Emotiva presentación del libro de los 50 años del barrio Provincias Unidas
En la tarde noche de este viernes, la Escuela N° 1189 “Carlos Javier Benielli”, fue sede de la esperada presentación del libro “50 años del barrio Provincias Unidas”, escrito por el historiador venadense Mauro Bertozzi, apasionado investigador del pasado local y regional y, además, nacido en “el Cibelli”.
Desde el vamos, los asistentes disfrutaron de una copa de bienvenida y luego recorrieron el stand de venta de ejemplares y la muestra fotográfica alusiva a la construcción del barrio de más de 400 casas, entre finales de los 60 y principios de los 70.
Todo estaba dispuesto a la altura de las circunstancias, sin descuidar detalles en ningún flanco, en el patio reluciente de la escuela anfitriona -muy ligada a la historia de la construcción del barrio-, que se asoció con sus mejores galas a la fiesta del vecindario.
Mientras tanto, se reiteraba la escena de abrazos apretados que, sin dudas, establecían un reencuentro luego de muchos años entre nativos del barrio, tal vez de sus primeros tiempos, que con el transcurso del tiempo se habían distanciado y de pronto la presentación del libro los reunió y disparó todos los recuerdos atesorados.
Con entrevista en vivo
Pasadas las 19.30 dieron inicio las formalidades del acto a través de los periodistas Silvina Buljubasich y Juan Franco, con palabras de bienvenida a las más de 200 personas que colmaron el patio escolar -devenido salón de actos-, y la mención a las presencias del intendente Leonel Chiarella, representantes de instituciones y vecinos y vecinas del barrio. Además, hubo agradecimientos para los auspiciantes: senador Lisandro Enrico; Cámara de Senadores de Santa Fe; Municipalidad de Venado Tuerto; Concejo Municipal de Venado Tuerto; Secretaría de Territorialidad y Desarrollo Cultural de Venado Tuerto; Fondo Editor Municipal; Fondo Editor Asociación Mutual Venado Tuerto; Colegio de Arquitectos Distrito 3; Cooperación Mutual Seguros; Comisión Vecinal del barrio Provincias Unidas y Editorial Ciudad Gótica.
Más adelante, Buljubasich leyó un fragmento que resume la esencia del libro (ver más abajo) y enseguida se desarrolló la entrevista en vivo, donde el autor contestó varias preguntas de los periodistas invitados, y en cuyo transcurso se intercaló la lectura del prólogo escrito por Marcela Fumale, una “piba del Cibelli”.
En la oportunidad, el autor destacó, en el marco del desarrollismo de la década del 60, las cualidades constructivas del barrio Provincias Unidas, a partir de una positiva interacción entre la constructora Cibelli Viviendas SA, el Banco Hipotecario Nacional y el plan VEA (Vivienda Económica Argentina), entre finales de los 60 y principios de los 70.
También sumó Bertozzi, entre las fortalezas, el alto nivel del recurso humano, el fuerte compromiso social de los empresarios Héctor Cibelli y Víctor Seret (hasta el punto tal que donaron la escuela que fue sede del acto) y, en general, una arraigada cultura del trabajo, que, con la aplicación de innovaciones tecnológicas y estrategias organizacionales, posibilitaron la construcción de un promedio de dos viviendas diarias.
Por otra parte, se sucedieron reflexiones sobre el fuerte retroceso del país en los últimos 50 años, en muchos aspectos, y entre ellos en la problemática del hábitat, involucrando el acceso a la tierra, cada día más inviable para las grandes mayorías, y la generación de soluciones habitacionales, en un marco de notorio déficit. Sin dudas, el barrio modelo del Cibelli, enclavado en Venado Tuerto, es uno de los símbolos de la Argentina que asomaba a un vertiginoso desarrollo en los albores de los 70, y que no pudo ser.
Los próximos gobiernos provinciales y nacionales, con la insistencia del gobierno de la ciudad, tendrán la responsabilidad de recrear estos complejos habitacionales de gran escala, óptima calidad constructiva y desarrollo social integral, con escuela incluida, que no fueron replicados en la medida de lo necesario.
Hoy, una laboriosa investigación del incansable Mauro Bertozzi sobre un hito arquitectónico venadense, se transformó en un valioso libro -el primero de la historia de los barrios de la ciudad-, en cuyas páginas consta la gestación del emprendimiento, acompañado de una memoria constructiva, entrevistas a los pioneros que materializaron el proyecto y fotografías inéditas, que conforman su tercera obra y se suma a “Venado del 1900” y “Linaje francés en la pampa”.
Las distinciones
La primera distinción correspondió a Nidia Nicolau de Lorenzini, quien recibió un obsequio de manos del intendente Leonel Chiarella, en su condición de vecina más antigua del barrio, con la particularidad de que esa casa sirvió de muestra para los interesados en sumarse al naciente complejo habitacional.
