Rosario
El maggiolense “Lichi” Urteaga y equipo presentan otro mural de Messi
La obra artística, de 35 metros de altura por 13 metros de ancho, expresa la etapa de la niñez del mejor futbolista del mundo, frente al Club Grandoli, en la zona sur rosarina.
Una vez más, Imagina Pintura Mural volvió a las andadas y esta vez, nuevamente con la figura del santafesino Lionel Messi como eje creativo. En esta oportunidad, el proyecto se denomina “De otra galaxia y de Grandoli”, con un monumental mural artístico que pintaron sobre una de las paredes de la Torre 6 del complejo habitacional emplazado frente al Club Abanderado Grandoli, en un barrio emblemático de la zona sur de Rosario.
El acto inaugural de la obra realizada por Lisandro “Lichi” Urteaga, Marlene Zuriaga y el equipo de trabajo de Imagina Pintura Mural, será este viernes 27, en Sánchez de Thompson y Gregorio de Laferrere, con la organización de la Municipalidad de Rosario.
Cabe acotar como datos significativos que la iniciativa surgió por intermedio de la empresa Alba y el Club Grandoli, y contó con el consentimiento de la familia Messi.
En diálogo con Sur24 en la antesala de la presentación, “Lichi, oriundo de Maggiolo y con lazos familiares en Venado Tuerto, resumió que “el mural se pintó sobre un edificio de 10 pisos, donde incluso se intervino el tanque de agua, totalizando unos 35 metros de altura por 13 metros de ancho”. También detalló que desde el comienzo de la actividad transcurrieron 30 días, aunque fueron 18 jornadas de trabajo en total, en los que usaron unos 350 litros de pintura (incluyendo base e impermeabilizante) de más de 15 colores, con sus mezclas.
Además de Urteaga, responsable del proyecto y la gestión, treparon a los andamios con sus rodillos y pinceles, la paranaense Marlene Zuriaga y el casildense Gabriel Griffa, en tanto que en las ilustraciones de los bocetos había colaborado Aldo Vercellino, nativo de la entrerriana localidad de Chajarí.
En palabras de Urteaga, a modo de síntesis y esencia, “la obra busca valerse de recursos estilísticos, gestuales, expresivos, para lograr un acercamiento vibrante y emotivo, cargado de sentido, historias, vivencias sintetizadas en escenas y símbolos, a la etapa de niñez de Leo Messi, en sus inicios futbolísticos en el Club Grandoli de su Rosario natal”.
“El criterio artístico de este mural complementa las posibilidades del realismo para retratar de manera presente y vívida un tiempo sucedido, lo fantástico para expresar lo intangible, lo simbólico para encauzar relatos poéticamente, y una impronta gestual caricaturesca a fin de transportarnos al ambiente de frescura y espontaneidad de la niñez, la visión del mundo, la exploración de las posibilidades en experiencias compartidas, el deseo de ser grandes, imaginar y sentir cómo sería eso…”, agregó.
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Y completó el destacado muralista que “la propuesta invita a recorrer visualmente los espacios en un diálogo con el espectador que posibilita múltiples lecturas, a distintas escalas”.
Recorrida visual
En una recorrida visual por el mural, pletórico de sugerencias, se puede observar la escena de Leo Messi de niño, con la pelota como referencia; una imagen de niños jugando en un paraíso de pelotas; el crack en su niñez de la mano de su abuela y, en otra ilustración, imaginándose a sí mismo campeón cuando fuera grande.
Además, una soga típica de casa familiar donde se cuelgan al sol las prendas, como puede ser tantas veces luego de los entrenamientos, reiniciando el ciclo en apoyo y acompañamiento familiar; la camiseta colgada en la soga cuyo número hace referencia a la primera que vistió en la selección mayor; el sol como fuente de energía y vida, símbolo de esperanza, que vincula estéticamente al mural del Messi embanderado donde el mismo sol asoma en una esquina.
Asimismo, en el horizonte puede divisarse un arquito de fútbol, como un punto de agujero negro o atracción gravitatoria que magnetiza el impulso de desplazamiento de Leo, sus pasos, su mente, su inercia, la destreza de su despliegue; y en la parte inferior del mural, dos manos, una masculina y otra femenina, que pueden ser de padre y madre, que simbolizan vida, sustento y creación, enraizamiento y crecimiento en progresión en el tiempo.
Por último, cuentan las historias aún en el aire, en las veredas del barrio, que Leonel solía ir a hacer mandados con las moneditas jugando en una mano y la pelota en un pie, sin caerse en todo el trayecto.