Es extranjera, vive en Venado y enfrenta la crisis económica vendiendo contenido erótico en redes
Que las redes sociales son una vidriera para cualquier tipo de producto o servicio, ya dejó de ser una novedad hace rato. No es secreto que cualquier actividad dentro de los parámetros de “conocidas” puede potenciarse y explotar al infinito si es que se cuenta con las herramientas necesarias o si la administración de los recursos es la correcta.
Este es el caso de Sasha, una joven de un país centroamericano (que por cuestiones de su precaria legalidad no quiere mencionar mientras siga su trámite de ciudadanía) que se instaló en Venado Tuerto hace un par de años a raíz de una oportunidad laboral pero que luego descubrió en la palma de su mano una verdadera fuente de ingresos. Y no solo eso: vendiendo fotos y videos de su cuerpo por propia voluntad logró ahorrar lo suficiente para traer a su hija a vivir con ella en el sur santafesino.
“Por cuestiones de papeles decidí venir a Argentina. Acá es más fácil conseguir los documentos que te pueden abrir las puertas en Europa o Estados Unidos. En mi país me costó un montón”, dijo en contacto con este medio.
Con 34 años, explica que otras de las razones de emigrar fue que siempre le hablaron bien de Argentina pese al contexto que ya es conocido. También la posibilidad de establecerse y poder traer a sus hijos fue lo que la motivó a llegar al país.
A Venado Tuerto arribó el 1º de abril del 2020. “Estuve un mes entero en Rosario con todo esto de la cuarentena. Me aguanté tratando de conseguir empleo. Hace unos años estuve en Colombia, trabajando en turismo, en una isla donde llegaban muchos turistas. Era moza y recepcionista. Hacía de todo. Ahí conocí mucha gente de Argentina y a un grupo de Venado Tuerto que me ofreció empleo en una despensa y ese fue el motivo por el cual llegué a la ciudad. Mi intención no era quedarme, mi idea era llegar a Buenos Aires”, recordó.
De su país dice que extraña absolutamente todo, desde el clima, que es totalmente diferente, a la calidez de la gente. “Hay mucha diferencia acá. El argentino es bastante extremo en todo sentido. Nosotros somos más intensos y apasionados”, aseguró.
Sasha dice que insertarse en Santa Fe fue y es difícil, porque la juzgaron y la señalaron por ser bailarina de twerking (perreo): “Me sorprendí con la cultura de acá. No tengo amigos, todas las personas que se acercaron fueron con doble intención. Me encerré un montón por eso”.
Trabajó desde los 12 años. Dio clases de baile, estuvo en McDonald’s, en una cadena de pollos, call center, de recepcionista, moza, bartender y hasta fue guía turístico. En Argentina cuando llegó fue directo a una despensa, fue cocinera y ahora es cadete. “Estuve dando clases de baile y también vendo contenido. Nunca me quedo parada”, destacó.
De hecho, estudió. Hizo muchas carreras las cuales no terminó: administración de empresas, educación física, danza. Fueron carreras que iniciaba y por cuestiones de la vida, nunca llegó a culminarlas.
Primeros pasos en las redes
“Todo esto empezó con una causa que era traer a mi hija al país en ese momento. Estaba trabajando como cocinera y me estaba dando a conocer con lo del baile. Se puso de moda OnlyFans, se oía en todos lados y mucha gente me decía que me haga una cuenta, pero yo siempre fui muy extrovertida”, declaró.
Dice que le encanta su cuerpo y que le “gusta mucho”. “Soy una persona con la que puedes tener cualquier tipo de conversación. Ya sea de política o economía. Me considero completa y también me gusta el sexo”.
Cuando le empezaron a llamar la atención las redes, se metió a estudiarlas, indagar y preguntar. “Me hice una cuenta de Instagram aparte para recaudar fondos y traer a mi hija. Me duró como 15 días. Cuando pasaron esos 15 días me la cierran. Me la denunciaron cuando empezó a seguirme mucha gente. No tenía un buen teléfono, eran cosas que hacía en el momento como tocarme y masturbarme. Me compré en ese entonces un consolador porque no tenía juguetes y con eso empecé el primer pack”, describió.