Luego se convocó a los constructores, quienes ya habían sido reconocidos por el Concejo Municipal semanas atrás, cuando sus aportes a la edificación del barrio modelo fueron declarados de Interés Municipal, y en este marco las edilas María Verónica Ruiz y Mariana Iturbide entregaron las respectivas resoluciones legislativas a Cristina Cibelli (por su padre recientemente fallecido, el presidente de Cibelli Viviendas, Héctor Cibelli); el arquitecto Juan Carlos Monti, proyectista y director del complejo habitacional; Aldo Mozzoni, director de Logística y Supervisión; Carlos Butto, responsable de Control de Calidad por parte del Banco Hipotecario Nacional; y Domingo Sayago, jefe de Administración de la empresa constructora.
En el cierre de la actividad cultural, Bertozzi dirigió unas sentidas palabras de agradecimiento por el respaldo y luego invitó al intendente Leonel Chiarella, quien destacó el trabajo del autor, su talento y perseverancia, y trazó un paralelismo entre el flamante libro y la gran obra de los constructores de medio siglo atrás, a las que unificó sobre la base de tres componentes sobresalientes: el sentido de pertenencia, la pasión y los sueños.
Pertenencia sin vencimiento
“Durante mucho tiempo me pregunté: ¿por qué los que fuimos parte viva de este barrio sentimos que nos cobijó desde tantos aspectos diferentes?… encontrando las respuestas con el paso de los años y las vivencias en el lugar.
Yo nací en 1974, a pocos meses de haber sido inaugurada la Escuela ‘Carlos Javier Benielli’, y a tres años de la entrega de la primera tanda de viviendas en 1971. Aquel interrogante fue siempre una voz omnisciente, conociendo todas las formas reales de las posibles respuestas.
Siguiendo mi instinto e iniciando el rescate histórico de las semblanzas del barrio ‘Provincias Unidas’, solo así, logré entender el inmenso privilegio de haber crecido en esta chacra. Hoy siento orgullo y nostalgia, porque convergen en mi haber todos los datos rescatados de la gestación, construcción y crecimiento del barrio. Orgullo, porque fuimos un proyecto modelo, con una cultura del trabajo que dejó un concepto bien definido; el de la racionalización, y haciendo posible los equipos. Nostalgia, porque lo tuvimos todo y más, gracias a esa generación de hacedores que nunca dejaba de emprender en un marco de vanguardia.
Cincuenta años después, al ver aquellos constructores que ya no están, o vecinos que tampoco, más aún, mi padre que también se fue, todos ellos, tomaron las decisiones correctas. El barrio fue quien nos cobijó con seguridad, educación, el respeto al trabajo y las normas de convivencia que fuimos construyendo y aceptando entre todos para poder llegar a este aniversario. Tuvo que pasar simplemente la vida para que el resultado final sea la felicidad de tantos.
En este suelo, el proyecto de Cibelli Viviendas SA, materializado hace cinco décadas, no deja de sorprender al escuchar sus memorias constructivas. Creer que los engranajes del Estado, en conjunto con los desafíos privados fueron la matriz inicial de estas viviendas, nos confunde, nos hace pensar el porqué de nuestra realidad. Aquí, mientras se construyeron las viviendas, no existieron accidentes laborales, tampoco se reparó en gastos para tener una política de trabajo que implicaba que todos los obreros estuviesen registrados. Suena ilógico escuchar que se doblegaron esfuerzos para acelerar los procesos de entrega a la mitad del tiempo establecido. Es estremecedor entender que, como un hito constructivo, fuimos la vidriera para que de otras provincias observaran los métodos industriales y la tecnología utilizada para secuenciar los trabajos. Cuántos pueden decir, hoy, que la escuela donde fueron educados fue el resultado de la decisión de un grupo de hacedores, materializado como un obsequio para la formación educativa del barrio. Que la proyección, hace 50 años, ya preveía en el lugar el funcionamiento de un Centro Cívico, donde los servicios postales, de primeros auxilios, jefatura de policía y hasta un centro vecinal, fuesen una política que en este presente las grandes metrópolis están replicando. Acá sucedió todo eso y mucho más.
El hito histórico que les estoy contando, no es una idea entre líneas que nos aborda de forma utópica, sino una realidad que dejó en evidencia que una planificación acorde y una cantidad de recursos lógicos, dan como resultado un barrio modelo. Y lo que fue en su momento un susurro de incertidumbre, donde el habitar en un lugar tan lejano al microcentro de la ciudad, no fue más que una proyección o accidente urbanístico, hizo del desarrollo territorial un acierto a la vista de todos. Hemos crecido, como muchos niños, con una infancia colectiva llena de momentos mágicos, donde el andar por esas calles, el trepar esos árboles o la conquista de algún lote lindero para hacer un potrero, nos abrazaron para bien. Hoy casi todos hemos formado nuestras familias y despedido algún familiar o vecino. Pienso que nunca hemos soltado al barrio, aquel lugar de pertenencia sin vencimiento”.
(Fragmento del libro de Mauro Bertozzi que fue leído por Silvina Buljubasich previo a la entrevista en vivo)