Exequiel Nepote: “Cuando hay determinación y pasión, la vida te premia”
Pero a veces la vida da giros que uno no se espera. Mucho más cuando algo, como una pandemia, la sacude de una manera que
desacomoda todo lo que uno tiene, dentro de todo, planificado. Exequiel no fue una excepción. Porque si bien su última competencia internacional fue en el Panamericano de Estados Unidos, a fines de 2018, él siguió participando en diferentes eventos que, aunque requerían de entrenamientos menos intensos, hacían que se mantuviera en actividad.Hasta que en noviembre de 2019 comenzó con su preparación para lo que sería la vuelta a un torneo importante, como lo era el Campeonato Argentino que se iba a disputar en abril de 2020. Pero llegó el Covid y toda la historia que ya conocemos. Cerraron los clubes, piletas, gimnasios y prácticamente ese año no se volvió a meter a una piscina.
Pero Exequiel no se quedó quieto. Todo el que lo conoce sabe lo difícil que es que se pueda quedar sin hacer nada y mucho menos cuando lleva toda una vida dedicada al deporte. Es por eso que, junto con un amigo, Martín Fernández, con el cual entrenaban natación, ante la imposibilidad o lo complicado que se hacía poder retomar la actividad normal en las piletas, decidieron dejar la toalla, las antiparras y la malla de lado, para calzarse los cortos, unas zapas deportivas y una naranja que se convertiría, de ahí en más, en su nueva aliada.
Así llegó el básquet a la vida de Nepote que, hasta ese momento, más allá de alguna que otra vez en la escuela o un par de tiros esporádicos, jamás se había dedicado de lleno a ese deporte. Y remarco ese “de lleno” porque él es así, cuando arranca algo lo hace siempre con una intensidad propia de aquellos que transpiran profesionalismo y dedicación.
Tanta dedicación le puso a esa actividad de ir a la plaza 3 o 4 veces por semana, que ese hábito entre dos amigos se transformó en un grupo que iba creciendo cada vez más. Hasta que de pronto tenían un equipo que en pocos meses arrancó a jugar los torneos comerciales de básquet.
“Por mi forma de ser, elegí ir perfeccionándome un poquito ya que considero que nunca es tarde para aprender. Mi idea siempre fue jugar cada vez un poco mejor e ir entendiendo más el deporte. Sabiendo la dificultad que tiene el salir de un deporte individual para sumarse a uno grupal, pero por suerte todo se fue dando y el hecho de que al equipo (Club Circuit) le empezó a ir bien en el torneo, me ayudó a agarrar más ganas de seguirle metiéndole”, comenzó explicando Nepote con ese entusiasmo que tienen los que saben que con esfuerzo y ganas todo es posible.
Pero hay un antes y un después en ese cambio y tiene mucho que ver con lo que vivió durante toda su vida. Ya que la natación ha sido lo que acompañó a Exequiel desde siempre. Tanto es así que se puede decir que fueron “creciendo juntos”, desarrollándose al más alto rendimiento a lo largo de 21 años en los que fue federado. Innumerable cantidad de viajes para competir, donde pasaba semanas enteras en otras ciudades o países, dejando de lado un montón de cosas que como él mismo dice, “no se recuperan”.
“Cuando dejé la natación ocupé ese tiempo de competencia o del mismo entrenamiento intensivo (alrededor de 16 horas semanales en pileta de lunes a sábado, más 2 o 3 días de gimnasio de una hora y media o dos), para dedicar más horas al trabajo, pero fundamentalmente a la familia y amigos”, comenta con un tono de arrepentimiento y recuerda una charla con amigos durante una
juntada: “Cuántas veces chicos les dije que no podía venir a comer un asado porque al otro día entrenaba o competía y al día de hoy me arrepiento. Porque el tiempo avanza y todo lo que hoy nos perdemos de disfrutar, seguro el día de mañana nos arrepentiremos. El tiempo con amigos y con familia no se recupera”, expresó con la mirada fija en un punto lejano y con un dejo de nostalgia.Pero la vida fluyó y la llegada del nuevo deporte, de ese grupito de amigos que se juntaba a tirar al aro y que luego se transformó en un equipo de comercial, trajo consigo un montón de aventuras nuevas que un día, casi sin imaginarlo, le abriría una puerta que, fiel a su estilo inquieto, no desperdició.
