Diez relatos calmos que emocionan profundo con “El río como testigo”
Sorprendió desde el vamos Alberto “Tito” Cavalieri cuando irrumpió en escena en un rubro que no es el suyo: la literatura y, más precisamente, el relato. En eso consiste su libro de reciente aparición, “El río como testigo”, donde se suceden 10 relatos de las épocas de la infancia y adolescencia en su correntina Goya natal, a la vera del río Paraná, aunque su prosa toma distancia de precisiones geográficas. Así, se universaliza y facilita la identificación de los lectores con esas historias.
“Hay dos elementos omnipresentes en la obra: el río y mi padre. Vivíamos a una cuadra del río y todo estuvo siempre vinculado a él, incluyendo la pesca que practicábamos con mi padre. Esa inmensa masa de agua en movimiento es inspiradora y generadora de emociones. Y ese río fue testigo de estas historias que cuento en el libro. También mi padre era una figura central y muy fuerte en mi casa, todo giraba en torno a él”, recuerda.
“No me siento un escritor, no tengo esa vocación ni creo que vaya a insistir en la especialidad”, aclara Tito, aunque acepta calzarse los atavíos de narrador o comentarista, que durante décadas ensayó con suficiencia en sus críticas cinematográficas radiales.
En cierto modo, “El río como testigo” es hijo de la pandemia, ratificando que hasta los mayores desastres dejan aristas positivas, que las hubo entre tantas pérdidas, como “el mayor tiempo para pensar”, señala quien fuera uno de los referentes del grupo Tiempo de Cine y los premios Platea. Y amplía: “Soy muy nostálgico y por esos días de la pandemia afloraron muchos recuerdos y me dieron ganas de llevarlos al papel, de puño y letra, sin ninguna palabra escrita de antemano”.
También admitió el narrador que la búsqueda era “ver qué salía en ese primer relato que estaba dando vueltas en mi cabeza” y acota que “ni siquiera imaginaba la posibilidad de que esos escritos trascendieran; en el mejor de los casos, si salían bien se los mostraría a mis familiares y amigos”, confesó.
Con cierto pesimismo a cuestas, Tito se lanzó igualmente a la escritura del primer relato, que es también el número uno del libro, “Se lo tragó el río”. Y en su entorno más cercano despertó emociones fuertes. Luego fue el turno del director teatral Oscar Barotto, quien también se conmovió con la sensibilidad, la hondura y los climas de ese relato que llega al apogeo con el duelo sangriento de Tigre y Tarzán y ese desenlace inesperado que en unas pocas líneas despierta en la mente infinitas imágenes. Y así siguieron otro y otro hasta llegar a la decena de relatos.
Contra la corriente
Más adelante entraron en escena otros personajes, pero no de la saga ribereña, sino de estas llanuras, como Cristina Rosolio -luego la correctora- y Marcelo Sevilla -luego el editor y autor del prólogo-, que remaron contra la corriente para convencer a Cavalieri de que esos textos autobiográficos merecían un destino de libro.
Mientras tanto, Tito enviaba los relatos a José Gauto, un periodista, escritor y crítico de arte de la ciudad de Goya, quien después de leerlos lo invitó a dar el salto, como también lo hizo otro hombre de las letras locales, Hugo Vázquez.
“Impulsado por mi familia y por estas entrañables personas que conocen tanto de literatura, me animé y tomé la decisión de publicar”, simplificó, destacando que las ilustraciones de tapa e interior pertenecen a su hija, la artista plástica Natalia Cavalieri.
“En ningún momento se precisa que los hechos ocurrieron en Goya, pero se puede deducir que es una ciudad ribereña, y en uno solo de los relatos se hace referencia al río Paraná. La intención fue que sea universal y que el lector lo sienta así”, puntualiza el autor de la obra que se puede adquirir en TyP Libros.
“Son relatos basados en hechos reales que viví y otros que me contaron, con algunos toques de ficción. Y están contados conmigo siempre ahí, como protagonista o como testigo. Me resultó más sencillo y, a la vez, emotivo, ubicarme en ese rol para la narración”, revela Tito Cavalieri, quien encabezó la presentación de ‘El río como testigo’ el 18 de abril en el Teatro Ideal, en un encuentro cálido y entretenido, con lectura de relatos, ambientación musical de Proyecto Sauzal y palabras alusivas de Cristina Rosolio y Rafael Sevilla.
También en teatro
Sin buscarlo, lo cierto es que Tito maridó algunos de sus textos con la representación teatral. Es que se sintió más cómodo, en la escritura, imaginarse sobre un escenario contando una historia. Y él mismo descubrió que en tres de los relatos esa teatralización era, al menos, una vía a explorar. Así fue que lo tentó a Raúl “Moli” Paulinovich, quien no dudó en aceptar el desafío de la actuación. Y el siguiente paso se consumó con el sí rotundo de Oscar Barotto para la dirección teatral, que ya conocía los escritos y se sumó con una sonrisa ancha como el Paraná, coincidiendo los tres en que la producción artística se reforzaría con la incorporación de músicos en escena.
“Ya se está ensayando para estrenar el 20, 21 y 22 de mayo en el Teatro Ideal, sobre la base de tres relatos: Se lo tragó el río; El perfume; y Carnaval, y más allá, la inundación”, especificó Cavalieri, recordando que “la obra se llama Golpes y abrazos, que en principio iba a ser el nombre del libro, que mutó a ‘El río como testigo’ por sugerencia de Marcelo Sevilla”, responsable de Ají Ediciones.
“Si bien cada infancia se parece a otra, cada uno la vive de manera distinta; lo difícil es relatar lo propio como indefectiblemente universal y comunicarlo literariamente como si fuera universal. Como sucede en la prosa de Alberto Cavalieri” (Fragmento de las palabras preliminares de José Erasmo Gauto)
“El hombre sedentario se permite un recreo engañoso con el tiempo y comienza a nombrar esas penumbras, las narra, las escribe después; y las ofrece para una con-memoración (…) El paisaje aquel, el ambiente aquel, onírico o reinventado, ahora acontece, vuelve a acontecer. Aun con estos fragmentos sueltos, inestables, que se muestran como si fueran un todo” (Fragmento del prólogo de Marcelo Sevilla)