El 6 de febrero de 2023, el Tribunal Oral en lo Criminal n° 1 de Dolores condenó a prisión perpetua a cinco jóvenes y a penas menores a otros tres, quienes habían llegado a juicio por el crimen de Fernando Báez Sosa (18), ocurrido el sábado 18 de enero de 2020 frente al boliche Le Brique de Villa Gesell.
Cómo viven los rugbiers condenados por el crimen de Fernando Sosa y qué los preocupa
Máximo Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Matías Benicelli y Luciano Pertossi fueron considerados por los jueces como “coautores penalmente responsables por los delitos de homicidio doblemente agravado por el concurso premeditado por dos o más personas y por alevosía en concurso ideal con lesiones leves” y condenados a prisión perpetua. Por su parte, Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi, como partícipes secundarios recibieron 15 años de prisión.
Nada cambió
Tras la condena de los jóvenes, hubo muchas especulaciones. Al inicio, se habló sobre su traslado a la Unidad Penal N° 2, más conocida como Cárcel de Sierra Chica. Pero, cuarenta días más tarde, los ocho sujetos se encuentran juntos y en el mismo lugar: la Alcaidía N° 3 de Melchor Romero.
Por el momento siguen separados del resto de la población carcelaria, tal y como se mantenían durante el momento previo al juicio oral. Sin embargo, el ánimo es diferente.
Los rugbiers fueron condenados por el crimen de Fernando Báez Sosa: qué pena recibió cada uno
Por su parte, Hugo Tomei, abogado de los condenados, solicitó la absolución de los tres jóvenes que están condenados a 15 años (Ayrton Viollaz, Blas Cinalli y Lucas Pertossi) y la reducción de la pena para los cinco acusados que fueron sentenciados a prisión perpetua (Máximo Thomsen, Luciano Pertossi, Ciro Pertossi, Enzo Comelli y Matías Benicelli).
Qué le preocupa a los detenidos
Una de las principales inquietudes que atraviesan los detenidos está relacionada con el traslado a otro penal. Los ocho, a pesar de las diferencias o discusiones que puedan tener, se aferran a mantenerse juntos mientras permanezcan detenidos.
“Si eso sucede, a él no lo van a notificar”, explican desde el Servicio Penitenciario Bonaerense (SPB). Es decir, que los jóvenes podrían ser trasladados de la noche a la mañana sin previo aviso, a cualquier unidad penitenciaria, juntos o separados.
Esta posibilidad, imposible de manejar para la defensa, es justamente el factor que más incomoda a los detenidos. El hipotético escenario de separación y traslado los mantiene intranquilos. Porque pueden ser subidos a una unidad móvil y notificados en el momento de que van a ser alojados en otro penal. Eso puede suceder cualquier día, a cualquier hora.
Desde el SPB completaron: “Algo que se sabe y no se dice es que pocos están dispuestos a pagar el costo de un traslado. O mejor dicho: que queden expuestos en otra cárcel y sean atacados. Son los presos más conocidos de la Argentina, no va a ser fácil”.