Desata un debate la palmera de un jardín de infantes en Rufino
(Por Ana Inés Dobal) – El Jardín de Infantes N° 50 “Olga Cossettini” de Rufino es una institución con larga trayectoria en la ciudad, que se sitúa en calle Meunier 53, su infraestructura edilicia es relativamente nueva y en una de las esquinas del patio interno se eleva una palmera gigante, muy cerca del arenero donde suelen jugar los niños más pequeños.
Mariana Pérez, desde la Dirección del Jardín, explicó: “Es una palmera de gran tamaño, que en esta época está colmada de cotorras que traen unas ramas con espinas muy grandes para construir sus nidos, y que caen en los alrededores”.
“Nosotras cada mañana rastrillamos para retirarlas, pero además se suma la caída de sus enormes ramas que se desprenden con el viento. Por todo esto a veces clausuramos el espacio cercano para evitar que alguna de ellas caiga en la cabeza de algún niño y cause un accidente mayor, ya que el arenero está muy cerca de la palmera”, precisó la directiva.
Todo en regla
Según detallan desde la institución educativa, se hicieron los trámites pertinentes, entre los cuales se incluye una nota elevada al funcionario Horacio Quinteros, del Ministerio de Ambiente provincial, que sugirió la inspección por parte de ingenieros de la zona. Así, tras la evaluación de los ingenieros Errecalde y Destefano, el propio Quinteros aprobó la extracción de la palmera.
“La aprobación la tenemos, que es lo más importante”, enfatizó la directora, y con respecto a la logística de la extracción, Natalia Pérez, desde la Cooperadora del Jardín, dijo: “Estamos averiguando porque necesitamos una grúa muy grande y gente idónea para realizar el trabajo”.
Se detalla también el envío simultáneo de una nota al intendente Natalio Lattanzi, informando la situación, y la posterior aprobación del retiro del ejemplar por el Ministerio de Ambiente, que derivó en la visita del funcionario local Jorge Malacarne para evaluar las posibilidades de efectuar la tarea en el predio.
La situación es expectante por parte de la institución, que aún evalúa presupuestos, ya que tendría que afrontar esta operación con recursos propios. Mientras tanto, numerosos vecinos, a través de las redes sociales, manifiestan descontento por la decisión tomada.
La noticia abre el debate que sube el volumen de las voces de la eco conciencia cada vez más fuertes. ¿Por qué no se evalúa mudar el arenero? ¿Se consideró esa posibilidad antes de fundamentar la necesidad de retiro de un ejemplar de tantos años? ¿Cuántas posibilidades de ser trasplantada y sobrevivir tiene la palmera? ¿Se evaluó su reubicación? ¿Y la vida de las cotorras? Todas inquietudes expresadas por la comunidad, dignas de ser evaluadas, cuando de un patrimonio natural, elevado en el predio a cielo abierto de una institución escolar, se trata.