Cuatro años después
El primer caso de dengue venadense se reinfectó y cuenta su experiencia
El episodio inicial causó gran impacto en 2020 y, como sucedió con los primeros casos de Covid, cuando los enfermos sufrían la condena de los vecinos, también Pablo Rivelli, presidente del Centro Comercial de Venado Tuerto en esa época, padeció esa hostilidad. Hoy ya luce recuperado de su segunda infección y deja sus reflexiones.
Cuando un histórico brote de dengue arrecia en la mayor parte del país (hay 19 jurisdicciones con circulación viral autóctona), con más de 230 mil casos y 161 muertos, y del Covid-19 casi ni se habla; y al mismo tiempo que gana protagonismo la vacuna contra el dengue (que Nación se niega a incluir en el calendario obligatorio) y la vacunación anticovid cae en el olvido, cabe recordar que en un breve lapso ambas infecciones convivieron en igualdad de categoría, hasta que la pandemia de coronavirus se convirtió en la problemática sanitaria excluyente, y por largo tiempo, relegando a la enfermedad virósica transmitida por el mosquito Aedes aegypti.
En lo que va de la temporada, que comenzó a finales de julio de 2023, se suman unos 232.996 casos, en comparación con 47.167 contagios en el período 2022-2023, y los 22.395 de 2019-2020.
Siempre tomando como referencia la actual temporada, se contabilizaron "casi cuatro veces los registrados en el mismo período de la temporada anterior, y más de nueve veces los registrados en el período de 2019-2020 (22.395)”, afirma el último Boletín Epidemiológico Nacional del Ministerio de Salud nacional.
Temas de tapa
En 2020, en su edición del viernes 3 de abril, el diario El Informe de Venado Tuerto exhibía la simultaneidad de ambas infecciones (Covid-19 y dengue) y jerarquizaba esos temas principales en el interior y en la portada: en un contexto provincial con poco más de mil casos de dengue (hoy se aproximan a los 40 mil) y sólo 152 de coronavirus, se divulgaba en la Esmeralda del Sur el primer caso de dengue, con la particularidad de que el infectado era una persona conocida públicamente: el presidente del Centro Comercial e Industrial de Venado Tuerto, Pablo Rivelli, quien contó a los medios que se encontraba en buen estado general de salud, recuperándose de la enfermedad y respetando los cuidados necesarios para evitar la propagación. Además, el dirigente pidió a la población que no se “acuse” a los que sufren el contagio porque “nadie se quiere enfermar”, como también sucedió en esa etapa con el Covid-19, cuando los primeros contagiados eran “mal vistos” por un sector de la sociedad.
Además, se consignaba en la misma edición el primer caso de un paciente con coronavirus (oriundo de Elortondo) que debió ser internado en la sala de cuidados intensivos del Hospital Gutiérrez, al mismo tiempo que un venadense era internado en un centro médico de la ciudad de Mendoza, adonde había arribado procedente de Brasil, con evidentes síntomas de contagio de Covid-19.
Víctima y “victimario”
Pablo Rivelli, primera víctima local del dengue, declaraba hace cuatro años al diario fundado por Jesús Vallortigara: “Ahora tengo que extremar las medidas de prevención, evitar la exposición, cuidarme mucho más que antes, usando ropa gruesa, mangas largas y repelente, tratando de impedir una nueva picadura que pueda volver a provocar la enfermedad; a eso se le suma la necesidad de extremar los cuidados en mi domicilio y en los vehículos que uno utiliza, ya que muchas veces los mosquitos quedan allí”.
En este sentido, vale la pena señalar que en Argentina circulan, en mayor medida, dos de los cuatro serotipos del virus del dengue y que un serotipo da inmunidad permanente para ese serotipo, pero no contra los otros tres, es decir que cuando un mosquito nos pica con un serotipo diferente del que fuimos infectados previamente, hay probabilidad de una forma más grave de la enfermedad.
“Todo comenzó el 21 de marzo (de 2020), con los primeros síntomas similares a una gripe. Enseguida consulté al médico, más que nada por la realidad que estamos viviendo con el Covid-19, y luego de un análisis de sangre me confirmaron el contagio de dengue. Mientras tanto, todos estos días me quedé en casa y no salí, ya que en tanto persiste la fiebre, puede ser contagioso”, describía.
Y añadió: “Recibí innumerables muestras de cariño, pero también sé que hubo mucha preocupación de los vecinos, por eso quiero decirles que se tomaron las medidas de cuidado necesarias para evitar la propagación, incluso con las fumigaciones aéreas de la Municipalidad y el pedido de descacharrado a los habitantes de la zona. Uno no sabe de dónde viene el mosquito y por eso debemos extremar los cuidados”. Y disparó: “A veces parece que se termina acusando a una persona que contrae una enfermedad, y esto no es voluntario, porque nadie quiere enfermarse. Por eso pido no señalar a quien está padeciendo la infección, sino que hay que informarse”.
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Aunque estos comportamientos sociales ya no suceden, Sur24 dialogó esta semana con Pablo Rivelli para conocer sus reflexiones a cuatro años de haber sido el primer caso en Venado Tuerto, y ante la coincidencia de estar saliendo de un nuevo cuadro de dengue.
“Ya había una sensibilidad por el Covid y la aparición de un episodio de dengue fue toda una rareza -recordó sobre su infección en 2020-. En ese momento no teníamos mucha información y había gente muy alarmada. Por eso decidí convocar a los periodistas para aclarar mi situación de salud y contribuir con la difusión de las prevenciones”, contó.
Este año, prácticamente el mismo día y el mismo mes que en 2020, se le confirmó un nuevo contagio de dengue, con síntomas “bastante más fuertes”, aunque en pocos días la recuperación fue exitosa, al igual que en el caso de su esposa, también contagiada. “Desde ya que es clave no automedicarse y hacer la consulta apenas aparecen los primeros signos de alarma”, sugirió.
“Este año el brote es muy intenso y seguramente tiene que ver con el aspecto climático, porque se dieron todas las condiciones para que la reproducción del mosquito sea incontrolable”, redondeó Pablo Rivelli, recomendando tomar todas las medidas en el entorno de los domicilios para evitar la reproducción de los vectores.