El nuevo mapa de la Cámara de Diputados santafesina
Mario Cáffaro
El Litoral
La muerte, en mayo, de Miguel Lifschitz y el resultado electoral de las Primarias Abiertas, Simultáneas y Obligatorias del 12 de septiembre en la provincia provocaron un cimbronazo en la política local, cuyos alcances todavía no se han terminado de asimilar. Cual réplica de movimientos telúricos, el piso tiembla y los reacomodamientos no terminan de producirse sabiendo que aún falta conocer la opinión del electorado santafesino el 14 de noviembre, donde estarán en juego las bancas en el Congreso Nacional y en los concejos municipales de toda la provincia.
El ámbito de impacto por antonomasia de los resultados electorales es la Cámara de Diputados, que viene sufriendo cambios desde su conformación actual más allá de la pandemia, que la obligó a trabajar en forma virtual gran parte de los últimos 18 meses. En cambio, en el Senado los cambios parecen ser más lentos, aunque también ocurren.
En diciembre de 2019 y con el resultado electoral de ese año, la foto de la Cámara de Diputados era: 28 diputados del Frente Progresista, 7 del Frente de Todos, 6 de Unite, 5 de Juntos por el Cambio; 2 del Frente Social y Popular – Ciudad Futura y 2 de Igualdad. Esa conformación y bajo la presidencia de Lifschitz le permitió al Frente Progresista imponer su agenda de temas y obligó al Poder Ejecutivo a discutir ley por ley, no siempre con los resultados esperados por la Casa Gris. Todavía esperan mensajes como conectividad y el llamado ‘paquete de leyes sobre seguridad’ que sería la nueva normativa para la fuerza policial de la que nadie -ni oficialismo ni oposición- está convencido de las bondades de su sanción.
Las primeras fisuras fueron de Unite, el sector que llegó liderado por Amalia Granata bajo el color celeste en defensa de la vida, especialmente en el debate sobre aborto, un debate ajeno a la Legislatura pero que marca posturas políticas en forma permanente. Casi al inicio, Granata y Betina Florito se separaron de los restantes cuatro integrantes más identificados con sectores católicos y evangélicos. Después las dos mujeres tomaron caminos difrentes y la primera acordó con Juntos por el Cambio. Florito ensaya un camino propio con la incursión en la elección nacional. Nicolás Mayoraz condujo a los cuatro integrantes de Vida y Familia y logró conformar un partido político provincial al igual que Walter Ghione, quien también se escindió y se alió con Juntos por el Cambio en las recientes PASO.
En Juntos por el Cambio fue Cesira Arcando quien migró del espacio cuando su partido, FE, se alineó con la política del gobierno nacional y más precisamente con el presidente Alberto Fernández. Arcando tuvo más contactos oficiales con Casa Gris que los integrantes de la bancada justicialista, no obstante mantiene su independencia en la Cámara. Después de las elecciones fue Gabriel Chumpitaz el que se escindió para formar Evolución – Pro.
El bloque justicialista quedó herido tras las PASO, donde la mayoría de sus integrantes respaldó al binomio Rossi – Rodenas. El presidente partidario, Ricardo Olivera, busca ser el nexo entre miembros del Ejecutivo y el bloque mientras Oscar Martínez y Matilde Bruera hacen su propio juego, especialmente en temas sensibles como seguridad, justicia y la segunda sobre el canal navegable troncal o hidrovía.
Pero el estallido principal fue esta última semana en el Frente Progresista con la decisión de diez radicales de conformar Evolución UCR e integrar con Chumpitaz un nuevo interbloque. Evolución es la marca en el orillo del senador porteño Martín Lousteau. La salida del sector liderado por Maximiliano Pullaro deja al Frente Progresista con 18 miembros. En ese marco, otro boina blanca, Fabián Palo Oliver, mantendrá su presencia en el interbloque desde Radicales Libres. El socialismo tiene 14 miembros de los 18 integrantes del Frente Progresista.
Estos cambios de posturas obligan a pensar en constituir nuevas mayorías para cada uno de los proyectos. El último jueves fue evidente la decisión de los radicales, tanto los de Juntos por el Cambio como de Evolución, de desmarcarse de un proyecto de ley de la camporista Paola Bravo que contenía en sus fundamentos fuertes críticas al gobierno nacional anterior. Tampoco fue menor lo ocurrido en la Comisión de Presupuesto y Hacienda donde socialistas y justicialistas decidieron avanzar con la ley de conectividad tras una reunión con empresarios provinciales. Fue el radical Fabián Bastia quien puso el grito en el cielo con el supuesto cambio de reglas de juego. Otro round puede ser cómo votará cada sector el pliego de Oscar Biagioni como vocal del Tribunal de Cuentas si la Asamblea Legislativa logre plasmarse el próximo jueves.
Para la Casa Gris se abre la posibilidad de trabajar cada proyecto buscando acuerdos con distintos sectores ante la partida de defunción de la cómoda mayoría del Frente Progresista. Funcionarios del ala política del gobierno se entusiasman con un acuerdo amplio sobre varios temas incluida la justicia donde hay preocupación por la falta de cobertura de vacantes. Pero también, en Diputados, se abre una etapa de mayores reacomodamientos que seguirán tras la elección de noviembre donde algunos sueñan con construir nuevas mayorías ya pensando en el 2023.
– El ámbito de impacto por antonomasia de los resultados electorales es la Cámara de Diputados que viene sufriendo cambios desde su conformación.
– La salida del sector liderado por Maximiliano Pullaro deja al Frente Progresista con 18 miembros.
– Socialistas y justicialistas decidieron avanzar con la ley de conectividad a pedido de los empresarios y eso enojó a los radicales de Evolución.
– Funcionarios del ala política del gobierno se entusiasman con un acuerdo amplio sobre varios temas incluida la justicia donde hay preocupación por la falta de cobertura de vacantes.