De la mano, de Lio Messi, todos la vuelta volvimos a dar
Tantas veces te soñamos así Messi. Tantas veces deseamos verte levantando esa copa. Qué lindo que es el fútbol. Aunque a veces tan
injusto. Ese mismo fútbol que hoy nos hizo sufrir más de la cuenta, pero que, tras esa foto final con el mejor de todos los tiempos levantando la Copa del Mundo, hizo el que el mundo fuera un poco más justo.Un primer tiempo inolvidable, pasando por arriba a una gran potencia como lo es Francia, el último campeón. Unos 45 minutos impecables con fútbol, garra, corazón, temperamento y tantas cosas más. Ese resultado parcial al descanso nos hacía ilusionar más que nunca. Nos sabíamos campeones del mundo, nos veíamos levantando la copa.
Pero ese mismo fútbol tan hermoso, suele ser muchas veces caprichoso, indescifrable y hasta injusto. Y ese 2 a 0 de la primera etapa, que tranquilamente podría haber sido más amplio ya que Argentina siguió siendo mucho más que su rival, terminó en sólo 1 minuto, pasando a ser un empate. Empate injusto y maldito, de una selección que no hizo nada y se encontró con dos goles de otro planeta. Y ahí a sufrir nuevamente.
El suplementario fue una mezcla de sensaciones no aptas para cardíacos. Por momentos muy parejo, pero por otros con Francia encontrando espacios como nunca en todo el partido y complicando a la Selección. Pero también Argentina llegando y con chances de convertir. Hasta que apareció él nuevamente. Porque no se iba a quedar de brazos cruzados viendo cómo se le escapaba otra ilusión más. Apareció Messi y puso el 3 a 2 con el cual todos, los de allá y los de acá, dijimos “ya está. No se puede escapar”. Pero se escapó, llegó un nuevo penal y otra vez Mbappé puso el empate.
Pero claro, Argentina no sólo tiene al mejor de la historia, sino que tiene mucho más. Tiene un arquero enorme que se vistió de Goycochea, de Filliol, Pumpido… de héroe. El “Dibu” Martínez nuevamente se agigantó debajo del arco y contuvo un penal clave, además de meter miedo constantemente a todos y cada uno de los que se acercaban al punto penal. Argentina tiene un grupo de hombres que uno a uno, partido a partido, fue derribando críticas y ganando sus “minis revanchas”.
Desde los que resistían a Rodrigo De Paul y que hoy lo terminaron aplaudiendo de pie por dejar la piel en la cancha, hasta los escépticos que no creían que los pibes como Enzo Fernandéz, Julián Álvarez o Alexis Mac Allister, estuvieran a la altura, y vaya si lo hicieron. Desde aquellos que desde el desconocimiento no confiaban en Nahuel Molina, Cristian Romero o el propio “Dibu” Martínez y que ellos con trabajo y en silencio se terminaron haciendo conocer con la Copa América y la del Mundo en sus manos. Hasta aquellos que alguna vez tuvieron el coraje de criticar, denostar y cuestionar la elección del Cuerpo Técnico y que ahora son más “Scalonistas” que el propio Scaloni.
Porque los argentinos somos así: pasionales, fieles, seguidores… pero también injustos. Resultadistas, exitistas y a veces, mala leche. Y nada más claro para representar eso, que con aquellos que se llenaron la boca hablando de un Messi “pecho frío”, “español”, “que no cantaba el himno”, y tantas pavadas más. Aquellos que osaron en pensar que todo aquel que se ponía la celeste y blanca no dejaba todo en la cancha.
Pero también para esos que desde el primer día soñaban con este momento, con ese pibito que se tuvo que ir muy chiquito a Europa porque acá les cerraban las puertas, levantando la Copa del Mundo. Lamentablemente no estuvo el “Diego” entregándole el trofeo, cediéndole el cetro de mejor, emocionándose y sintiendo el amor por Argentina como sólo él podía hacerlo. Como también lo siente Messi y cada uno de esos gladiadores que, 36 años después, nos traen la copa para que los más de 40 millones de argentinos, podamos levantar en familia a fin de año.
¡Salud campeones! Muchas gracias por todo muchachos. Gracias por volvernos a hacer ilusionar, por levantar la tercera, por ser CAMPEÓN MUNDIAL.