Vendió un montón. El primer día ya tenía más de 70 mil pesos en la cuenta de todo lo que había recaudado con un video que no era la gran cosa. “Entonces empecé a escuchar a los clientes que me aconsejaban o cosas que me pedían, como por ejemplo fotos de los pies. Luego, dejé de vender porque me cierran la cuenta. Pasó un año y la situación se había vuelto tensa. Volví a abrir y logré traer a mi hija”.
Al ser madre soltera y tener que cubrir muchos gastos, emprender con las redes sociales era una opción. “Me siento sola para todo. Tengo que cumplir con muchas cosas. Entonces, empiezo a ver esto no como una salida laboral porque la verdad es como una entrada extra. Trabajo de domingo a domingo”.
Actualmente, volvió a tener una cuenta activa, pero en Telegram. Se propuso hacer mejores videos, compró más juguetes y el contenido es más variado, incluso hay filmaciones en pareja. “Estuve trabajando para páginas donde sales en vivo como modelo de webcam, haciendo el mismo contenido, pero en directo, ya sea masturbandome o con pareja. Los primeros tres días recuerdo que saqué 100 dólares. Eran cuatro o cinco horas frente a la cámara de la computadora o del teléfono. Quienes me veían, iban pagando con unas fichas y cumplían objetivos”, recordó.
Pero no era tan simple todo. Esas horas frente a la computadora tenían que pasar antes por el Estado. “Cuando me hacen el depósito a mi cuenta me transfieren el dinero, me mandaron mis 100 dólares. Al llegar acá me aplicaron una cantidad de impuestos que me quitaron mucho. Me entregaron 12 dólares. Tenía tristeza. Pasé días frente a una cámara. Sentí que estaba trabajando para el gobierno”, se lamentó.
Pese a esa frustración, continuó adelante. “Lo considero un trabajo, un hobby. Al principio lo tomé como una ayuda para una causa que necesitaba en ese momento urgente. Actualmente no digo que es un trabajo, sigue siendo un ingreso extra y lo disfruto un montón porque es una manera de liberarme. Lo que más me gusta de lo que hago es el hecho de saber que estoy generando dinero con mi placer y el disfrutar el sexo”.
Explica que producir contenido le lleva tiempo, porque “te tienes que relajar y entrar en contacto contigo, estimularte, porque esto no es llegar y listo”. “Normalmente los videos que tengo no son tan preparados. Salieron al momento y son los que mejor se han vendido. Les encanta a mis clientes. Me super recomiendan. No vienen a faltar el respeto porque a pesar de vender contenido me respetan más que muchas mujeres”, valoró.
Y siguió: “Me encanta el trato de mis clientes y a ellos les encanta el trato que tengo yo. A la hora de vender siempre soy muy seria. Si usted me va a comprar, lo voy a tratar como un cliente especial. Muchos saben que vendo contenido al igual que saben que soy la que baila. Esa gente que me ve en la calle después me escribe, me dicen cosas lindas y con respeto. Es lo que me gusta. Marco la diferencia y un límite. Si un cliente me falta el respeto, será eliminado. Tiene que tratarme como un caballero a una dama. Yo estoy feliz y contenta porque en mi bolsillo me dejas el pago y listo. Ya con eso, agradecida”.
Convite
Entre las tantas propuestas y sugerencias descabelladas, Sasha cuenta que “hay mucha gente” que le sugiere de todo. “Me escriben parejas para hacer tríos, hombres que quisieran verme con la pareja con la que hago contenido. Me escribieron mujeres para grabar conmigo, pero la respuesta es no. Me cuesta un montón tener sexo con cualquiera, simplemente por pagarme. No soy mucho de química de piel. A mí me tiene que gustar la persona para estar sexualmente con ella. A pesar de vender contenido, no soy muy abierta a esas cosas”, describió.
