Ella de Sancti Spiritu y él de San Eduardo: dejaron Argentina para comenzar de cero en Italia
Desde hace pocos días, Mary Bachella Busso (34) y Juani Faroppa (28), dejaron la tranquilidad de su hogar, su familia y su vida entera para empezar a escribir una nueva historia. Pero esta vez a 11 mil kilómetros de distancia de su zona de confort.
Hoy están instalados en la localidad de Furnari, provincia de Mesina (región de Sicilia), lugar al que cambiaron por el gimnasio y el grupo de running en el que ambos trabajaban en Venado Tuerto, para probar cosas nuevas.
“La idea de irnos del país comenzó después de lo que fue la pandemia de Covid-19. Creo que a todos en algún aspecto de la vida ese episodio mundial nos hizo un cierto click en la cabeza. Algunos patitos se pusieron en fila, como por ejemplo disfrutar la vida ‘aquí y ahora’”, contó Juani desde Italia a Sur24.
Faroppa, reconocido en la provincia por su desempeño en la alta competencia deportiva (atleta de elite), aseguró que “habernos enfrentado a tanto miedo en un principio y darnos cuenta de que en este plano no somos ni seremos eternos”, hizo que se replantearan la idea de cómo querían vivir.
“Poder irnos y empezar a encarar una nueva aventura nos entusiasmaba. Así lo hicimos. Nos dijimos: somos jóvenes, estamos sanos, no tenemos hijos, el momento es ahora. Y ahí con esa frase empezó todo”, admitió.
Italia fue elegida principalmente para tramitar lo que es la ciudadanía, que es lo que les abre las puertas para poder moverse legalmente por esa parte del planeta: “La idea de irnos fue de los dos. No hay un mero autor en si. Ambos compartimos los mismos gustos, el viajar, la vida en la naturaleza, conocer lugares nuevos, aventurarnos. ¿Y qué mejor que aventurase donde prevalece lo desconocido?”, se preguntó.
En cuanto a planes a futuro, afirmó que aún no hay. “Hace poco que llegamos a otro país, estamos en la etapa de insertarnos a otra cultura, de adaptarnos y de acomodarnos a todo lo nuevo que tenemos ahora. Por el momento muy inmersos en el presente y en el día a día. La idea –más adelante-, es irnos a alguna parte de España, por idioma a lo mejor. Nos daría más seguridad en ese sentido”.
Sobre el lugar donde se encuentran (en la Isla de Sicilia), ponderó que es un “pueblito muy chiquito pero hermoso” donde “nos enamoró cada rincón”. “Tiene todo lo que una vez soñamos, un mar hermoso, montañas y mucho verde. Después nos encontramos con personas amables, dispuestas a ayudarte a que les entiendas y entenderte, ya que estudiar el idioma es una cosa y hablarlo después es otra. Pero en ese sentido (en su experiencia) la calidez de la gente es para destacar”.
Seguir ligados
Juani y Mary continúan en contacto con la Argentina en cierto modo. Por ejemplo, generan un ingreso con planes de entrenamiento a distancia.
También, subsisten con los ahorros que se llevaron y de las horas que pasan trabajando en un vivero en Furnari. Dice que “las diferencias de este lado aun no son tan notables” y que “los argentinos tenemos un poco de los italianos y esa similitud se nota mucho en los pueblos del sur”.
“En tema económico, nos estamos familiarizando con otro tipo de moneda. Por ahora no tuvimos la oportunidad de calcular entre sueldo y gastos mensuales, a lo mejor, pasados un año podemos dar ese tipo de información”, amplió.
Asegura que “lo que más extrañamos de Argentina es sin dudas nuestras familias, el compartir tiempo con ellos” y “después, las facturas de dulce de leche y el queso cremoso”, agregó entre risas.
“Por el momento no tenemos un no rotundo de no volver. Estamos experimentando una nueva andanza, que en realidad aun no la pudimos empezar a vivenciar en su totalidad. En lo que es nuestro caso no nos fuimos por temas económicos, ni enojados con el país. Amamos Argentina, por eso no podemos ni vamos a usar la frase ‘no volvemos nunca más’. Porque es muy reciente todo y no sabemos que nos depara más adelante en este lado del mundo. De lo que si estamos confiados es de que será una experiencia enriquecedora”, valoró.
Finalmente, ante la pregunta de ¿qué les dirían a todas aquellas personas que pensaron en irse y todavía no se animaron?, la respuesta fue contundente: “La vida es ahora, si lo sienten que lo hagan. Lo peor que puede pasar es llegar a los 60 años y decirnos ‘qué hubiese pasado si lo hubiésemos hecho’. Saliendo de tu país, de tu lugar, te das cuenta que el mundo no es tan peligroso como nos contó la cabeza, que las personas son iguales que nosotros, que el país que dejas no es tan malo ni el país que emigras es tan bueno. Pero hay que animarse a conocer. Hay un mundo entero esperando ser descubierto”.