disiparse, lo que favorecería un lento cambio en el clima, pudiendo generar mejores lluvias en el corto/mediano plazo. Otra de las cuestiones que Romano destaca tiene que ver con el hecho de que en el norte de nuestro país ya se están dando las recargas necesarias para la implantación de maíz tardío y soja.
El clima y su impacto en el mercado
Romano explica que el mercado de trigo internacional está tironeado por dos factores: una oferta abundante y barata desde Rusia (a la que se le suma otra de menor volumen, pero incluso a menor precio proveniente de Ucrania) y clima frío en EEUU, hecho que podría afectar los cultivos de invierno.
Por su parte, la nieve, los fuertes vientos y las temperaturas muy por debajo del punto de congelación amenazan los cultivos de trigo de invierno en Estados Unidos.
Como se anticipaba más arriba, el clima seco en el sur de Brasil podría mantener el mercado interno brasileño tirante, ya que esa producción se destina normalmente al consumo interno, hasta que en junio con la llegada del maíz safrinha aparezcan los saldos exportables. En virtud de esto, se espera que las exportaciones de Brasil sean más bajas.