La situación económica de Egipto es tan grave que el gobierno está pidiendo a la gente que coma patas de pollo.
Egipto pide a sus ciudadanos que consuman más patas de pollo
La nación más poblada del mundo árabe sufre una crisis monetaria sin precedentes y la peor inflación en cinco años, encareciendo los alimentos a tal punto que muchos egipcios ya no pueden permitirse comer pollo, un alimento básico en su dieta.
Los precios de las aves de corral pasaron de 30 libras egipcias (US$ 1,01) por kilogramo en 2021 a 70 libras egipcias (US$ 2,36) este lunes, según los medios de comunicación estatales.
El aumento del costo ha llevado a la Institución Nacional de Nutrición de la nación a pedir a la gente que cambie a comer patas de pollo.
“¿Está buscando alternativas alimenticias ricas en proteínas que le permitan ahorrar?”, preguntaba en una publicación de Facebook el mes pasado, en el que enumeraba una serie de productos, empezando por las patas de pollo y de res.
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A muchos egipcios les enfurece que el gobierno pida a los ciudadanos que recurran a alimentos que son símbolos de la extrema pobreza del país. En Egipto, las patas de pollo se consideran el más barato de los artículos cárnicos, considerado por la mayoría como desecho animal en lugar de alimento.
“(Hemos entrado) en la era de las patas de pollo, el colapso de la libra egipcia… y el ahogo en la deuda”, tuiteó Mohamed Al-Hashimi, una personalidad de los medios de comunicación, a sus 400.000 seguidores.
Pero otros parecen estar siguiendo el llamado. Tras la recomendación de consumir patas de pollo, el precio de un kilogramo del producto se habría duplicado hasta las 20 libras egipcias (US$ 0,67).
Las autoridades afirman que cerca del 30% de la población egipcia se encuentra por debajo del umbral de la pobreza. Sin embargo, el Banco Mundial estimó en 2019 que “alrededor del 60% de la población de Egipto es pobre o vulnerable”.
¿Cómo llegó Egipto hasta aquí?
Egipto ha atravesado varias crisis financieras en la última década, que le obligaron a pedir rescates a acreedores como el Fondo Monetario Internacional (FMI) y los aliados árabes del Golfo.
Pero el país ha quedado atrapado en un ciclo de endeudamiento que, según los analistas, se ha vuelto insostenible. Su deuda asciende este año al 85,6% del tamaño de su economía, según el FMI.
Algunos de los factores que contribuyen al fracaso de la economía egipcia son el papel desproporcionado del Ejército, que según los analistas debilita al sector privado, así como la asignación de grandes sumas a megaproyectos como la torre más alta de África y una nueva capital en el desierto que alberga un ministerio de Defensa que, según las autoridades, es más grande que el Pentágono.
La economía egipcia sufrió un duro golpe en los dos últimos años, cuando los efectos de la pandemia del covid-19 y la guerra de Ucrania mermaron sus reservas de divisas y la subida de los precios del combustible disparó la inflación.
La pandemia hizo que los inversores retiraran US$ 20.000 millones de Egipto en 2020, y las consecuencias económicas de la guerra de Ucrania provocaron la salida de una cantidad similar el país el año pasado, según Reuters.
“Veinte mil millones de dólares es el equivalente a cada centavo que Egipto ha pedido prestado al FMI desde 2016, y desapareció en semanas (el año pasado)”, dijo Timothy Kaldas, un miembro de política no residente en el Instituto Tahrir para la Política de Medio Oriente en Washington.
Esos acontecimientos contribuyeron a la crisis monetaria a la que se enfrenta Egipto en la actualidad. La libra egipcia perdió casi la mitad de su valor en el último año, y la semana pasada alcanzó brevemente un tipo de cambio de 32 libras por dólar, el más bajo de su historia.
En su rescate económico más reciente acordado en diciembre, el FMI prestó US$ 3.000 millones a Egipto, que espera catalizar otros US$ 14.000 millones de apoyo de los socios internacionales y regionales de Egipto, incluidas las naciones del Golfo ricas en petróleo.