El papa Francisco afirmó en el Día Mundial del Agua que “el agua no puede ser motivo de guerras” y pidió su preservación para el mundo y para el beneficio de las “generaciones futuras”, al recordar desde el Vaticano la segunda conferencia de las Naciones Unidas (ONU) sobre lo que consideró “un bien primario”.
El papa Francisco afirmó que “el agua no puede ser motivo de guerras”
“En estos días se desarrolla en Nueva York la segunda conferencia del agua de las Naciones Unidas. Rezo por el éxito de los trabajadores y deseo que el importante evento pueda acelerar las iniciativas en favor de todos los que sufren la falta de este bien primario”, planteó el pontífice durante la Audiencia General que encabezó este miércoles en Plaza San Pedro, en el marco del Día Mundial del Agua.
En ese marco, el pontífice sostuvo que “el agua no puede ser objeto de desperdicios o de abusos, o un motivo de guerras”.
La ONU augura un “riesgo inminente de crisis mundial del agua”
Para el Papa, así, el agua “debe ser preservada a nuestro beneficio y el de las generaciones futuras”.
Origen del Día
El Día Mundial del Agua fue proclamado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1992. Ese año se celebró en Río de Janeiro la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente y el Desarrollo. De allí surgió la propuesta, siendo 1993 el primer año de celebración.
Posteriormente tuvieron lugar otras menciones como el Año Internacional de Cooperación en la Esfera del Agua 2013 y el Decenio “Agua para el Desarrollo Sostenible” 2018-2028. Todo esto remarca la idea de la ONU de que el agua es fundamental para el desarrollo y la paz mundial.
El agua es un recurso natural compuesto por moléculas de hidrógeno y oxígeno, que es indispensable para la vida. Es un bien considerado como el oro líquido del planeta y que hace posible que todas las especies terrestres continúen creciendo y desarrollándose cada día.
De ahí la importancia de evitar su despilfarro. Es un recurso limitado, en el que hace falta una mayor toma de conciencia para su preservación, porque si algún día llegara a escasear, traería consecuencias irreversibles para la humanidad.