En Rafaela
Condenado por llevar un ladrillo de cocaína en el auto
Tiene 31 años y deberá pasar los próximos dos en prisión, según resolvió el Tribunal Oral Federal de Santa Fe en un juicio de procedimiento abreviado.
Por Joaquín Fidalgo
Se llama Emiliano Javier González, es rafaelino, en noviembre cumple 32 años, y esta semana fue condenado por tenencia de estupefacientes, en un juicio de procedimiento abreviado.
La audiencia se desarrolló el miércoles y fue presidida por el juez de Cámara José María Escobar Cello, del Tribunal Oral Federal de la ciudad de Santa Fe.
González se encuentra actualmente detenido en la cárcel de Coronda y deberá permanecer allí por dos años, según acordaron el fiscal general Martín Suárez Faisal y el defensor particular Federico Scarinci, y luego convalidó el magistrado.
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Las actuaciones del caso comenzaron el pasado 2 de mayo, cuando este hombre fue interceptado por una comisión de la Agencia de Investigación Criminal que realizaba tareas de prevención en al ciudad de Rafaela.
Los uniformados interceptaron el Peugeot 206 que manejaba González en el cruce de calles Champagnat y Marini. El sospechoso trató de escapar y aceleró, pero rápidamente fue alcanzado y obligado a detener el vehículo.
Al descender, el mismo sujeto les confesó a los policías que transportaba "200 gramos en el auto".
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Minutos después, ya con dos testigos y con personal de la Dirección de Investigación Criminal de Narcóticos en el lugar, se procedió a requisar el rodado. Entonces se incautó un trozo compacto de cocaína (205,89 gramos), dos celulares y más de 200 mil pesos en efectivo.
González terminó esposado y pocos días después fue indagado y procesado, con prisión preventiva.
El juez, en su resolución, explicó que no tenía elementos para sostener que González iba a comercializar esa cocaína, pero también descartó la posibilidad del "consumo personal", por lo elevado de la cantidad. Así, por tenencia de estupefacientes, condenó al rafaelino a dos años de prisión de cumplimiento efectivo, una multa y pagar el costo del proceso. También dispuso la destrucción del estupefaciente, que continuaba resguardado como prueba.