Rufino
Escuela y familia: convivencia y aprendizaje inclusivo
La charla se llevó adelante en el Superior 50 y apuntó a proveer de mayores herramientas a docentes para la convivencia con niños y adolescentes con Trastorno del Espectro Autista (TEA).
(Por Ana Inés Dobal) - Dos mamás docentes sumaron su experiencia durante una reunión plenaria en el Colegio Superior N° 50. La charla se enmarcó en la capacitación docente propuesta por la institución para promover el trabajo conjunto entre familia y escuela para la convivencia y el aprendizaje inclusivo.
Angelina Rivero y Paula Naon, ambas docentes y mamás de un niño y un adolescente con diferentes niveles de TDA -Trastorno del Espectro Autista-, fueron convocadas a la reunión plenaria este miércoles 4 de septiembre para compartir información importante y acercar a los docentes al trabajo individualizado en clase, promoviendo la convivencia.
Se hizo foco en la experiencia de vida diaria, la sensibilidad y el acompañamiento genuino e individual, invitando al trabajo en red que involucre a familias y acerque ese saber especial a los docentes. El objetivo: capitalizar las posibilidades de los alumnos, aprender más y mejor en un marco de convivencia escolar saludable.
Marea Azul
“Marea Azul es un grupo sin fines de lucro que busca dar acompañamiento a todo el que lo necesite, ‘donde surge una necesidad, nace un derecho’, nos gusta decir. Estamos donde nos necesitan, apoyamos a familias de niños con algún tipo de sensibilidad, pudiendo aportar una mirada real y hoy somos felices de hacerlo a docentes -colegas- y directivos de nivel medio, porque eso habla de un interés real”, manifestó Rivero para empezar.
Según contaron las oradoras, el nombre hace referencia a una marea que a veces arrasa y otras veces permanece en calma, “porque como mamás siempre tenemos que seguir…en el médico, en el súper, en casa, en la escuela. Uno se desgasta y necesita del abrazo y la empatía para poder seguir”, compartió la mamá de Jaco, de 12 años, haciendo referencia a lo que viven diariamente y levantando la bandera de la sensibilidad como indispensable.
“Verlos a todos”
Respondiendo a preguntas concretas de docentes del nivel secundario que atendieron a la charla desde las nueve de la mañana hasta poco antes del mediodía, Paula Naon, docente especial y mamá de Manu, de 18 años, expresó, interpelando a los docentes y refiriéndose a ‘conectar’ con el alumno con este espectro en el aula, que “aparece el vínculo con la familia como determinante para conocer esas realidades y ser ese puente. Además, en el celular hay muchos recursos: ‘Háblalo’ es una aplicación para anticipar con pictogramas lo que va a ocurrir y funciona muy bien. Debe trabajarse mirando cada individualidad para llegar a cada ser humano”.
Sugerencias concretas
“Necesitamos un pilar fundamental que es la comunicación, proponemos no etiquetar y sí flexibilizarnos; no hablar de casos, sino de personas, y evitar el doble sentido, el lenguaje simbólico o metafórico y saber que existe dificultad en el procesamiento sensorial”.
“Además sugerimos llamar a madres y padres, conocer cómo son los chicos en casa, cómo juegan, y trabajar con grupos reducidos. La participación de los padres y la anticipación con imágenes resultan indispensables para ser verdaderos apoyos en la convivencia y la promoción del aprendizaje”.
El interés y participación, tanto de docentes como de directivos, fue permanente y se siguieron sugiriendo formas concretas de trabajo entre el aula y el hogar: “uso de pictogramas abstractos o pictogramas reales, como la foto de la profesora que colabora con el reconocimiento de los intereses restrictivos que en general poseen".
Puentes y no barreras
Paula compartió sobre esta característica que su hijo Manuel, por ejemplo, “no comió durante seis años”, y hubo que acompañar y compensar eso. Es importante estar muy atentos y brindar apoyos visuales, como imágenes, pictogramas, planos, lenguaje directo y acotado. La anticipación con horarios adaptados según lapso y espacio, una agenda personal y la anticipación de actividades, ayuda mucho”.
Las experimentadas mamás contaron que afrontar la discapacidad de un hijo implica un proceso de duelo que involucra en primer lugar el estado de shock, la posterior negación, el enfado, la posible depresión y la posterior aceptación, en el mejor de los casos, por lo que el uso de la comunicación asertiva y empática con los padres y el apoyo para ser puentes y no barreras desde la escuela es el primer paso para posibilitar, abrir y aprender juntos.