Disputa geopolítica
El Mercosur deliberará con dudas sobre la firma del acuerdo con la UE
Los presidentes de los países miembros se reunirán en Río de Janeiro miércoles y jueves. Argentina y Paraguay rechazan el tratado con el bloque europeo por las condiciones que impone.
El Mercado Común del Sur deliberará desde mañana y hasta el jueves en Río de Janeiro con más dudas que certezas sobre la firma del dilatado Tratado de Libre Comercio con la Unión Europea, un acuerdo que siempre parece cerca de concretarse pero que nunca lo hace por distintas razones, fundamentalmente por los cuestionamientos europeos a las políticas de protección del medioambiente sudamericanas y por la protección a los agricultores europeos, en particular de Francia.
En el encuentro, además se anunciará la adhesión de Bolivia como miembro pleno del Mercosur, después de la ratificación por parte del senado de Brasil el martes último después de 17 años de haber sido propuesto por Lula da Silva en 2006.
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El presidente Alberto Fernández -que encabezará por última vez la delegación argentina antes del recambio presidencial- firmará junto a sus pares del bloque regional el Tratado de Libre Comercio con Singapur que se viene negociando desde hace años y reiterará la posición que su Gobierno esgrimió contra las intransigentes exigencias medioambientales europeas.
"El acuerdo Mercosur-Unión Europea no se ha firmado no porque Argentina no quiera sino porque encontró resistencia dentro de Europa", enfatizó Fernández quien se comprometió a discutir miércoles y jueves "algo que les sirva a los argentinos". El otro país que se opone a su firma es Paraguay, cuyo presidente Santiago Peña pidió "mirar hacia otro lado" y avanzar en acuerdo comerciales con otros países.
La decisión de Argentina, además, está condicionada por la política exterior que anunció el presidente electo Javier Milei de alineamiento sin fisuras con Estados Unidos e Israel y las duras críticas que hizo contra el presidente de Brasil a quien lo calificó de comunista y corrupto. Pese a la posición de Milei, la futura ministra de Relaciones Exteriores del Gobierno de Javier Milei, Diana Mondino, se había mostrado esperanzada de que Fernández finalmente suscribiera el nuevo acuerdo en Río de Janeiro.
Mientras el canciller argentino Santiago Cafiero sostuvo ayer que el acuerdo entre el Mercosur y la UE "no era balanceado" ya que provocaba un impacto "negativo para la industria y en las exportaciones agropecuarias"; el canciller alemán Olaf Scholz pidió "a todo el mundo implicado a ser tan pragmático y dispuesto como sea posible para alcanzar un compromiso" para poder concretar el acuerdo.
Scholz no estaba solo en Berlín cuando llamó a firmar el acuerdo, lo acompañaba su par brasileño Lula Da Silva que en los últimos tiempos se ha convertido en el impulsor más importante de la firma del tratado dentro del bloque de naciones sudamericanas que integran el Mercosur, quien dijo que no iba a renunciar a concretar el acuerdo para lo cual estaba dispuesto a hacer "esfuerzos adicionales" para evitar que fracasen las negociaciones.
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Horas de la conferencia de prensa conjunta entre Scholz y Lula, el presidente francés Emmanuel Macron, uno de los opositores más enfático del acuerdo, había dicho que estaba en contra porque "es completamente contradictorio con lo que Lula está haciendo en Brasil y lo que estamos haciendo nosotros, porque es un acuerdo que se negoció hace 20 años, y que intentamos remendar, pero está mal hecho".
Hace un mes, de visita por Brasil, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, aseguró que tiene "la ambición de cerrarlo cuanto antes, a más tardar a fin de este año".
El acuerdo comercial fue firmado en junio de 2019 por los entonces presidentes de Argentina y Brasil, Mauricio Macri y Jair Bolsonaro, pero más tarde, cuando se trabajaba sobre los detalles, Europa agregó un documento con exigencias medioambientales que la gestión de Fernández visualizó como negativas para Argentina.
El comercio entre los cuatro países miembros plenos del Mercosur viene recuperándose después de la pandemia y pasó de u$s33.000 millones en 2019 a u$s46.000 millones en 2022, alcanzando la marca más alta de la década.
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Para Argentina el Mercosur no es un mercado más, sino que es el destino del 60% de las manufacturas de origen industrial principalmente de sectores como el automotriz, la metalmecánica y la química, seguido por agroindustria y combustibles.
A los cuestionamientos que se le hicieron históricamente al acuerdo, se le suma en los últimos años las consecuencias que tendrá para las exportaciones industriales de la región sudamericana el nuevo Pacto Verde Europeo que prevé fuertes penalizaciones arancelarias para los productos que no cumplan con los requerimientos ambientales normados y que fue confeccionado con el fin de alcanzar la "neutralidad climática" en el año 2050.
Para el politólogo argentino Andrés Malamud, "los impulsores del acuerdo suelen enfatizar su dimensión geopolítica, mientras los detractores ponen la mira sobre los costos ambientales. La dimensión geopolítica hace referencia a la creación de una "asociación estratégica" entre dos regiones que comparten valores y procuran aumentar su influencia global... En cuanto a los costos ambientales, sus críticos son sobre todo europeos. Aunque la deforestación de la Amazonia es una preocupación legítima, la cuestión ambiental se ha tornado un pretexto para camuflar el proteccionismo agrícola, liderado por Francia y acompañado por una decena de miembros de la UE".