En ese enjambre de cosas, aparecen los fetiches y las sugerencias “impensadas”: “Yo tengo mis límites. Lo mío es lo erótico, lo sexual lindo. Hago las cosas mientras estoy cómoda, haciendo lo que a mí me gusta porque la idea es que me de placer. No por vender algo para complacer, voy a estar incómoda”.
Su familia, todavía no sabe de este proyecto, pero asume que si llega a ser famosa, van a tomar conocimiento. “Nunca me importó la opinión de otros, porque siempre he dicho que cuando yo me levanto en la mañana a mí nadie me pregunta si tengo comida en mi casa, si almorcé o si estoy durmiendo bien. Cómo yo me gano el dinero a nadie le importa, porque nadie se preocupa de mi estabilidad económica. No tiene derecho nadie a decirme nada sobre lo que hago con mi vida”.
Con respecto a los videos, normalmente no deja que se le vea el rostro porque tiene miedo de que en cualquier momento se viralicen. “Soy feliz con lo que estoy haciendo y no permito que nadie me venga a criticar ni a juzgar. Por eso pienso que si me dedicara de lleno a esto y si hiciera un estudio en mi casa, me iría genial. Pero no doy el paso porque no me gusta depender de algo completamente. Siempre he sido muy guerrera, de trabajar, de no estar en casa encerrada, de moverme. La belleza pasa de largo y tenemos que aprender a desenvolvernos en el mundo no solamente dependiendo de nuestro cuerpo y de nuestra cara linda, sino siempre aprendiendo”, reflexionó.
Insiste en que la idea es “legalizarse” con respecto a la documentación necesaria para residir en nuestro país, “aunque no sé si quedarme o irme a Europa o Estados Unidos”. “Una vez que resuelva eso, incluso que mi hija tenga papeles, también me gustaría emprender algo propio que no sea la venta de contenido. Podría ser algún negocio ya que me gusta la lencería y los juguetes eróticos. El erotismo es mi fuerte”, amplió.
En sus últimos videos, aparece trabajando con un hombre, al que tampoco se le puede apreciar la cara. Armar material en equipo no estaba en los planes, por eso remarca que “fluyó” grabarse, vender esa producción y compartir las ganancias.
“No es necesario, pero los clientes necesitan ver a dos personas. No es mi pareja sentimental, no estamos juntos, pero si es mi pareja sexual, una persona con la que me encanta estar. Lo disfrutamos los dos. Encontramos la forma de tener placer mientras generamos dinero”.
La fama cuesta
Trascender más allá de las redes, tampoco resultó una tarea sencilla. “La verdad que el ser reconocido en un sitio no es lindo. A veces te encontrás con gente que te admira y te dice que quisiera tener la misma valentía de hacer lo mismo que uno, de no tenerle miedo a nadie ni a los comentarios. Pero a veces me bajoneo un montón por sentir que la gente se acerca para sacar algún beneficio. O sentirme rechazada por vender contenido”.
Se confiesa admiradora del sadomasoquismo y anticipa que su próximo material a la venta, tendrá mucho de lo que se pudo ver en la película “50 sombras de Grey”. “Va a haber azotes, correazos y nalgadas”, ríe.
Contras
Para los detractores, no titubea: “Hay cosas mucho más importantes en la que enfocarnos. Soy una aguja en un pajar y la gente debería enfocarse en cosas importantes, como por ejemplo en la música que escuchan nuestros hijos diariamente. Gente que dice ser cantante, habla explícitamente de sexo, drogas y armas. Prestemos atención a los feminicidios, infanticidios, la cantidad de cosas en la que podemos enfocarnos y dejar de preocuparnos en lo que hace una persona como yo con su cuerpo por voluntad. El sexo es arte y nosotros somos la única especie que tenemos sexo por placer”, cerró.
Precios
Su material se vende en “paquetes”. Estos packs, contienen tres videos que cuestan 4000 pesos. “Voy tanteando el mercado, estos videitos no me cuestan nada porque yo la verdad disfruto un montón haciendo mi contenido”, destacó.
Luego por Telegram, en su canal privado, hay fotos explícitas. Se paga una suscripción de 2000 pesos y cada 15 días, 1500 pesos para seguir estando presente.