El chico con el cual comenzó esa expedición hacia el mundo del básquet, es de la ciudad de Canals, y siempre cuando viajaba para allá se reunía con dos entrenadores, Norberto “Cala” Urrutia y Claudio “Caña” Iribe, con los que empezaron un proyecto que tenían desde hace rato y que era reabrir la escuelita de básquet del Club Atlético Canalense, cerrada desde hacía mucho tiempo. Pero todo fue un poquito más allá y ahí es cuando mágicamente se suma Exequiel al proyecto.
“Dentro de esa idea, estaba la misión de rearmar el equipo de primera con algunos jugadores de la ciudad y traer otros de la zona que estaban jugando el comercial y que no tenían compromisos con otros clubes. Ahí fue cuando me lo propusieron y mi respuesta automáticamente fue un sí rotundo”, comenta casi entre risas. Aunque luego aclara que le dijo al entrenador que “jamás había jugado al básquet y que no sabía si era lo que estaba buscando”, pero que le contestó que “sólo quería gente con ganas de sumar y aprender” y que si estaba interesado vaya a la prueba.
Así fue que junto con otros seis chicos se presentaron a la prueba, quedaron seleccionados y se sumaron al equipo donde actualmente todavía quedan cinco jugadores de Venado Tuerto jugando. “Por supuesto que el entrenador nunca me dijo que iba a ser una súper estrella o que tenía muchas condiciones para el básquet, pero sí que estaba en buen estado físico y que podía aportarle mucho al equipo. Que luego, con el tiempo, iba a ir adquiriendo más conceptos, herramientas y perfeccionando el juego”, explicó mientras casi sin parar de hablar, entusiasmado por el proyecto, agregó: “Así estamos, aprendiendo un nuevo deporte y qué mejor que hacerlo compitiendo en alto nivel, que es la clave de todo. Es un equipo totalmente nuevo que se está apenas conociendo, pero que sinceramente todos apostamos al proyecto. Particularmente, yo no sólo la paso muy bien, sino que también aprendo mucho, conozco gente y lugares nuevos, hago muchos amigos y fundamentalmente disfruto y esa es la clave de todo”.
Canalense es un club que recibió al nuevo deporte y a los jugadores de una manera excelente. Muy cálidos, gente de mucho trabajo que hace un esfuerzo enorme para brindarle a la ciudad un lugar donde los chicos puedan realizar actividades y dejar de estar todo el día frente a las pantallas o en la calle y Exequiel lo explica muy bien: “Es algo que sostuve siempre, los chicos tienen que estar haciendo cualquier actividad deportiva, pero en un club y no en la calle, cerca de los vicios o de otros peligros. Eso es una problemática que el club decidió trabajar y me encanta ser parte de eso. Somos una especie de vidriera para los más chicos, seamos buenos o seamos malos, siempre el objetivo es dar el ejemplo y hacerles entender que si trabajas duro se puede aprender, se puede divertir, pasarla bien y ese siempre fue el objetivo. Como siempre lo fue en la natación, ahora en el básquet es exactamente igual. No pasa por ser un excelente deportista en un deporte u otro, sino ser cada día un poquito mejor persona y dejar un mejor mensaje”.
Así es como ahora pasa sus días Exequiel Nepote. Entre el comercial con amigos en la semana, los entrenamientos los viernes con el equipo y la competencia formal en la Liga Prosur de Córdoba. Un tipo que fue capaz de reinventarse como tantos de nosotros tuvimos que hacer a lo largo de ese año donde la pandemia nos cambió de alguna u otra manera la vida para siempre.
Pero no fue solamente dejar un deporte para pasar a otro, porque él no es así. No hace nada sin compromiso o para pasar el rato. Algunos dirán que es un defecto, que tiene que relajarse un poco, y otros, como quien escribe esta nota, pensará que es un mérito. Porque nada de lo que uno haga en la vida sin el compromiso con el que Nepote lo hace, puede llegar a convertirse en ejemplo para nadie. Y “Nepo” es así, un espejo para todos aquellos que creen que ya está, cuando en realidad siempre hay un poco más de camino para recorrer. Con amigos, con el apoyo incondicional de la familia, pero por sobre todas las cosas, con la seriedad, el compromiso y las ganas que él le pone a todo. Con esa receta, el éxito está asegurado.