Salud y bienestar
El estrés de vivir en Argentina ¿puede agravar los olvidos?
En el Día mundial del Alzheimer, el Dr. Hugo Valderrama explica cómo la situación de crisis constante que atraviesa el país puede afectar la memoria y el cerebro. Recomendaciones para protegerlo.
Vivir en la incertidumbre, con una inflación que carcome los ingresos, preocupados por pagar las cuentas y sin ver una luz al final del túnel puede afectar la salud del cerebro. Es parte de la realidad de los argentinos, ya casi acostumbrados a surfear crisis recurrentes.
El Dr. Hugo Valderrama, médico neurólogo y máster en Neurociencias (Mat. 5010), explica en esta entrevista cómo y por qué el estrés puede producir olvidos con frecuencia, si pueden tornarse permanentes y cuándo hay que preocuparse porque pueden estar relacionados con el Alzheimer. Además, como siempre, brinda las recomendaciones para tener un cerebro saludable, lo que en definitiva equivale a una buena calidad de vida.
- ¿El estrés que sufren muchos argentinos de forma diaria puede generar mayor cantidad de olvidos?
- Si, pero no necesariamente de forma permanente. El paso previo para memorizar es focalizar la atención sobre lo que se intenta almacenar. Cuando el foco atencional se desvía sin intención, a pensamientos o problemas que nos rodean, no se puede continuar con el proceso de memorización correcto. La capacidad de atención es un paso cognitivo previo, para todas las funciones mentales. Sin focalizar no razonamos o hablamos de manera óptima, no podríamos hacer esta entrevista.
Hugo Valderrama, médico neurólogo, brindó algunos consejos para bajar el estrés en tiempos de incertidumbre y crisis.
-¿No podemos prestar atención a dos cosas a la vez?
- Antes se pensaba que frente a dos tareas, el cerebro dividía su atención 50% por ciento en una y 50% en otra. Pero en realidad rota la atención un 100% de una tarea a otra. Por ejemplo, si tenemos una preocupación importante y nuestro cerebro esta trabajando en ello, mientras estamos recorriendo con el auto un estacionamiento, seguramente no podamos recordar en qué sector lo dejamos.
- ¿Entonces cómo podemos estacionar el auto?
- Porqué puede llegar a ser una tarea automatizada con la práctica, se puede llegar a realizar sin requerir del foco atencional. Lo mismo si tenemos automatizado vestirnos, bañarnos, cocinar, o muchas tareas del trabajo muy repetitivas y aprendidas. Mientras hacemos esas tareas automatizadas, podemos estar prestando atención a una charla con una persona al 100%. Nuestro cerebro intenta automatizar todo lo que pueda, para gastar menos energía en esas tareas.
- En la primera pregunta respondió "pero no necesariamente de forma permanente"... ¿Significa también que existen posibilidades de que el estrés afecte de manera permanente a nuestra atención y la memoria?
- Los trastornos de ansiedad severos, a largo plazo crónicos, como también la depresión y otras patologías abarcadas por la psiquiatría, son un factor de riesgo. Significa que no necesariamente la persona va padecer de la enfermedad de Alzheimer, pero aumenta en distintas medidas las probabilidades. Dependiendo de múltiples factores, como la duración, severidad, la respuesta al tratamiento, la suma de otros factores de riesgo, etc..
- ¿Cómo podemos distinguir si los olvidos que estamos teniendo son algo "normal" o es una patología como la enfermedad de Alzheimer?
- Más allá de lo explicado, para tener más información sobre cómo funcionamos, ante la duda siempre se debe realizar la consulta neurológica. En términos generales, frente a cambios negativos progresivos, no hay que quedarse con la duda. Esos cambios muchas veces no son detectados por uno mismo, sino por los que nos rodean. Debemos también darle importancia para realizar la consulta médica. El neurólogo realizará las pruebas diagnósticas necesarias, entre ellas el interrogatorio clínico y test cognitivos como punto de partida, para evaluar el estado de las funciones mentales. De esa manera evaluará si se cumplen criterios para patologías, como "deterioro cognitivo leve", enfermedad de Alzheimer u otras demencias, o si se trata de ansiedad, depresión y/o déficit de atención fisiológicos.
- ¿Nuestro cerebro puede estar trabajando de manera inconsciente sobre los problemas que nos rodean?
-Sí, inclusive hasta cuando dormimos. Si el cerebro interpreta una amenaza económica, de seguridad, salud, etc.. como si fuese una gran bestia que nos puede atacar, no nos va a dejar tranquilos hasta que esa bestia se vaya. Hay redes neuronales que intentan ser objetivas y analizar, pero hay otras redes que, ante la amenaza de cualquier tipo, nos preparan hasta físicamente.
- ¿Para qué nos prepara el cerebro físicamente cuando la mayoría de los problemas no podemos resolverlos de esa manera?
- Porque a pesar de que nuestro cerebro sigue evolucionando y tenemos más capacidades que nuestros antepasados, seguimos siendo de carne y hueso como los homosapiens, de hecho más frágiles que ellos. Por ello, hay redes neuronales primitivas que interpretan a la mayoría de los problemas como posibles generadores de un daño físico, aunque no lo sean. Ante la duda te tensionan la musculatura, aumenta los latidos y la presión para la irrigación sanguínea que eso conlleva, agudizan los sentidos, los reflejos, libera al torrente sanguíneo glucosa para más energía y muchos cambios más.
- ¿Cómo podemos aumentar la objetividad sobre las amenazas y tener menos ansiedad?
- Manteniendo al cerebro lo mejor posible para afrontarlas. Como primera medida, siempre que sea posible, realizar ejercicio físico aeróbico de forma diaria, que consume oxígeno, nos obligue a respirar. No va a ser la solución a los problemas, pero va a disminuir la adrenalina excesiva para ayudarnos a enfrentarlos de manera más objetiva. Esos sectores neuronales primitivos no distinguen entre realizar ejercicio aeróbico y atacar o huir de la amenaza, entonces la adrenalina baja. Pero al otro día si siguen los problemas, sube la adrenalina nuevamente, por eso hay que realizar ejercicio físico de forma diaria. Con ese puntapié, además el cerebro descansa mejor, es más fácil conciliar el sueño, lo cual también es básico. Luego seguir sumando hábitos para un cerebro saludable, como distracciones y actividades que nos desvíen de la atención de los focos de estrés, una alimentación correcta y balanceada, actividad social sana, etc..