Tiempos de crisis
El comercio venadense resiste y espera coletazos electorales
A casi tres semanas de los comicios presidenciales, el economista local José Toledo alertó sobre la “bomba inflacionaria” que dejará el Gobierno con "medidas electoralistas" para alentar el consumo. Comerciantes de la construcción y la informática sostienen sus ventas, pero están atentos a las consecuencias del 22 de octubre.
A un mes y medio de las PASO y la devaluación del 22%, el país transita una etapa de acelerada inflación, con restricción de dólares y altas tasas de interés, y en ese contexto crítico se encamina hacia las elecciones generales del 22 de octubre, sin siquiera la certeza de tener un nuevo Presidente ese domingo, porque son altas las probabilidades de que el proceso electoral se extienda hasta dirimir el resultado en una segunda vuelta, el 19 de noviembre, entre los dos postulantes más votados.
En busca de un panorama de la economía real a estas alturas, Sur24 consultó al contador público y analista de temas económicos, José Toledo, quien sobre esta actualidad reflexionó: “Si bien el Gobierno lanzó numerosos incentivos al consumo, con devolución de IVA y préstamos a bajas tasas, entre otros, en la mayoría de los rubros esas medidas no están logrando el efecto buscado, porque la exagerada dispersión de precios lleva a una retracción o, al menos, a una selección muy cuidadosa de las compras a realizar; por eso, en general no se verificó un vuelco masivo hacia la adquisición de productos, e incluso estos créditos se están destinando, en muchos casos, a cancelar viejas deudas”.
Por otra parte, en referencia al proceso electoral, consideró que “está generando una fuerte incertidumbre”, y observó que “de las pocas cosas que podemos estar seguros es que la inflación seguirá por las nubes, sobre todo con este ‘plan platita’ promovido por el gobierno a fuerza de emisión monetaria, sin ningún respaldo ni compensación en cuanto al gasto, y cuyo impacto lo veremos reflejado en tres o cuatro meses, es decir que el nuevo gobierno, cualquiera que sea, tendrá que desactivar, como primera medida, una bomba inflacionaria, que se sumará a otras falencias estructurales que venimos arrastrando desde hace décadas. Asimismo -agregó-, la incertidumbre reinante, también golpea con la postergación de inversiones hasta que asuma el nuevo gobierno”.
Último trimestre, incierto
En el rubro de la construcción, siempre significativo para esta clase de observaciones sobre la marcha de la actividad económica, Marcelo Orso, responsable de Construshop, recordó que hasta los días previos a las PASO del 13 de agosto, “teníamos un muy buen nivel de ventas, entre la obra pública en distintos puntos del país y las constructoras de complejos habitacionales, al mismo tiempo que habían disminuido al mínimo las ventas en el mostrador”, comparó.
Desde entonces, “con la devaluación, los que tenían ahorros en pesos salieron a invertir en la construcción, porque los materiales no subieron bruscamente, sino que siguieron su ritmo. En nuestro caso, teníamos stock y continuamos vendiendo sin problemas (…) También los que contaban con billete dólar se decidieron por la construcción porque, de pronto, podían comprar mayor cantidad de materiales con el mismo dinero”.
“Ese ritmo de ventas, por encima de lo normal, se sostuvo unas tres semanas, y luego se calmó”, dimensionó el empresario. Y agregó que “en estos momentos, por lo que se percibe en el día a día, la gente no se vuelca masivamente a los depósitos en plazo fijo, como en otros tiempos, porque sabe que, a pesar de las altas tasas, perderá ante la inflación, y así los materiales de construcción vuelven a ser una opción interesante para capitalizarse”.
“Los materiales, antes de las elecciones, ya estaban a un dólar de 700 pesos, porque la suba de precios era constante, mientras el dólar estaba pisado; lo que sucedió ese lunes 14 fue que se emparejó de golpe, porque si analizamos el costo actual de la bolsa de cemento, en dólares, es el mismo que antes”, cotejó.
Y aclaró: “En la construcción, las referencias son el dólar oficial y la inflación mensual, se rige por esos movimientos y no por el dólar paralelo”.
“La última devaluación no me sorprendió tanto, pero ahora se presenta un escenario inédito, con un panorama electoral que multiplica la incertidumbre sobre lo que vendrá”, reconoció Orso, quien acotó que “el abastecimiento de mercadería es normal y las ventas, en cierta medida, se sostienen, aunque hacia el último trimestre del año todo es incierto”, cerró.
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Comicios con repercusiones
En el rubro informática, el sacudón del 14 de agosto, con la devaluación y el salto del dólar, hizo que “todos los proveedores nos cortaran las ventas hasta nuevo aviso”, recordó Javier Espinosa, de JE Informática. “Entre esa misma tarde y el día siguiente, las operaciones se reanudaron con esos ajustes, atados a la evolución del dólar oficial. Desde entonces, trabajamos sin faltante de productos, e incluso un dato llamativo es que después de esos incrementos no volvimos a sufrir nuevas variaciones en los precios. Esto, que debiera ser normal, nos sorprende y a la vez nos tranquiliza”, dijo el técnico y comerciante.
“También es cierto que los equipos informáticos son una herramienta de trabajo imprescindible para muchos, y eso se confirma más que nada en empresas y comercios, que invierten en dispositivos y accesorios sin dudarlo; en cambio, en el ámbito hogareño las cosas son muy distintas, porque una PC de escritorio, sin monitor, está costando entre $300.000, las más básicas, y $400.000, las de mayor capacidad. Y si bien el pago en cuotas es una opción, implica duplicar el precio”, advirtió.
Sobre otros precios orientativos, un mouse común cuesta $5.000/6.000; un mouse inalámbrico, $12.000/14.000 y un pendrive de 32 gigas vale $6.000.
“Hoy transitamos una etapa de llamativa estabilidad -insistió-, pero intuimos que no será igual entre octubre y noviembre, a la salida de un proceso electoral que seguramente traerá fuertes repercusiones”, estimó Espinosa.