Día del Arquero: honra y honor a Amadeo Carrizo
(Por Ana Inés Dobal) – El Senado de la Nación instituyó la fecha de nacimiento del futbolista rufinense Amadeo Carrizo para la celebración del Día del Arquero. De este modo, cada 12 de junio -nació en 1926-, los guardametas tienen su reconocimiento gracias a una persona que logró llegar a la Selección Argentina en base a sus habilidades extraordinarias y su “don de gente”.
Sin dudas, Carrizo inventó otra forma de atajar. Fue el precursor del golero moderno. Triunfó en River, obteniendo seis campeonatos y la Copa de la Naciones en 1964, que hasta el Mundial de 1978 fue el logro argentino de mayor relevancia en el plano internacional.
El ídolo del Millonario marcó una época en el fútbol argentino y por desgracia no pudo ser despedido como lo hubiera merecido, porque su larga vida se apagó durante la pandemia en 2020.
A través de esta reseña y recordatorio de sus magias, Sur24 honra a los arqueros en su día, celebrados gracias al recorrido y semilla plantada por este hombre de vuelo alto y habilidades en el arco que hicieron historia.
También la Municipalidad de Rufino lo reconoció a través de una publicación en redes, en el Día Nacional del Arquero.
Un revolucionario
Amadeo Carrizo fue un revolucionario del fútbol. Refundó el concepto de portero. Su innovación en el dominio del área para salir a cortar centros o achicar, y la utilización de los pies para ser un hombre más en la salida, cambió para siempre la noción sobre el puesto.
Además, marcó una época en Argentina, introduciendo un elemento que por la década del ‘40 y principios del ‘50 era prácticamente desconocido: los guantes. Influencia imborrable que integró a su juego en su estadía en River y que perdura hasta hoy como legado de sus momentos de mayor brillo en el fútbol local.
En una entrevista aseguró sobre el descubrimiento de los guantes: “En el 57 fuimos a jugar un partido con la Selección a Italia, y el arquero de ellos usaba guantes. Le pregunté si daban resultado y me contestó: ‘Buono, buono’ y me regaló un par. Me compré unos más y a la vuelta, contra Racing, los estrené”.
“Acá nadie usaba y me daba un poco de vergüenza, entonces me los chanté en el elástico del pantalón para no deschavar, y antes de tocar el silbato, chan, me los puse. Los de ahora son superiores, la pelota se te queda pegada”, dijo Carrizo.
A partir de ese entonces, el mítico arquero que defendió las redes del Monumental entre 1945 y 1968 -es el futbolista que más veces jugó en River con 552 encuentros-, sentó un precedente y dio lugar a una transformación notable en el fútbol argentino.
Visitas al pago
Amadeo visitaba Rufino con frecuencia, con hijas, familia y amigos de toda la vida en la ciudad, era gustoso de abrazar a todos, conversar y almorzar en parrillas y restaurantes de barrio que albergaban, aún en su tiempo de retiro, memorias, anécdotas y nuevas charlas cada vez.
Incluso quien firma esta nota se volvió amiguita suya a los 10 años, por su calidez y simpatía. Poco sabía yo en aquel momento de su vida, pero como pasa en los pueblos, fui vecina de un vecino amigo suyo y recuerdo verlo bajar con su sobretodo largo y negro en invierno en mi vereda, de su auto deportivo, también negro, y sonreír con su pelo planco y una calidez que inspiraba confianza.
El evidente gusto por los deportivos, una estampa que llamaba la atención y la sonrisa siempre en su rostro, me acercaron a saludar aquella primera vez y recibí su abrazo. Desde allí, por los cinco o seis años que siguieron, lo recuerdo volviendo a saludar a todos los niños de la cuadra y a compartir algún paseo por la ciudad. Nos paseaba y nos contaba historias. Mucho más tarde supe quién había sido y me encontré contándole a mi hijo esta historia, porque eligió también a sus ocho años cuidar el arco de su equipo, ¡con los guantes!… legado de “mi amigo Amadeo”.
Sus familiares
En medio de su carrera deportiva, Amadeo se casó con Lilia, la mujer que lo acompañaría hasta el final. “Amadeo fue ejemplo de vida, muy familiero y obsesivo de la higiene y los buenos modales”, cuentan sus hijas Lilia y Laura. Además de haber sido un deportista insuperable, se destacó como muy buen marido y mejor padre.
Sin despedida
Falleció a los 93 años en la Clínica Zabala de Buenos Aires, el 20 de marzo de 2020, por causas naturales luego de una intervención de espalda a la que se sometió unos diez días antes. Debido a la pandemia del coronavirus, no hubo funeral ni despedida y su cuerpo regresó al pago y descansa en el cementerio de Rufino.
La ciudad y el fútbol honran en su día a este deportista que marcó la diferencia y que merece un reconocimiento especial. Las nuevas generaciones de arqueros locales y nacionales deben saber que el padre de los arqueros en nuestro país fue y será nuestro querido Amadeo Carrizo.
Carrera deportiva
Como profesional intervino en 595 encuentros (sumando los partidos en Alianza Lima y Universitario), de los cuales fueron 520 oficiales con River Plate, 24 en la Copa Libertadores de América -también con River- y 20 con la Selección argentina. A los 42 años de edad mantuvo su valla invicta por 769 minutos. El récord se registró el 14 de julio de 1968.
Su estilo de juego formó escuela entre otros afamados guardametas latinoamericanos. Jugó sin interrupciones en River durante 24 años, desde 1945 hasta 1968, siendo el jugador que más años permaneció en el club y más partidos disputó.