Compromiso de Nación: en mayo se inicia la autopista Rufino-Rosario
[vc_row][vc_column][vc_column_text]“En el mes de mayo se inicia la obra autopista Rufino-Rosario sobre la ruta nacional 33 entre el empalme con ruta nacional 7 y el acceso a San Eduardo, con una inversión de 13 mil millones de pesos que beneficiará el tránsito de 4.100 vehículos por día”, sentenció sin pausa la locutora del acto presidido por el presidente Alberto Fernández este viernes en Rosario. Menos de 50 palabras los primeros minutos del acto bastaron para acercar como nunca antes el sur-sur santafesino al inicio de la gran obra vial que la Nación adeuda desde hace décadas a la región. De hecho, la Comisión Plan Autopista, integrada por el Centro Comercial e Industrial, el Centro Regional para el Desarrollo del Sur de Santa Fe y Cooperación Seguros, inauguró sus actividades en 2004, y en ese entonces advirtió el coordinador Ovidio Butani: “Debemos ser perseverantes en la gestión y en el objetivo”.
En los últimos 18 años, miembros de la comisión se cansaron de golpear puertas de despachos oficiales en Buenos Aires, Santa Fe y Rosario, como también de tramitar mediante cartas, correos electrónicos y llamadas telefónicas. También salieron en busca de cada uno de los funcionarios influyentes, de cualquier signo político, que desembarcaban en la ciudad, y los interiorizaban de los reclamos de una amplia región por la autopista Rufino-Rosario. Si bien existieron discrepancias en algunos aspectos, se puede decir que la gestión por la megaobra vial no cayó en el agujero negro de la grieta, sino que se convirtió en una política de Estado, y en la esfera venadense recibió el máximo apoyo del intendente peronista José Freyre en su momento, y esa misma prioridad se ratificó desde la asunción del radical Leonel Chiarella.
Durante los 12 años de reinado kirchnerista se alegaron diversos motivos para la postergación de la obra, pero el dato objetivo es que las prioridades fueron otras y las ilusiones de toda la región se frustraron, en tanto que los muertos se multiplicaron a lo largo de la colapsada ruta 33 y el transporte de la producción agraria se volvió cada año más tortuoso. Con el arribo del macrismo a la Casa Rosada se archivaron los proyectos de inversión estatal y surgieron las iniciativas de Participación Pública Privada (PPP), cuestionadas en duros términos por los mismos que estaban sospechados de ilícitos en la ejecución de obras viales.
Las expectativas de inversión privada no duraron demasiado y las PPP se derrumbaron a la par de la gestión de Mauricio Macri, entre devaluaciones que erosionaban los presupuestos y la “causa de los cuadernos” que espantaba el financiamiento internacional a las constructoras. Así las cosas, de pronto se festejó la extinción de los contratos que ligaban a la empresa adjudicataria Corredor Panamericano II con la Dirección Nacional de Vialidad, y desde el 1 de octubre último la traza de la ruta nacional 33, entre las ciudades de Rufino y Rosario, quedó bajo control de Corredores Viales, una sociedad estatal constituida por el Ministerio de Obras Públicas de la Nación y la Dirección Nacional de Vialidad. De este modo se desactivó el proyecto de autopista Rufino-Rosario, que integraba el paquete de obras adjudicado en el corredor vial “F” a Corredor Panamericano II, la UTE liderada por la constructora Helport.
Lejos de resignarse ante ese incierto escenario, el coordinador de la Comisión Plan Autopista, Ovidio Butani, interpretó con optimismo que “el 1 de octubre se inauguró otra etapa en la lucha del sur santafesino por la construcción de la Autopista 33” y se basó en el artículo cuarto del decreto presidencial N° 779 de concesiones viales, que instruye a la Dirección Nacional de Vialidad a impulsar las obras pendientes de ejecución, entre ellas la autopista que había sido adjudicada a Corredor Panamericano II, en el marco de las PPP, entre el acceso a San Eduardo por ruta 33 y ruta A012, en inmediaciones de Rosario. Y, por otro lado, se sostenía una tenue esperanza en la ejecución de los 72,4 kilómetros de autopista entre el cruce de 7 y 33 y el acceso a San Eduardo, que “nunca estuvo bajo el formato de Participación Pública Privada (PPP), sino que se había licitado por parte del Estado nacional y adjudicado a fines de 2017 a la sociedad formada por Supercemento y Cartellone, y en 2018 se firmaron los contratos, pero nunca comenzó su ejecución, aunque en los últimos años se contemplaban las asignaciones presupuestarias”, historió Butani. Ya en fecha reciente, a través de un acuerdo entre partes, se desvinculó Supercemento y en su lugar ingresó Rovella Carranza, que junto con la firma mendocina José Cartellone Construcciones Civiles, serán responsables de los trabajos a partir del mes entrante, y que se completarían en 24 meses, según el compromiso del ministro de Obras Públicas de la Nación, Gabriel Katopodis.
“A pesar de las adversidades, jamás perdí la confianza en el comienzo de la obra, siempre estuvimos en carrera y nunca bajamos los brazos”, destacó el dirigente, agradecido de todos los apoyos obtenidos, entre los que citó al gobernador Omar Perotti; la senadora nacional María de los Angeles Sacnun; el ministro de Defensa Agustín Rossi; el diputado nacional Esteban Bogdanich; el senador provincial Lisandro Enrico; el diputado provincial Gabriel Real; el intendente venadense Leonel Chiarella y su antecesor José Freyre; el intendente de Rufino, Abel Lattanzi; y los intendentes, presidentes comunales, legisladores y entidades intermedias de todo el corredor. “A todos ellos y al periodismo local y regional les agradecemos el respaldo incondicional y los volvemos a convocar para este nuevo esfuerzo que seguramente desembocará en las primeras máquinas trabajando”, remató el alma mater del proyecto.
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“A pesar de las adversidades, jamás perdí la confianza en el comienzo de la obra, siempre estuvimos en carrera y nunca bajamos los brazos”
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