El Tío Meier, un pacifista en medio del triunfalismo de abril del ‘82
En 1982, el ingeniero Roberto Meier era un joven docente de los cursos superiores del Colegio Industrial, donde ya mostraba su empatía y carisma con los alumnos. Una vez declarada la Guerra de Malvinas, la inmensa mayoría de la población argentina, con la autoestima por el suelo, adhirió a la oportunista medida de la Junta Militar. Sólo unos pocos se oponían en los distintos ámbitos, y en la escuela técnica de España 450, ese mismo viernes 2 de abril, Meier y su colega Ricardo Demarchi -quien también rechazaba la acción armada- se encontraron con un clima festivo. En absoluta minoría entre sus pares, y dentro de las aulas con los alumnos, estoicamente desplegaban sus argumentos antibelicistas, mientras sonaban, estridentes, las estrofas del Himno nacional, una y otra vez.
Cuarenta años después, siendo aún docente del Industrial, el Tío Meier, consultado por Sur24, recuerda que “no era fácil oponerse al desembarco en Malvinas en medio de ese triunfalismo, pero yo tenía muy claro que la guerra era lo peor que nos podía pasar, y también que el Reino Unido, de la mano de la OTAN, vendría con todas sus fuerzas a reconquistar las islas”, consideró el ex concejal venadense. “Sólo había que hacer un razonamiento lógico, pero se había impuesto una suerte de pensamiento homogéneo, sostenido en mentiras de los medios de comunicación controlados por los dictadores”, acotó.
“El fantasma de la guerra no era nuevo para nuestra generación, porque unos años antes estuvimos a punto de entrar en combate con Chile por el conflicto limítrofe en el Canal de Beagle. Yo daba clase en quinto y sexto año y recuerdo que en algunos cursos había unos pocos alumnos en contra de la guerra y en otros no había ni uno solo. Lo mismo ocurría con docentes y directivos. Incluso uno de éstos, que no era precisamente de izquierda, se esperanzaba con un inminente apoyo militar de la Unión Soviética a nuestro país, ya que los Estados Unidos estaban aliados con los ingleses”, graficó Meier.
Además, cuenta el Tío que “en uno de los quinto año estaba Daniel Videla, hermano menor de Alejandro, que estuvo en Malvinas, y en ese caso “el tratamiento del tema tenía que ser más cuidadoso porque era un hermano el que estaba en el campo de batalla”, remarcó sobre esos días.
“A propósito de los 40 años de Malvinas, descubro semejanzas con la actitud del pueblo ucraniano hoy, que se ilusiona con vencer a los rusos. No tienen ninguna posibilidad de éxito en esa resistencia, como tampoco la teníamos nosotros en aquella aventura alocada”, comparó el referente regional del Frente Social y Popular, que incluso en esos primeros días de abril del ’82 se animó a participar de una modesta movilización por la paz en calle Belgrano. “Éramos 14 o 15 manifestando con pancartas en contra de la guerra en el centro de la ciudad, pero no nos pasó nada”, completó Roberto Meier, satisfecho por aquella actitud, entre temeraria y principista.