Unas 2.700 casas en 15 poblados de Nueva Kajovka en la provincia de Jersón, disputada por Ucrania y Rusia, quedaron inundadas tras el ataque contra la central hidroeléctrica de Kajovka.
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El alcalde de esa localidad impuesto por Rusia, Vladímir Leóntiev, comunicó este miércoles que al menos siete personas se encuentran desaparecidas como resultado de las masivas inundaciones. Las operaciones de evacuación continúan, así como el suministro de alimentos y agua.
Las autoridades locales han decretado el estado de emergencia en la provincia de Jersón. Una medida similar se adoptó la jornada anterior en el territorio del distrito urbano de la ciudad de Nóvaya Kajovka.
En las poblaciones afectadas vivían al menos 22.000 personas, y de ellas, alrededor de 1.300 fueron evacuadas. Se habilitaron 40 centros de alojamiento temporal con una capacidad total para 5.500 personas.
En las zonas previamente inundadas de la urbe, el nivel del agua sigue reduciéndose y para las primeras horas de la mañana de este miércoles bajó unos 50 centímetros más, dijo el alcalde, destacando que “esta es una tendencia positiva”. Este martes, el nivel del agua en la zona urbana superó los 11 metros de altura.
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Qué sucedió
Aproximadamente a las 2:00 (hora local) de este martes, la central hidroeléctrica fue objeto de ataques que destruyeron 11 de las 28 válvulas y la parte superior de la represa, provocando que el agua de la represa comenzara a descargarse de forma descontrolada.
Acusaciones cruzadas
Al reportar las primeras evacuaciones de pueblos inundados, el gobierno de Volodimir Zelensky señaló que Moscú destruyó la infraestructura para retrasar la ofensiva que pretende recuperar los territorios ocupados por las tropas de Vladimir Putin.
“Este es un acto terrorista contra una infraestructura crítica ucraniana que busca causar el mayor número de bajas civiles y la mayor destrucción posible”, subrayó el embajador ucraniano ante la ONU, Sergiy Kyslytsya, durante una reunión de urgencia del Consejo de Seguridad.
Kyslytsya recordó que tropas rusas llevan más de un año controlando la instalación y subrayó que es “físicamente imposible” volar la presa desde el exterior. “Fue minada por los ocupantes rusos y la hicieron estallar”, insistió el diplomático, que consideró que Rusia ha optado por una táctica de “tierra quemada” al “ser consciente de que el territorio capturado no les pertenece y de que no van a ser capaces de mantenerlo”.
En contraparte, Rusia asegura que se trató de un ataque nocturno del Ejército de Ucrania tuvo como objetivos Kajovka, Nóvaya Kajovka y otras localidades de la provincia de Jersón, contra las que dispararon 37 proyectiles de obuses y otros dos del sistema Alder MLRS.
El portavoz del presidente ruso, Dmitri Peskov, calificó el ataque a la presa de “sabotaje deliberado por parte de Ucrania”, que “puede tener consecuencias muy graves para varias decenas de miles de personas de la región, consecuencias medioambientales y consecuencias de otra naturaleza que aún están por determinar”.
“Al parecer, este sabotaje también está relacionado con el hecho de que, habiendo lanzado una ofensiva a gran escala hace dos días, las fuerzas armadas ucranianas están ahora fracasando en alcanzar sus objetivos”, añadió el vocero, asegurando que “estas operaciones ofensivas se están ahogando”.