Covid y aperturas: “Hay que planificar cómo será la convivencia con el virus”
Por Nancy Balza (El Litoral)
El martes a la mañana sorprendió el anuncio de una mayor apertura de actividades que, en contexto de pandemia, están restringidas desde hace un año y medio; aperturas y, además, permiso para no usar barbijo al aire libre a partir del 1° de octubre. La novedad la trajo parte del nuevo gabinete nacional luego de analizar los números de casos positivos de Covid-19, que vienen en descenso desde hace varias semanas, la baja en la ocupación de camas en terapia intensiva y el incremento en la tarea de vacunación.
Todo esto mientras la variante Delta acecha aunque aún no tiene circulación comunitaria, y en otros países -Israel por caso-, donde se dispuso una apertura total, hubo que volver a los cierres para controlar nuevos brotes.
En Santa Fe ya se dijo que las nuevas medidas serán analizadas una vez que el gobierno nacional las condense y difunda a través del correspondiente decreto, y que se convocará al equipo de expertos y expertas que desde 2020 vienen asesorando en esta materia al gobierno provincial. Por eso, El Litoral planteó esos interrogantes a la Dra. Andrea Uboldi, médica pediatra e infectóloga, ex ministra de Salud de la provincia, e integrante de ese comité.
Aquí, punto por punto, las consultas y las respuestas.
– ¿Son prematuras u oportunas estas medidas sanitarias “post pandemia” anunciadas el martes?
– Con respecto a las medidas me parece que siempre en el marco de la situación epidemiológica hay que revisar cuáles son las restricciones que estaban vigentes y si hay que actualizarlas. Así que en principio en esta situación bastante beneficiosa de descenso de los casos, de no circulación comunitaria de la variante Delta y una liberación de camas críticas, me parece que era importante tomar una serie de medidas. Sin embargo, tal vez la duda está en cómo se comunicaron algunas de ellas; en particular la que refiere al uso del tapabocas o barbijo. Quizás se debió insistir en cuándo usar el barbijo y plantear que cuando se está al aire libre, solo y sin encontrarse con otras personas podría no utilizarlo. Pero me parece que sigue siendo muy interesante, por razones de autocuidado y más en este contexto en que la población puede estar vacunada y con una falsa sensación de que está protegida, insistir sobre lo que sirve. Y realmente lo que sirve es el barbijo, la distancia social, la ventilación de los ambientes y tratar de estar en lugares al aire libre.
– ¿Es suficiente el nivel de vacunación que se alcanzó hasta ahora?
– En cuanto al nivel de vacunación que se debería alcanzar para lograr un control del virus, nadie tiene esta certeza. Por lo tanto el objetivo es llegar al mayor número de personas con dos dosis y en este sentido me parece importante realizar una búsqueda activa, identificar cuáles pueden ser las barreras por las que la gente no se vacuna. Es una tarea sobre todo ahora que están “tranquilos” otros procesos de atención del sistema de salud y al no tener todavía la circulación de la variante Delta.
– ¿Qué estrategias se podrían pensar para acompañar estas aperturas con medidas de autocuidado, de manera que perduren más allá del Covid?
– Las aperturas tienen que ser programadas, planificadas, progresivas y con un mecanismo de control, evaluación y monitoreo. Y, por otro lado, me parece que es importante no bajar el nivel de testeo porque cuando hay una circulación tan baja uno debería encontrar rápidamente alguna situación de brotes o de casos que permitan actuar en forma inmediata y evitar que la variante Delta o los brotes por otra variante se instalen en la comunidad.
– ¿Podemos hablar ya de post pandemia?
– Más que hablar del post Covid me parece que hay que hablar del transcurrir de este momento de la pandemia donde hay un cierto descenso de los casos y donde hay que empezar a revisar cuáles medidas son efectivas y si no hay un repunte o un rebrote. Y en realidad, empezar a pensar cómo planificar esta convivencia con el virus, si es que se queda con nosotros como el virus de la gripe; y por lo tanto establecer o revisar cuáles son las estrategias de trabajo que hay que darse desde la salud, desde lo económico y desde lo educativo. Sobre todo es un momento para repensar la atención pediátrica porque, de acuerdo a lo que se está viendo en otros países, la variante Delta afectaría sobre todo a aquellos que no están vacunados y en ese grupo tendríamos sobre todo a menores de 16 años para abajo porque todavía no accedieron a la vacuna. Entonces, hay que ver cómo se suma esa población a la hora de pensar la reinserción y desinserción de los ámbitos de clubes, educativos o de las reuniones familiares.
Sí me parece difícil y habría que revisar los protocolos de los espacios amplios, las convocatorias en aperturas para boliches y canchas porque ahí se mezcla población vacunada y no vacunada. Allí, establecer medidas de control de autocuidado y concientización resulta difícil porque no alcanza con estar vacunados.
El otro tema sobre el que hay que poner el foco es en la apertura de fronteras, como la de Brasil por el tema de la variante Delta que supone un mayor riesgo. Me parece que las aperturas tienen que tener un protocolo claro de ingreso y trazabilidad de los pasajeros porque es por donde pueden ingresar las variantes de interés o de preocupación.