Desaparición y muerte
Confesión y tatuaje revelan paradero del policía desaparecido Cristian Abrigo
Uno de los detenidos habló este lunes con la fiscalía y señaló el lugar donde estaba enterrado. Además fue hallado un revólver calibre 32 que podría ser el arma homicida.
Juliano Salierno
Un tatuaje en la nuca con la palabra “Gratitud” bastó para que quienes pudieron ver el cadáver hallado este lunes -enterrado en un campo de la localidad de Progreso-, confirmaran que se trató del policía Cristian Andrés Abrigo (39), cuyo paradero era un misterio desde el 28 de febrero pasado.
Tres rastrillajes se realizaron en el campo de 130 hectáreas, con montes de aromitos y chañares, hasta dar con el cuerpo. El primero, apenas la Fiscalía pudo ubicar el lugar, se realizó en una ventosa jornada de calor, dificultando la labor de los perros, que no pudieron orientar el rastro.
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A mediados de la semana pasada se realizó otro allanamiento en el predio, en el cual uno de los perros del Organismo de Investigación (OI) descubrió un arma de fuego enterrada. Se trataría de un revólver calibre 32, el cual estaba siendo peritado para determinar su procedencia y para un posterior cotejo con material balístico que pueda ser hallado.
Dos declaraciones
También la semana pasada, precisamente el martes 11, los fiscales María Laura Urquiza -Unidad de Delitos Complejos- y Adrés Marchi -Unidad Especial de Homicidios- escucharon la declaración de uno de los imputados, Luciano S. quien compareció en presencia de su abogado, el Dr. Jorge Qûesta.
Consultado por El Litoral, el letrado dijo que está al tanto del caso “desde el primer día que me designaron” y que se encuentra legalmente constituido, junto con su colega, la Dra. Valentina Alesso, a la espera de que fijen fecha y hora de audiencia.
“El 7 de marzo a la noche fui a la jefatura”, luego de que su cliente fuera detenido en una estación de servicios de la avenida Facundo Zuviría, donde estaba reunido con su consorte de causa, el policía Fernando Gabriel C.
Un préstamos
En su declaración, Luciano S. manifestó a los fiscales que conoció a Abrigo unos dos meses atrás, cuando Fernando Gabriel C. se lo presentó para realizar un préstamo de dinero cuya cifra todavía no está clara, pero que rondaría los 30 mil dólares.

Abrigo, que además de cumplir tareas pasivas -sin arma- en la Central de Monitoreo 911, realizaba operaciones de compra-venta de dólares y de vehículos, habría prestado una suma de dinero y a cambio se quedó con un auto del solicitante a modo de garantía o prenda.
Sin embargo el acusado sostiene que pagó la deuda y cerró el trato en buenos términos y que lo que ocurrió después nada tiene que ver con él.
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La coartada
De hecho, reconoció que fue él quien trasladó a Abrigo hasta la localidad de Monte Vera, donde lo dejó en cercanías de una estación de servicios y que luego se dirigió hasta la localidad de Nelson, pero negó haberlo llevado a Progreso.

Más allá de sus dichos, la defensa reconoce que la situación de su pupilo es compleja, porque “veníamos con una acusación por una desaparición” que ahora “se transforma en homicidio”, por eso “habrá que ver las pruebas que se fueron recolectando y hasta donde llegan”.
Sí destacó que su cliente aportó el patrón para poder abrir el un teléfono IPhone, en muestra de colaboración con los investigadores, y dijo que “estuvimos en las pericias de la apertura de cadena de custodia de los celulares”.
“Una confesión”
Pero sin dudas la versión que permitió desentrañar el misterio fue la del policía Fernando Gabriel C. que declaró este lunes por el artículo 278 ante la fiscalía, asistido por el abogado Rodrigo González, quien fuera ex fiscal de Reconquista.
“Hay una confesión de uno de los imputados”, señaló una fuente cercana al caso; directamente “manifestó donde se encontraba el cuerpo” y hasta allí se dirigieron los investigadores.
Y si bien aguardaban el resultado de la autopsia y a los familiares para que confirmaran la identidad del cadáver, distintas versiones indican que un tatuaje con la palabra “Gratitud” estampado en la nuca de Abrigo, habría bastado para convencerlos del reconocimiento positivo.
Por otra parte, la causa sigue bajo “secreto de sumario” y se espera que la fiscalía solicite para el viernes 21 de marzo, se fije audiencia imputativa para ambos sospechosos, que llevan once días tras las rejas.