Más de 500 años de vigencia
Cónclave, el sistema electoral que debutó cuando Colón desembarcaba en América
El próximo 7 de mayo comenzará en el Vaticano el cónclave para elegir al nuevo papa. El rito se celebra en la Capilla Sixtina desde 1492, año de dos hechos históricos que cambiaron el mundo.
Este 7 de mayo, la Capilla Sixtina será nuevamente el escenario donde se reúna el cónclave para elegir al sucesor de San Pedro. Enmarcado en una tradición cargada de historia, simbolismo y sentido práctico, el cónclave moderno se realiza en este recinto sagrado desde fines del siglo XV, exactamente desde 1492, el mismo año en que Cristóbal Colón llegaba al continente americano.
Construida entre 1473 y 1481 por orden del papa Sixto IV, la Capilla Sixtina fue pensada como capilla privada papal. Su arquitectura cerrada y su carácter solemne la convirtieron en el espacio perfecto para acoger uno de los rituales más trascendentales de la Iglesia católica.
Cuando se imponían las presiones externas
Hasta el siglo XIII, los papas eran elegidos en asambleas abiertas, donde la influencia de las familias nobles, de los reyes y de los propios romanos podía condicionar de manera directa el resultado. Los cardenales deliberaban en libertad, pero muchas veces bajo fuertes presiones políticas y hasta amenazas físicas.
En 1274, el Concilio de Lyon II, impulsado por el papa Gregorio X, instauró formalmente el sistema de cónclave (del latín cum clave, "bajo llave") para proteger el proceso de elección. A partir de entonces, los cardenales serían encerrados sin contacto con el exterior hasta consensuar un nombre. Esta medida buscaba acelerar los tiempos -algunas elecciones anteriores habían durado años- y garantizar la libertad del voto.
La Capilla Sixtina y su rol en el proceso electivo
Aunque el sistema de cónclave ya estaba vigente desde el siglo XIII, fue recién en 1492 que la Capilla Sixtina pasó a ser su sede estable. En aquel primer cónclave en este lugar histórico fue elegido Rodrigo Borgia como papa Alejandro VI, en medio de un mundo que también presenciaba el inicio de la expansión europea con el "descubrimiento" de América.
El uso de la Sixtina obedeció a su disposición práctica -fácil de sellar y resguardar- y a su profunda carga simbólica: bajo el juicio divino representado en su arte, los cardenales debían elegir a quien guiaría a la Iglesia.
Cónclaves memorables bajo los frescos de Miguel Ángel
A lo largo de los siglos, la Capilla Sixtina ha sido testigo de elecciones que definieron rumbos históricos. En 1513, fue elegido León X, mecenas de las artes renacentistas. En 1978, el breve pontificado de Juan Pablo I obligó a convocar un segundo cónclave en menos de dos meses, del que surgió Juan Pablo II, el primer papa no italiano en 455 años.
El cónclave de 2013, tras la histórica renuncia de Benedicto XVI, eligió a Francisco, primer pontífice latinoamericano.
Un rito inalterable en tiempos cambiantes
Pese a los cambios históricos, el cónclave mantiene su esencia: aislamiento, oración y votaciones sucesivas. La elección debe contar con una mayoría cualificada, y el consenso se anuncia al mundo con la tradicional fumata blanca que brota de la Capilla Sixtina.
Este 7 de mayo, una vez más, el mundo dirigirá sus miradas hacia el corazón del Vaticano, esperando el anuncio que marcará un nuevo capítulo en la historia de la Iglesia.