Cuáles son ahora las estrategias de Bullrich y Larreta para mostrar unidad y marcar diferencias
Por Emerio Agretti
En una semana con la agenda pública dominada por el efecto de las nuevas medidas económicas del gobierno y su conjugación con la firma del entendimiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), los precandidatos presidenciales de Juntos por el Cambio eligieron evitar la confrontación directa que caracterizó algunos de los tramos de la campaña, y se centraron en “sutilezas” que, no obstante, esperan sean determinantes para definir la recta final.
El choque de discursos, que se fundó en una legítima exhibición de discrepancias, o de distinguir claramente las propuestas de gobierno, produjo espanto por la virulencia que llegó a asumir. Sobre todo de parte del team de Patricia Bullrich, llevando a Horacio Rodríguez Larreta a recurrir una y otra vez al sonsonete de que “nunca” criticó a otro dirigente del espacio, ni lo piensa hacer. Parte de esa dialéctica permanece en los spots de campaña, fieles a sus respectivos estilos: “Si estuviéramos en un país normal, tal vez alcanzaría con un buen administrador o un técnico de la economía. Pero no estamos en un país normal”, desafía el de Bullrich, con potencia silogística e impecable conjugación. Larreta, por su parte, busca eliminar cualquier intento de asociar moderación con remilgo, y capitalizar la experiencia de gestión: “Algunos hablan de bajar impuestos”, mientras que (nosotros) “vamos a hacerlo, porque ya lo hicimos”.
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Los modos y los tiempos como factor de diferenciación reaparecieron en los respectivos discursos en la Exposición Rural de Palermo, donde el desfile de precandidatos corporizó una campaña electoral que hasta ahora transcurre más en los espacios virtuales y mediáticos, y sujeta a los cánones del marketing. Aunque estrictamente no hubo paneles ni debate directo, sino una sucesión de exposiciones e intercambio con el público, las alusiones y chicanas asincrónicas estuvieron a la orden del día. “La diferencia la hace el que tenga la capacidad real de instrumentar los cambios. No hay secretos ni soluciones mágicas”, retomó Larreta, e insistió: “Hay que terminar con las agresiones”. Y, en respuesta directa a lo que propone su contrincante interna: “El que prometa que va a eliminar el cepo el día cero, no es serio. No hay reservas en el BCRA. Hay que reconstruir la confianza”.
La respuesta no se hizo esperar. O, en todo caso, solo algunos minutos, hasta que fue el turno de Bullrich (penúltima en la lista de oradores), quien retrucó: “Hay que sacarlo de manera inmediata. Con una ingeniería jurídica, vamos a lograr que Argentina no explote como algunos dicen”.
Escenarios
Mientras tanto, y paradójicamente en medio de una sucesión de traspiés de las encuestas que ponen en tela de juicio su confiabilidad, ambos candidatos recurren a variantes de las tradicionales mediciones para atraer a indecisos y renuentes. Ya no se trata solamente de establecer quién tiene más intención de voto, sino de acudir a hipótesis para proyectar relaciones de causa y efecto. Desde el larretismo estudian los posibles escenarios post PASO, para establecer que el jefe porteño tiene mejores chances de imponerse a Sergio Massa en un eventual balotaje. Desde el otro sector, los analizan para advertir que si Bullrich pierde, la mayor parte de sus votantes se fugaría hacia Milei.
En tanto, la coreografía discursiva comparte atención con la puesta en escena de la interna, y la tensión entre exhibir unidad y mostrar suficiente distancia. En la Rural no hubo previsión ni posibilidad de foto conjunta, por la separación temporal entre ambas presentaciones. En Santa Fe, el resultado de las PASO determinó que fuese uno y no otra quien se sumase al festejo del triunfador. En Córdoba sí se dio la confluencia espacio-temporal, y lo que podría considerarse la foto de unidad, pero inconvenientemente signada por la derrota, y acompañada por muy escasa interacción entre los dos principales dirigentes del espacio.
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La proyección de esa imagen ahora se traslada a la noche del 13 de agosto, cuando finalmente la compulsa esté terminada y se sepa si Bullrich o Larreta, Larreta o Bullrich, será quien encabece la fórmula presidencial de Juntos por el Cambio. Mientras desde el sector del jefe de Gobierno porteño se impulsa la idea de compartir bunker, en el de la ex ministra de Seguridad prefieren atenerse a la lógica competitiva esencial a las PASO y montar escenarios separados.
Se descuenta que, más tarde o más temprano, la foto (y el discurso) de unidad llegará, en beneficio de una u otro. En el interín, regular los términos e intensidades del tránsito hasta ese momento, puede ser un factor determinante para dirimir quién le levantará los brazos a quién.