Corea del Norte confirmó que entre el 31 de mayo y el 11 de junio lanzará al espacio su primer satélite militar de reconocimiento, que tendrá como función principal “espiar” los movimientos de sus enemigos.
Cómo funcionará el satélite de Corea del Norte para “espiar” a Estados Unidos y sus aliados
Ri Pyong Cho, vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido del Trabajo de Corea, lo indicó en declaraciones a KCNA (Agencia Telegráfica Central de Corea).
No brindaron detalles sobre el artefacto ni el día exacto de lanzamiento, pero si se supo que se trata del mismo que ya había sido inspeccionado a mediados de mes por el líder supremo Kim Jong-Un.
En base al comunicado oficial de Pyongyang, el satélite será lanzado hacia el Mar Amarillo, el Mar de China Oriental y el este de Luzón, Filipinas.
La Organización Internacional Marítima ya fue notificada, pero aún no envió una confirmación.
Podría tratarse del primer movimiento directo de alguno de los bandos en el frente coreano, que no sufre ataques desde el armisticio de 1953, en el marco de una tensión creciente en todo el este de Asia.
Qué dijeron las autoridades
Ante los silencios públicos de Kim, Ri Pyong Cho fue el encargado de afrontar las declaraciones, indicando que este satélite será acompañado por “varios medios de reconocimiento que se probarán recientemente, indispensables para rastrear, monitorear y hacer frente con anticipación en tiempo real a los peligrosos actos militares de Estados Unidos y sus fuerzas ‘vasallas’”.
El funcionario norcoreano agregó: “Bajo la situación actual provocada por las maniobras militares imprudentes de EE.UU. y Corea del Sur, constantemente sentimos la necesidad de expandir los medios de reconocimiento e inteligencia y actualizar diferentes tipos de armas defensivas y ofensivas”.
Sin titubear, acusó a la gestión de Joe Biden de realizar “actividades de espionaje aéreo hostil en la península de Corea y sus alrededores”.
Anteriormente, el propio líder supremo había destacado la importancia de su crecimiento armamentístico y “el carácter estratégico” de la posesión de este tipo de dispositivos militares.
Aún sin conocerse los intereses finales de Corea del Norte y posicionando como lejana la posibilidad de intervenciones directas, el de esta semana se trata de otro de los grandes pasos en la carrera de “miedo” de la que participan actualmente las grandes potencias.
El caso del Misil Balístico Intercontinental (ICBM) es el ejemplo más claro de la nación ermitaña, que logró construir de manera efectiva su posición de mega-potencia militar. Rusia aparentaba lo mismo y durante la guerra de Ucrania mostró debilidades.
Los ejercicios de EE.UU. y Corea del Sur
En una postura de “jugar con fuego”, ambos bandos han cruzado de manera constante límites diplomáticos y físicos con sus diversos ejercicios militares durante los últimos meses.
Ya no sorprende toparse con un misil norcoreano cayendo en aguas japonesas, como así tampoco con las fuerzas armadas estadounidenses trabajando en conjunto con una aliada regional. En otro frente de tensión, la relación EE.UU.-Taiwán-China posee condimentos semejantes.
Según el relato oficial, este lanzamiento reciente de Pyongyang se da ante el acercamiento a sus costas de los ejercicios de Japón con Estados Unidos.
Seúl y Washington iniciaron ejercicios militares para simular “un ataque a gran escala” de Corea del Norte, lo que fue calificado como una abierta amenaza por el Gobierno de Kim Jong-un.
En consonancia con la postura de amenazas mutuas, el vocero del Departamento de Estado estadounidense, Vedant Patel, manifestó: “Hemos sido muy claros al instar a Corea del Norte que se abstenga de realizar más actividades amenazantes y pedimos a Pionyang que participe en una diplomacia seria y sostenida”.
Por el lado de Japón, el Ministerio de Defensa recibió órdenes para que se destruya cualquier misil lanzado por Corea del Norte que esté próximo a caer en su territorio.
Un portavoz de la Guardia Costera japonesa dijo que la notificación del lanzamiento por parte de Pyongyang llegó por correo electrónico.
En Tokio especulan con la posibilidad de que el nuevo artefacto sea un intermediario para el ataque con misiles de larga distancia, por lo que desplegó baterías de defensa antimisiles Patriot y destructores Aegis con capacidad de defensa antimisiles balísticos en las aguas que rodean las islas Nansei.