Del sueño de jugar en la primera de Peñarol a debutar en la máxima categoría del fútbol argentino
El debut en primera para un futbolista es sin lugar a dudas un momento mágico y emocionante. Mucho más cuando éste viene luchando desde hace tanto y de tan abajo para lograrlo. En el caso de Ian es más satisfactorio aun ya que de muy chiquito, hace 6 años, partió desde su pueblo natal para instalarse solo en una ciudad tan grande como Rosario, con todo lo que eso conlleva.
A 48 horas de ese debut, el defensor ya más tranquilo recuerda ese momento y cuenta sus primeras sensaciones: “Lo que siento ahora es satisfacción y alegría por dar un paso muy importante, pero también sé que tengo que seguir aprendiendo y mejorando. El debut no me sorprendió tanto porque sabía que iba a llegar en algún momento y de la forma que sea, así que trate de estar de la mejor manera”.
“Las primeras dos veces que me toco ir al banco de primera fueron terribles, primero de local, contra Argentinos Jrs., salí a la cancha y estaba el estadio explotado, eso es una locura me reía de los nervios. Luego me tocó de visitante en Estudiantes, que también estuve nervioso. Creo que en casi todos los partidos que me tocaron ir al banco estaba la posibilidad de poder entrar, pero sabía que el momento iba a llegar entonces me quedaba tranquilo”, cuenta Ian sobre cómo fue manejando los nervios y la ansiedad previa al debut.
Pero hasta llegar a ese momento, estuvo luchándola desde chico, entrenando cada día con la ilusión y la mente puesta en ese objetivo y superando obstáculos como la distancia de familiares y afectos: “Siempre fui fuerte de cabeza en ese sentido, obviamente que extrañaba a mi familia y a mis amigos, pero ellos siempre estuvieron ahí presentes, es lo más lindo del pueblo, pero sabía lo que quería y quiero, así que es muy importante la fortaleza psicológica”.
Siempre se dice que cuando una puerta se cierra, muchas otras se abren. Y la llegada de Ian a Newell´s tiene bastante de eso: “De Peñarol tuve una prueba en Boca y quedé en noviembre de 2016. En enero del 2017 me tuve que volver y justo ahí cambió la coordinación en el club y no terminamos quedando los 3 chicos a los que antes nos habían dicho que sí. Desde ahí estuve esperando un posible llamado y me hospedo la familia Arias, tíos de Osvaldo Arias, ayudante en esa época de Diego García y trabajador en el club desde siempre. En ese tiempo me hice muy cercano del periodista “Tato” Aguilera y fue él quien me consiguió la prueba en Newell’s. Así que es gracias a ellos y también a Marcelo Egido y Ariel Michaloutsos, captadores de ese momento de NOB, es que llegué acá”.
Hoy ya está decididamente instalado en ese grupo de primera división-reserva y disfruta cada momento porque sabe lo que le costó llegar y aprovecha para absorber toda la experiencia posible. “La relación con los más grande creo que cada vez es mejor, está bien que el plantel este año tiene un promedio muy joven, pero ellos mayormente son los que se abren para que los más chicos confíen”, comenta sobre el contacto diario con los más experimentados y también recuerda cuando era más chico y en el club estaba Ignacio Scocco (hoy jugando en Hughes FBC): “Con Nacho he entrenado varías veces, es una persona genial. Hablábamos de la Liga Venadense, yo le preguntaba cosas de Hughes y él de Peñarol y así…”.
Siempre pendiente de su amado Peñarol. Tanto que como él dice “tengo tatuado su nombre en mi cuerpo”. “Siempre estoy pendiente del club. Hoy en primera y reserva están jugando amigos, también mi hermano, trato de seguir todos los deportes y estar al tanto. Me encanta poder ir a verlos también, disfruto muchísimo, la gente siempre apoyando, yendo a todos lados y copando, que no es cosa menor”, agrega orgulloso.
Pero no todo es color de rosas tampoco. Es mucho el esfuerzo y tiempo que se le dedica al deporte para llegar a ser profesional y sin dejar de lado, el estudio. “Mi vida acá se basa en levantarme temprano para ir a entrenar, llegar al departamento para descansar, me junto con amigos por la tarde a tomar mates o jugar play y después curso de 19 a 22. 3 días a la semana. Hago el curso de DT. Tengo muchos amigos que estudian acá en Rosario y al pueblo voy cada tanto, cuando tengo 2 días libres me hago una escapada, sino no”.
Siempre que habla, sus declaraciones denotan no sólo una entereza mental, sino también un hermoso sentido de pertenencia y orgullo por el club que lo vio nacer. “Me enteré por parte del presidente Bruno “Repo” Gentili. Cuando me felicitó por el debut me contó que era el primer jugador de Peñarol en jugar en la primera división del fútbol argentino, para mí fue un orgullo leer eso, porque es formar parte del club y quedar para la historia”.
Para cerrar, el defensor que tiene como espejo al “Cuti” Romero y a Sergio Ramos, le deja un consejo a todos los que sueñan con ser futbolistas profesionales: “A los chicos que sueñan con estar en donde hoy estoy yo les diría que nunca pierdan la ilusión, porque es un camino largo en donde la constancia, el esfuerzo, la suerte y varias cosas más tienen que estar presente para poder cumplirse. Yo de chiquito soñaba jugar en la primera de Peñarol, después el sueño se fue agrandando, cambiando y acá estoy”.
Los pies sobre la tierra, la mente fría, el corazón caliente, objetivos claros y un gran temperamento, son algunas de las característicasque han hecho que Ian Glavinovich llegue a ser parte importante en los equipos de divisiones inferiores de “La Lepra”, donde salió campeón en sexta y cuarta, capitán y referente en reserva y una clara alternativa en primera división.
Un joven que no se olvida nunca de sus orígenes, que no deja de lado su historia, sino que la usa como cimiento de la nueva que está forjando. Así es el defensor que marcó un antes y un después en la historia de Peñarol. El primero que llegó a cumplir el sueño de cientos y cientos de chicos que pisan a diario el “Luis Ponciano Rossi” (NdR cancha de Peñarol de Elortondo) y que ahora verán en él un espejo donde reflejar sus propios sueños.
El mismo que no quiere cerrar la nota sin el saludo especial para su familia y amigos que según él son los que siempre están, los que los apoyan y complementan, los que le levantan el ánimo y ayudan en todo. Al igual que agradecerle a Diego García que fue su formador por 10 años en las inferiores del C.A. Peñarol.
Así de humilde, simple y agradecido es Ian Glavinovich. El pibe que llegó con 14 años a Rosario una valija llena de sueños e ilusiones. Sueños que, si se persiguen y se desean mucho, pero se acompañan con esfuerzo y sacrificio, a la larga terminan cumpliéndose. Como le pasó a él aquél sábado 27 de agosto cerca de las 16:50 cuando a los 80 minutos de partido, ingresó para reemplazar Brian Aguirre y para escribir una página gloriosa en su vida y en la de su amado Peñarol.