Ex ministro de Salud socialista impulsa “fase 1” para los fines de semana
[vc_row][vc_column][vc_column_text]Tras el diagnóstico crítico que realizaron las máximas autoridades sanitarias de la provincia, el gobierno ingresa otra vez en una instancia de deliberación y estudio de posibles nuevas medidas para mitigar el impacto de esta segunda ola Covid. Hasta aquí y pese a la invitación presidencial, Santa Fe se había mantenido al margen del cierre más severo impuesto para AMBA desde el pasado fin de semana. Antes de anunciar su decisión, Omar Perotti había conversado con sus pares de Entre Ríos, Gustavo Bordet, y de Córdoba, Juan Schiaretti, y en bloque, resolvieron mantener el esquema de actividades tal como venía, aunque con un ajuste de protocolos, mayores controles y una fuerte apelación a la concientización.
Pero los números de este fin de semana encendieron un alerta naranja, y este lunes, la propia ministra Sonia Martorano, advirtió que el margen de disponibilidad de camas críticas tanto en efectores públicos como privados es escueto: 93 por ciento de ocupación en Rosario; 91 por ciento en Santa Fe. Claramente, la situación no se revertirá ni con la persuasión ni con mayores operativos. Ya son los propios expertos los que están haciendo llegar a la Casa Gris recomendaciones para que se instrumenten medidas más severas.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Hartazgo
En términos formales, el Comité no ha vuelto a reunirse aún esta semana. Pero de manera individual, varios especialistas han comenzado ya a hacer oír su voz para advertir que es imprescindible profundizar las restricciones.
Uno de ellos fue el ex ministro de Salud, Miguel Cappiello. En diálogo con El Litoral, el ex funcionario coincidió en describir a la situación como “muy delicada” y dijo que si bien las medidas a tomar son antipáticas, resultan imprescindibles.
“La cosa está mal, muy mal, porque venimos de todo un año de estar prácticamente encerrados. Eso lleva a una desobediencia social y a un gran hartazgo, sin mencionar el impacto de todo esto en el empleo, por ejemplo. Pero la gente no cumple, los descuidos y las fiestas clandestinas continúan…”, describió. Sobre esa base, no dudó en sentenciar que “hay que tomar alguna medida, porque ya ayer, el porcentaje de camas ocupadas estaba en más de un 90 por ciento. Si seguimos así -alertó-, vamos a entrar en un colapso”. Y advirtió que no se trata sólo de sumar camas; a su criterio, el aspecto más crítico está centrado en el recurso humano. “Por más camas que sumemos, no vamos a tener el personal especializado y capacitado para atender esas plazas de terapia. El personal hoy ya está agotado y estresado y no es suficiente; no alcanza”, explicó. Por eso, insistió en la necesidad de aumentar los testeos, suspender cirugías programadas en el sector privado y sumar restricciones.[/vc_column_text][/vc_column][/vc_row][vc_row][vc_column][vc_column_text]
Qué hacer
Para Cappiello, debería apelarse a una disminución de la circulación, pero de manera progresiva. “Comenzaría a restringir a partir de las 22 para reducir después más aún el margen temporal de desplazamiento o circulación. Hay quienes sugieren que debe instrumentarse como ya está en AMBA, o incluso desde las 19 y hasta las seis de la mañana”, expresó.
A su criterio, no debería suspenderse las presencialidad en las escuelas aunque sí extremar los cuidados. Y sí restringiría de manera total la actividad los fines de semana.
“Los fines de semana creo que debería plantearse un cierre de la mayoría de las actividades, como gastronomía y comercio, o que lo que permanezca abierto sea muy poco”, sugirió. Cappiello, en una suerte de retroceso a fase 1 los sábados y domingos. Pero no se mostró partidario, en cambio, de un cierre total y temporario (de una semana o 15 días, por ejemplo), como también lo sugieren algunos expertos. “Hay un gran hartazgo social y eso no se cumpliría”, consideró. Pero sí insistió en reclamar medidas más severas, incluso, desde el próximo fin de semana.
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“Los fines de semana creo que debería plantearse un cierre de la mayoría de las actividades, como gastronomía y comercio, o que lo que permanezca abierto sea muy poco”.
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