Es de Christophersen y representará al país en una misión pastoral en Panamá
[vc_row][vc_column][vc_column_text]“Si pudiera decirle a alguien por qué hacerlo, le diría sin dudas, que dando lo que uno es, su tiempo, sus manos o lo que sabe hacer a muchos podemos cambiarles circunstancias de sus vidas y creo que la gratificación viene de ahí”, detallaba emocionada Florencia Cogliolo, la joven de 29 años que espera ansiosa poder cumplir uno de sus principales objetivos en su vida: “Dar a otros lo que recibí de Dios”.
Florencia, nació y creció en Christophersen, guiada siempre por su familia en el camino de la fe. Estudió Arquitectura en Rosario y volvió a su pueblo natal porque dice siempre haber mantenido vínculos con sus raíces y con la Diócesis de Venado Tuerto, en la cual a través del grupo Pastoral Juvenil realizaban actividades en distintas localidades de la región.
“En mis misiones de los veranos la mayoría de las veces terminábamos esas experiencias pensando que habíamos dado muy poco a los demás porque para nosotros estar 15 días acompañando era algo pequeño, pero la gratitud de la gente y la alegría del que lo recibe nos compensaba infinitamente y eso me llevó a decir por qué no hacerlo por un tiempo más largo”, relataba la joven arquitecta que tras un año de pandemia y cruzando los dedos para que este 2021 se concrete, finalmente estima que esa misión que espera hace tiempo, podrá cumplirse a mediados o finales de este mes, dependiendo del contexto respecto a los vuelos y restricciones tanto en Argentina como en Centroamérica.
Una misión que fue formándose con los años
“Cuando tenía 17, en una experiencia de misión acá en Argentina tuve la certeza de que todo lo que había recibido y lo que tenía en mi vida era pura providencia, entonces sentí un verdadero deseo de compartirlo. Por mucho tiempo ese pensamiento estuvo como un deseo y tenía intenciones en algún momento de concretarlo, de entender que Dios me había dado mucho en la vida y tenía que compartirlo”.
Ese “compartir” llegó a través de una invitación de la Fraternidad Misionera “Verbum Dei”, una institución de la iglesia católica que acompaña a distintas comunidades de los cinco continentes, a la que ella pertenece. “Me llamaron para ir a Panamá, pero realmente hubiera aceptado ir a cualquier lugar del mundo”, indica.
Su destino será San Félix y acompañará junto a otros misioneros de “Verbum Dei” a la comarca indígena Ngäbe-Buglé que está situada en el norte de Panamá.
Desde Argentina será la única que viajará al país centroamericano a estas comarcas de pueblos nativos que viven en la zona de montaña. “La Fraternidad Verbum Dei está haciendo una labor apostólica y humanitaria tanto con la gente del poblado como con los de la zona más urbana, pero principalmente se centran en los pueblos originarios, donde fueron convocados por la Diócesis de Chiriqui con la intención de que puedan acompañarlos; ellos lo describen como una zona de necesidad de encuentro personal, de formación humana y acompañamiento pastoral”, detalló Florencia, agregando que en primera instancia se iba a ir por un año, pero finalmente permanecerá por seis meses con posibilidad de que le prorroguen la estancia. “Voy con visa de turista y en caso que deba quedarme por cuestiones de retraso de vuelos, me quedaré trabajando”, dijo emocionada y con ansiedad de que llegue ese momento.
Al arribar a Panamá, debido a la pandemia de coronavirus, deberá aislarse por un tiempo en un hotel y luego podrá encontrarse con los demás misioneros.
“Desde ya que si hay carencias alimenticias o de otra índole también se los ayuda, pero suele suceder en este tipo de comunidades que aún teniendo este tipo de necesidades primarias no resueltas también conlleva que la parte de desarrollo humano tenga sus faltas y se implemente el poder acompañar y ser un amigo en la realidad que viven. También es una necesidad para ellos, por eso cuando se convoca a los misioneros se los invita con la intención de que puedan hacer un acercamiento personal, familiar, social dedicando tiempo a lo que vaya surgiendo. Además son pueblos que dentro de su cultura tienen incorporada la fe y parte de ellos el pedido de que alguien lo ayude en ese camino”, ampliaba sobre el trabajo que le será asignado una vez que esté en la comarca.
La familia y amigos como pilar
Cuando llegue el momento de la partida, contó la joven que su familia y allegados la acompañarán hasta Ezeiza, pero no podrán ir hasta el aeropuerto. “Te mentiría si te digo que están rebosantes de alegría”, refiriéndose a la sensación que sienten sus padres, a pesar de que sea un sueño cumplido para ella.
“Mi novio fue quien me ayudó a tomar la decisión final y fue quien me animó a que no le tenga miedo al tiempo. Yo soy súper familiera y la verdad es que me costaba decidirme porque cada cosa que imaginaba era dentro de mi ámbito familiar y de amigos. Y a mis papás particularmente les cuesta que me vaya, así que ya nos vamos a extrañando de antemano”, aseguró.
A su vez no quiso olvidar a todos los integrantes de la Diócesis de Venado Tuerto de quienes “recibí mucho apoyo, desde del obispo hasta los sacerdotes y quienes forman parte de la pastoral juvenil y que son mi familia grande”.
“Yo siento que es una misión que hacemos entre todos, si bien yo soy la cara visible y me estoy yendo, hay mucha gente que silenciosamente está siendo parte de esto: rezando por mí, por la gente que voy a conocer o ayudando económicamente a pesar de que hoy la situación en que estamos”, agradeciendo de esta manera a quienes la acompañan desde este otro lado.
Por qué hacer esta misión
“El amor compensa todo: el cansancio, el tiempo, el frío, el calor, el apunamiento en la montaña”, define Florencia al preguntarle por las adversidades que pudiera encontrar en cuanto al clima tropical y la altura, efectivamente diferente al del sur santafesino.
Cómo ayudar a que Florencia llegue a Panamá
Cuando le propusieron emprender esta misión, como la Fraternidad Misionera “Verbum Dei” es sin fines de lucro, ella debía pagarse los pasajes, la estadía, los servicios y un seguro médico. Como esa suma era considerable decidieron hacer una campaña para ayudar a solventar los gastos.
“Toda la Fraternidad son misioneros consagrados y no consagrados -como yo- y esa participación es no remunerada. Todo lo que se hace proviene de la generosidad de la gente que comprenden que dedican todo su tiempo a estas actividades humanitarias”.
Es por eso que “aquellos que generosamente puedan sumarse pueden colaborar con 500 pesos para transitar 10 km (en total son 5.500) como una manera de hacer una analogía de lo que había que recorrer” para poder cumplir la meta.
Quien quiera colaborar puede hacerlo ingresando a este link y conocerán “cuánto kilómetros lleva recorridos” (aportes económicos).
También pueden colaborar como Misioneros espirituales y ayudar a Florencia en su objetivo.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row]